Cap. 7
La rubia de los tatuajes había llegado de Chile. Le fue muy bien; pero, como suele suceder, no ahorró nada. Envió un poco de dinero a su familia en Lima, pero la gran parte de su dinero se lo gastó en licor y en drogas. Este oficio, si no lo sabes controlar te consume el alma. Si no tienes un horizonte a donde apuntar. Si no tienes claro a dónde vas eres presa fácil de cualquier tormenta. Es que el dinero empieza a llegar todos los días. Lo que antes podrías juntar en una semana, aquí lo obtienes en algunas horas al día. Si lo malgastas, sabes que al día siguiente lo puedes recuperar fácilmente. Eso es lo que inicialmente pasa, si empiezas con el despilfarro, si intensificas las dosis de alcohol o peor aún si inicias con drogas ya no hay vuelta atrás. La rubia de los tatuajes, tenía mucho por contar. Amanecí medio adolorida, pero fresca.
Con mucha hambre. Salgo a la cocina a ver si hay algo para comer y ahí está la rubia. Ya estaba bebiendo. Aun con resaca me llama por mi nombre y me ofrece una bebida. Me sirvo una copa, pero no la consumo. Me siento al costado de ella. Me quiere hablar. Me quiere contar su historia. Le caigo bien.
Miluska y la rubia se conocieron hace un año atrás. A diferencia de nosotras, ellas se conocieron en una discoteca. De amigos en común o clientes en común. No lo llegue a saber. Se hicieron amigas y a la rubia le presentaron la oportunidad de viajar a Chile, a una zona minera donde se cobraba bien y había bastante demanda. La rubia ya llevaba un par de años en la gran manzana y ya había perdido su exclusividad. Ya no estaba de moda. Es que todos los días ingresan nuevas chicas a este oficio. Algunas se retiran ese mismo día y otras crean resistencia y se quedan meses o años. Eso le paso a la rubia. Se quedo y ya no podía competir. Así es que Chile era su salvación. Ahí si era la novedad. Los servicios le llovían. No solo en fines de semana. En la zona minera todos los días eran fines de semana. Hasta me daba pereza de atender, es lo que me dijo. A los meses entró en soledad. Estar en tierras extrañas, con mucha envidia y peligro. Empezó a extrañar, entre otras cosas, a su gran manzana. Así que ese vacío se fue llenando con el licor.
Empezó a beber casi todos los días. Los últimos días ya estaba totalmente sumergida en el licor. Ya hasta sus clientes frecuentes ni la llamaban. Hubo muchas veces que empezó a atender ebria o drogada. A muchos de ellos les causaba repudio y asco. Es así como, al no poder dejar el vicio, empezó a cambiar de perfil de cliente. Ya no buscaba al que pagaba bien, sino al que al menos le pagaba algo para drogarse. Estaba en caída libre.
Ese último día tocó fondo. Amaneció tirada, ni siquiera en un parque sino cerca a los contenedores de basura. Descalza y con la ropa desgarrada. No se acuerda de nada. Entró en catarsis. No sabía qué hacer. Lo único que pudo hacer es llorar. Empezó a recordar sus inicios en Lima. En la gran manzana. Una vida de comodidades con sus primeros clientes. Un mundo color de rosa. Donde podía alternar de vida. Lo tenía todo. En el día con sus clientes y en las noches con su enamorado y compartir en familia. Se daba el lujo de invitar a salir a sus amigas y familia. Aun no conocía la bebida y peor aún las drogas. No tenía ni fuerzas para levantarse del basural. Ni tampoco quería hacerlo. No quería despertar. Dormir era su despertar y su vida era la pesadilla. Es así como reaccionó. No sabía quién le había hecho tal daño, pero poco le importaba en realidad. Quería regresar. No mañana sino hoy mismo. No tenía dinero. Ni quería regresar a su habitación. Ya no tenía amigas a quien pedir apoyo. En realidad, nunca las tuvo. Nadie es amiga de nadie en ese lugar de . Es lo que me dijo. Es así como se comunica con Miluska. Ese día que la vi en el Western Unión, el día que la conocí, le estaba enviando dinero.
