Sábado 31/08
El público, como todo sábado, estaba angustiado, algunos con evidente síndrome de abstinencia (por la adicción al sexo) probablemente sin un puto mango en el bolsillo pero con la promesa de aplacar esa noche la furia arrecha con la vista, fisgoneando, de sapos o simplemente pajeros.
La veterana Cory dejó el proscenio, y ante los rumores que Lucía, la mondonga, no quería hacer "sexo en vivo" porque la paga era paupérrima, la gente se miraba y entre su silencio y vociferación sorda bajo el parlante chillón tenía la esperanza que alguna perra se lance al escenario y muestre sus sucias y húmedas partes para el deleite de Onán. Apareció la matrera Azumi, la charapa delgada de esbelta figura que en la oscuridad esconde astutamente la vejez de sus más de tres décadas, la maternidad de cafetales desconocidos y los miles de cacheros que contaminaron esa piel ajada. Sí, aún excitaba a muchos, mayormente a los novatos. Llegó el momento esperado, la cachería en vivo. O quizá sólo habría baile como lo suele hacer la reencauchada Gladys, que por cierto hoy animaría ante la ausencia de Marina, en encerrona con Gargamel.
Un voluntario se lanzó o se sentó en el sillón tántrico, quizá lo planificó toda la semana, o de repente fue una acto impulsivo, no se sabe, de todas maneras era su día, estaría en su prime, parecía vislumbrase en su mirada maníaca. A continuación apareció Lucía desparramando su humanidad y ese cabello largo y mirada coqueta. Estaba poseída la perra. Dentro de ella, pensaría que sucumbirían a sus encantos. Y claro, arrugaron, ofreciéndole de seguro un pago adicional y la gratuidad de su room sabatino. Empezó a contornearse sobre el obrero voluntario, y acto seguido le aplicaron el sombrero chotano. Ya calato él, pensó: este es mi día. Lucía, cual jineta sucia de Moyobamba montó al albañil de la ampliación del nuevo aeropuerto, empezó con el fucking fucking y el público emocionado empezó a corrérsela con los ojos. Bob el constructor de Gambeta arremetió su furia cacheril y empezó a darle en perro, en honor a la campaña "adopta/no compres"; mientras Azumi hacía ademanes de chape con Lucía y movía su cabellera de Pocahontas nororiental. Lucía insistía en provocar a las masas, pero estas estaban mayormente en modo chongo (sic) y gritaban frases ininteligibles. El tiempo pasaba, creo que el reloj putero se activó, porque al parecer Lucía creía que ya era hora de acabar y nada. El cofrade seguía activado. Para ello, y ante el asombro de los presentes, la charapova Azumi le cambió el poncho y se lanzó al cache. Hay que ser caballeros en reconocerlo, esta vez Azumi fue más...Logró con sus técnicas amatorias lo que parecía una continuidad en el denominado "show de sexo en vivo" de los sábados del Bote, el coito interruptus o la muerte del pájaro en vivo. Bob arremetió contra la flaca y logró eyacular su desquiciada descendencia en el jebe que luego Parchís recogería, o mejor dicho, mandaría a limpiar al Wolverine enano del Bote. Aplausos, la misión se cumplió. Los concurrentes se difuminaron y una Lucía, lucía derrotada por su amixer Azumi con la cuál se congelaban echadas en la tarima del B13 semanalmente en el Bote.
SALUDOS.