Ivancito
quise decir: Iván cuanto tiempo, que gusto verte; lo abrace y me dio un beso en la mejilla. Se veía guapísimo, más alto, ya era todo un hombre, había quedado atrás la imagen de ese muchachito retraído; me invito a una jugueria, me conto de su universidad, de sus logros; ya tenía 20, era todo un hombre sin embargo me miraba con esos mismo ojos que me hacían sentir tan especial. Pregunte por su padre y me conto que debido a su trabajo viajaba mucho más que antes y que casi siempre tenía la casa para él solo.
Le conté de mi trabajo, de mi rutina, reímos mucho de sus ocurrencias y terminamos paseando por un parque cercano, mientras hablamos me abrazo, yo acepte su gesto y así abrazados me acompaño hasta la casa en la que trabajaba. Jaqueline quieres salir conmigo este sábado?, yo me sonroje; hay Iván como vas a querer salir con una vieja como yo, debe haber un montón de muchachas guapas y lindas con ganas de que las invites.
Iván empezó a reír y me dijo que le gustaría invitarme a cenar y pasear un poco recordando viejos tiempos; uhmmm dude, está bien mi muchacho si eso quieres el sábado será, le di la dirección de mi departamento para que me recoja y nos despedimos con un dulce y cálido beso en la mejilla.
Cuando cerré la puerta de la casa donde trabajaba sin querer no pude evitar soltar una sonrisa de quinceañera. Los días pasaron rápido entre el trabajo y la rutina.
Llego el sábado y como hacia buen clima para salir a pasear me decidí por un conjunto blanco de encaje, unas patines de seda color miel para que resalte mis piernas, un vestido camisero blanco, bastante entallado que me llegaba hasta las rodillas, era insinuante pero sin exagerar, mi cabello ondulado me daba una aparaciencia bastante seductora, un maquillaje que tratara de ocultar el paso del tiempo, eso sí muy tenue y perfume en las zonas claves. El cinturón que llevaba ceñía mi cintura y pronunciaba mis nalgas. Iván llego puntual, nos saludamos con un cálido beso en la mejilla, te vez estupenda Jaqueline; gracias Iván respondí sonrojada, tú también Iván.
Nos subimos en su auto y la noche estaba estupenda, el cielo despejado, una briza suave; nos dirigimos hacia un restaurant turístico con una preciosa vista, donde conversamos amenamente y nos dispusimos a cenar, Iván no perdía oportunidad para mirarme el escote y el comienzo de mi canalillo, también miraba mis muslos, cosa que me provocaba ruborizarme, para acompañar la cena pidió un vino blanco, que era dulce al paladar, cuando acabamos la segunda botella y ya había terminado nuestra cena, salimos a pasear por el boulevard mientras Iván me tenía de la cintura me sentía como una chiquilla, estábamos muy a gusto.
Iván me propuso irnos a un local que estaba cerca para bailar un poco; acepte aunque me sentía cortada, además el vino ya se me había subido un poco. Me sentía alegre y dentro del local Iván pidió unas bebidas para luego sacarme a bailar. Me sentía tan feliz, tan libre, tan sensual como hace muchos años no me sentía. Cada vez nuestro trato era más cercano, nos hablábamos muy cerca al oído, su mano izquierda que antes estaba en mi cadera ahora había bajado suavemente hacia mis nalgas mientras me hablaba al oído, me planto un beso en el cuello. Mi cuerpo se escarapelo, retrocedí nerviosa: que haces Iván??, sin notarlo un botón de mi escote se había abierto y le permitía tener una vista completa de mis senos y brasier.
Iván no dijo nada pero me atrajo a el abrazándose de mi cintura y atrapando mis senos a su pecho, no nos dijimos nada más. Acerco su boca a la mía y empezamos a besarnos, era un beso cálido, suave, con pasión, que me estaba quemando y excitando. Terminamos abrazados besándonos en la pista de baile.
Luego de besarnos nos quedamos mirando, mi respiración era agitada, pero no podía decir nada, no quería; Iván me tomo de la mano y me llevo a una mesa algo apartada, me rodeo con su brazo y volvimos a besarnos, su mano acariciaba mis piernas, mientras jugábamos con nuestras lenguas. Siempre me gustaste Jaqueline, me dijo; no te vayas por favor quédate conmigo.