Poco le duró la abstinencia. Apenas recibió el dinero, se lo terminó todo en drogas. Ya no tenía el control de sí misma. Así terminó un hospital donde le dieron atención y desintoxicación. Esa limpieza le dio la oportunidad de poder regresar. Miluska, volvió a confiar en ella. La rubia regreso a Lima por tierra. No sé cómo he podido aguantar todos estos días, pero ya estoy aquí. Mi familia aún no sabe nada. Creen que aun sigo en Chile. En los momentos de sobriedad las llamaba, pero saben que no me iba bien. Me pedían que regrese. Ya no les enviaba nada de dinero. Les dije que me habían despedido y estaba buscando un nuevo trabajo. No me creyeron.
Ya tengo algo de dinero acumulado, pero aún no tengo planes de dejar la gran manzana. Es sólo encender mi celular travieso y colocar unos estados para no dejar de salir de habitación en habitación. De hotel en hotel. Hasta me resulta divertido. Otra vez, la suerte está conmigo. Apenas y veo a Miluska y a la rubia. Me dicen para ir almorzar juntas, pero el celular no deja de sonar y no me puedo detener. Les escribo que ya para la noche mejor. Reniegan, pero me entienden. Me llega un mensaje al celular personal. Es del cliente joven. El que me cautivó. No lo tenía grabado, así que me animo y lo agendo en mi directorio. Me sale su nombre. Aunque ya lo sabía. Me alegre de saber que no me mintió. Dante.
Estaba tan ocupada esos días, entre cliente y cliente. Luego compartiendo con las chicas. No quería desviarme de la meta. Quería seguir acumulando dinero en mi cuenta. Ya poco me llamaba la atención, hasta que empecé a ver los estados de Dante. En mala hora que lo guarde en mi directorio. El saber de él día a día. A veces acompañado de chicas guapas o paseos. Inexplicablemente me estaba dando celos. Celos de una persona que no era mía. Por momentos hasta me daba pena atender a desconocidos. Quería verlo.
Era cuestión de días para que la rubia recaiga en drogas. El día que llegó de Chile se fueron a beber con Miluska. No me llamaron porque querían tiempo para ellas. No conversaron mucho porque directo se fueron a un bar. A beber tequila por montones. Así en pocas horas y ya estaban ebrias. Luego se fueron a una discoteca, para mala suerte de Miluska ahí estaba uno de sus clientes habituales. Estaba con su esposa. Ya algo sabía que tenía un cliente con el cual se veía de forma muy regular. Ambos sentían una atracción que Milu empezó a mal entender. El cliente le había contado más de la cuenta talvez. Esa noche, con todos los tragos encima Milu, se acercó a su cliente y le empezó a reclamar a su mujer porque no valoraba a su esposo y demás cosas. Como broche de oro le increpó que por su culpa él tenía que recurrir a damas de compañía, para decirlo de modo sutil. Se armó todo un show en la discoteca. Ya luego cuando se le estaba pasando la borrachera es cuando reacciona y me llama. Perdió a su príncipe azul y a su principal cliente. La rubia tenía ese talento de descontrolar las cosas. Un huracán. Una manzana que llegó infectada. No sabía cómo ayudarlas.
He renovado fotos para mi perfil de la web. No me gusta estar muy calata. Prefiero las fotos más sugestivas. Ya tengo una cartera de clientes a las que cuido bien, pero como siempre hay nuevos ingresos en la gran manzana debo estar fresca y renovando. Me dicen que en dos días ya debe estar actualizada. Emocionada reviso en la web, pero no logro encontrarme. Ya estando ahí me pongo a ver los perfiles de algunas chicas. Hay algunas con cuerpos de infarto y otras más bien que ya deberían estar en retirada. Me rio. Por casualidad hay un perfil que me llama la atención. Esa silueta me parece conocida. Ingreso a revisar y efectivamente se trata de Ivonne. Está de vuelta. Esta como independiente. No tiene mi número peor aún mi otro número de traviesa. Pido información y recibo una auto respuesta. Esta de independiente y en la gran manzana. Es cuestión de tiempo que la vuelva a ver. No terminamos bien ese último día. No quise recibir explicaciones ni nada de ella. Estaba decepcionada.
Pensé que podría ser bueno volver a saber de ella. Era consciente que de seguir con la rubia y Milu podría también seguir ese camino. Ya estar con ellas no era lo mismo. Si no había alcohol de por medio ellas estaban en modo zombi. Con Ivonne si salíamos por las noches. Nos divertíamos en los límites de lo normal digamos, pero más allá de ello tenía curiosidad de saber más de ella. Tal vez sería bueno cerrar las historias o retomarlas. Así que le envié un mensaje: "hola Ivonne, soy Samantha".
Ya no frecuento mucho el depa de Milu. Le he dicho que en mi casa están sospechando y cosas así. No me insistieron mucho porque ya estaban más sumergidas en el licor. No sé, pero sentía que en cuestión de semanas ya la sacaban del depa. No sé si fui buena amiga, sobre todo con Milu, pero teniendo de compañía a la rubia era muy difícil ayudarla. Estoy en mi cuarto, bañadita fresca a punto de ver una peli y dormir. Llevo 3 días sin atender. Me he dado unas cortas vacaciones. De pura casualidad enciendo mi celular travieso. Hay chats sin leer que no quiero responder. En realidad, seria en vano porque más que seguro ya todos ellos se atendieron con alguna damisela. Veo el de Ivonne. Se alegra de saber de mí. No sabe que aun seguimos siendo colegas. No le he dicho nada. Me pide disculpas por lo que paso. Me escribe un texto bien largo. Me cuenta algo de sus cosas. Entre ellas que su enamorado se enteró que ella hacia salidas. Entró un poco en depresión, pero no tenía ni sabia de otra forma para salir a flote.
Volvió al ruedo y ahora le da a toda máquina como dice ella. Sería bueno que nos encontremos algún día. Le dije que sí. Que si me gustaría saber de ella. Me envía carita feliz y de pronto entra un mensaje. Es del cliente que me saco de la gran manzana. El del hotel exclusivo. Lo tengo guardado como Lord. Me dice que estaba fuera de Lima. En realidad, no volví a pensar en él desde aquella última vez. Lo salude sin mayor expresión. No fue al propósito. Al parecer esa actitud lo incendió.
Me dijo que quería verme hoy mismo. Ya entrada la noche. Le dije que ya estaba duchada y en pijama. Eso lo puso más arrecho aún. Que quería verme y que lleve el pijama que estaba usando. Con las mismas condiciones que la última vez. Entendí que me pagaría por 3 horas. En otras circunstancias hubiera salido hecho un cohete, pero esta vez tenía la opción de poder pensarlo. Lord está descontrolado. No le he respondido su último mensaje y me vuelve a escribir. En realidad, no tengo ganas de salir. El riesgo es muy alto de poder perder a tan semejante cliente. Aunque también sé que soy una obsesión. Una calentura pasajera. Luego encontrará alguna otra dama que lo vuelva a encender. Lo he notado por la rutina que lleva al tenerme consigo. Absorbe la fruta hasta que ya no siente excitación. Soy como su primer sorbo de gaseosa, pero también sé que aún lo incendio.
Probablemente sean un par de salidas más y ya dejaría de escribir. No me voy a casar con él así que mejor le respondo y tomo ese dinero conmigo. Me recuerdo de aquella habitación con jacuzzi que no pude usar. Vuelvo en mí y le respondo con una disculpa. Que estaba medio soñolienta. Le dije que sí. Me pongo algo ligero y voy para allá.