Esa miradita, la conocía desde hace tanto, era el mismo muchachito que había conocido, no es cierto ahora era un hombre, un hombre que me tenía súper excitada, tal vez este encuentro estaba destinado desde hace mucho, desde antes de conocernos incluso. Soy tuya Iván, me oí decir, para luego abrazarlo y besarlo mientras mi mano buscaba y acariciaba su pene.
Tenía un buen tamaño, estaba tan duro, tan caliente; la apreté sobre el pantalón; Iván se paró, me cogió de la mano y me llevo hacia su auto. Ahí dentro nos volvimos a devorar nuestras bocas, encendió el auto y me llevaba hacia su casa. Ambos nos tocábamos, cuando podíamos, me vi recostada en el asiento con varios botones abiertos y mis senos libres de mi brasier eran masajeados y estimulados por Iván, mi mano busco su pene y lo frotaba sobre el pantalón, ambos estábamos absortos en darnos placer.
Por suerte no chocamos y llegamos rápido a su casa, me recompuse la ropa y entramos abrazados, ni bien cerró la puerta de la casa me arrincono a la pared, me abrió el vestido y empezó a besar mis senos súper ansioso, los lamia y chupaba con un hambre voraz, mi vestido ya estaba en el piso y solo llevaba mis pantis, mi tanga y mis tacos que me daban un aspecto sensual. Bajaban sus labios de mis senos y ahora se depositaban en mi abdomen lamiendo mi ombligo, y lamia suavemente bajando cada vez más hacia mi entrepierna.
Un suspiro mezclado con gemido salió de mis labios suplicándole que no se detenga, bajo mi panty hasta que cayó al suelo y jalo hacia arriba mi tanga dándome placer y dolor, volvió a besarme y solo con esas prendas me llevo de la mano hacia su habitación, me sentía tan excitada que empecé a desnudarlo mientras nos besábamos, lamia su pecho, sus tetillas, uhmm su olor me embriagaba, me tomo suavemente de mi mejilla y me hizo arrodillarme y coloco su pene en la punta de mis labios.
Chúpamela Jaqueline
. Su olor era fuerte, embriagante, mi cuerpo se estremecía al estar cada vez más cerca de su verga, me quemaba el deseo, hundí mi cabeza suavemente entre sus piernas para lamer su verga, la probé era divina, sentirla en contacto con mis labios hizo que mi entrepierna temblara, abrí mi boca y comencé a metérmela y chuparla como si fuera lo único que existía Iván suspiro provocando que se siente en la cama gimiendo por el placer que le daba, me cogía de mis cabellos y el marcaba el ritmo de mi felación. Me sentía súper excitada, con una mano le acariciaba los testículos y con la otra me masturbaba. Uhmmm
Que divino era tener el pedazo de verga de Iván en la boca
lo sentía suspirar y gemir; mientras me la metía en mi boca y chupaba enviciada
quería más y más verga, tenerla dentro de mi boca, llenarme de esa verga; estaba hirviendo y mi sexo estaba completamente húmedo.
Dueño de un control y seguridad que no le conocía me cogió de los brazos e hizo que suba encima de el para enterrarme su verga en el fondo de mi entraña, gemí excitada, lo abrace mientras ese fierro hacia suyo mi vagina, empecé a menear mis nalgas y saltar sobre su pelvis, produciéndome placer, mis senos botaban sobre la cara de Iván y el empujaba con fuerza para perforarme una y otra vez; hizo un movimiento dejándome en 4 sobre la cama y él se colocó detrás mío.
Siempre quise tenerte así Jaqueline
Cáchame entonces Iván, soy tuya. Le dije casi gritando; su verga entro como fierro hirviendo y empezó a penetrarme una y otra vez, coloco sus piernas sobre las mías y se movía con rapidez, aaaaaaaa uhmmmm aaaaaa si asiiiii dame tu verga.
Estaba casi mareada de tanto placer hasta que explote en un orgasmo que me provoco un grito que todos los vecinos deben haberme oído.
Caímos cansados sobre la cama y nos quedamos dormidos abrazados.
Continuara