Ya en el taxi, veo los estados de Dante. Sabe que lo veo. Él si tiene mi número personal. Reiteradas veces me quedo viendo sus estados. Se apodera de mis unas ganas locas de verlo. Me late el corazón. Me siento un poco mal de ir a ver al Lord. Me molesto de sentir atracción por alguien. No quiero enamorarme. En otro momento, estaría re feliz de ir a ver al Lord. Saber que la voy a pasar bien. Que tendré múltiples orgasmos y la billetera llena de billetes, pero no es así. Me duele el corazón. No es Dante, soy yo. Creo que quiero sentirme amada, al menos querida por alguien. Quiero tener un orgasmo en el corazón.
He llegado al edificio. Es un hotel de lujo. El mismo de la última vez. Me presento y subo a la habitación. Ya estoy en el piso. Saliendo del ascensor rumbo a la habitación del Lord. Ya estoy resignada. Debo seguir. Me llega un mensaje. Ya estoy por tocar la puerta. No quiero leer nada. Busco el celular solo la intención de ponerlo en silencio. Es un mensaje de Dante: "sé que piensas en mi". Me quedo inmóvil. No puedo avanzar más. Estoy justo en el otro lado de la puerta. Pasan segundos que, para el Lord, del otro lado parecerán horas. No avanzo más. No sé si dar media vuelta. Me duele el corazón. Me siento mal. De pronto me abren la puerta. Es el Lord. En toalla. Me mira y con un gesto me invita a pasar. No hay vuelta atrás.
Le digo que si puedo tomar una ducha. He llevado el pijama que me pidió. Al llegar lo noto con la pija ya para dar batalla. Seguramente desde que tomó el avión a Lima está pensando en mí. Es el momento cumbre de tantas pajas previas. Ahora estoy con él. La chica del momento. La que lo enciende. Tiene muchas expectativas de mí. Me dejaré llevar tal como la última vez. Seré muy obediente y me dejaré hacer todo lo que él quiera. Es así como le gusto. Me ha visto en mi pijama. No es una nueva. Es la que siempre uso y eso lo enciende aún más. No sé si me ve a mi o en mi se imagina a alguien más. Lo cierto es que lo enciendo por montones. Noto un ligero temblor en sus piernas al verme. Aun no me ha tocado, pero está muy angustiado de tenerme. Ya estoy a su merced. El lobo nuevamente tiene a su presa. No hay escapatoria.
Está totalmente desnudo. Yo aun con el pijama. Me pone de espaldas y delante al espejo siento su verga erecta en mis nalgas. Me huele como perro sabueso. Le excita el olor de mi cuerpo y de mi pijama. Se le acelera el corazón. Siento como su respiración va en aumento y la verga en extremo dura. Me pasa sus manos por encima del pijama. No se puede contener y me quiere tener toda en ese momento. La excitación lo aborda. Se ha salido del guion. Esta improvisando. Le agrada y me agrada. Ya mi mente esta más despejada. Me empiezo a mojar y me agrada. Verlo apoderarse de mí. Nunca, pero nunca hubiera imaginado esta situación. Un lobo mayor apoderándose de mí. Me empieza a desvestir lentamente. Se sienta al borde de la cama y me deja en ropa interior. Me devora con la mirada. Me limito a quedarme quieta. No hago más nada. Él sin tocarme lo hace todo. Se empieza a tocar la verga. Empieza a derramar unas gotas de semen, toma mi top y se lo pasa por la verga. Se limpia y me pide que me arrodille ante él. Coge mi cabeza y me lo lleva a su pija. Es venosa y está en extremo dura. No está totalmente depilado. Me agrada. Lleva vellos púbicos canosos. Le da un toque especial.
Le mamo la verga haciendo todo lo mejor que puedo. Ya he visto algunos videos y le pongo especial esmero. No dejo de verle a los ojos y eso lo enciende. Me toma de la mano y me sube a la cama. Me prepara para un 69 y es lo más rico que he sentido. Tiene un especial talento en su lengua que me vuelve loca. Apenas puedo mamarle la pinga en esa posición porque los espasmos se apoderan de mí. Se excita aún más cuando se lo dejo de mamar porque sabe que no me puedo contener. Que su lengua traviesa no deja de curiosear en mi coñito que no para de lubricar.
Me tiende en la cama y me pide sacar la lengua. Me golpea la lengua con su pija. Es un recreo. Un recreo para retomar con más fuerza. No es agresivo, pero si toma el control. Me mete la pinga en la boca y me esmero en hacerlo gozar. Le digo cosas. Le hago saber que me gusta todo lo que me hace. No estoy mintiendo. Es la antesala a lo que vendrá. Me está preparando para darme por el rabito. Ya sé lo que viene y eso me pone más caliente aún. No paro de mamarle la pija y verlos a los ojos. Me retira la pija y la pone entre mis senos, que no son muy grandes, pero prefiere estar ahí. Me toma de las manos y me pide que junte los senos. Es algo que nunca hicieron conmigo. Me agrada verme al espejo así. La pija en mis senos. Me excita mucho. Luego toma mi coñito y empieza a tocarme el clítoris como él lo sabe hacer. No puedo con el placer de sentir y verme sometida. Estoy por explotar y él lo sabe. No deja de sobarme abajo hasta que no puedo más y nuevamente he expulsado ese liquido por chorros que me deja hasta desfalleciente. Ambos estamos sudando a chorros. Se va a la ducha y no tengo ni fuerzas para levantarme.
Se acuesta a mi lado y me abraza. No siento que necesite amor. Más bien me transmite seguridad, pero como digo está actuando diferente. Ambos hemos dormido un rato. Ya despierta me percato que hay una maleta grande en la habitación. Si sabía que había llegado de viaje, pero es raro que tenga la maleta. Tal vez quiso primero verme y luego recién llegar a su casa. Luego pensé que tal vez lo votaron o se fue de su casa. No pregunté nada. Se despierta y la pija nuevamente empieza a tomar su tamaño. Se la acaricio con las manos para luego llevármela a la boca. Me corta y me dice para ir al jacuzzi. Me sorprendió un poco, pero me agradaba la idea. Definitivamente está improvisando. Algo le pasa. Hemos estado buen rato en el jacuzzi. No me ha pedido nada más que mi compañía. Casi en silencio. No me ha preguntado casi nada de mí y peor yo aun de él. Nos secamos y volvemos a la cama. Su celular no ha sonado, pero el siente o espera una llamada o mensaje. Se acerca a revisar y su rostro cambia. No sé si es una buena o mala noticia, pero su actitud indica que se tiene que ir. Me pone en perrito y me lame la colita. Nuevamente me acuerdo a esa primera vez con él.
Es todo igual. Se ha olvidado de la noticia que le dieron en el celular y se toma su tiempo en disfrutar mi rabito. Le encanta la sensación y el olor. Me ve sometida ante él. El mundo es suyo. Creo que fue una buena noticia. Ya está más relajado y disfruta segundo a segundo de mí. Me excita y siento como su lengua entra en mí. Me encanta sentirlo, le digo cosas y lo enciendo más. Ya no puedo con la arrechura. Él mismo se coloca el condón y sin mayor preámbulo entra en mí. Que rico sentir el espesor de su pija caliente entrando en mi rabito. Es una sensación de dolor agradable. Sentir sus embestidas y verlo ante el espejo hasta que mis piernas no me puedan sostener. Me derrumbo en la cama y él encima mío. Sigue bombeando hasta sentir el calorcito de su leche en mi culito. Nos quedamos tirados en la cama.
Quiero darle más placer. La hemos pasado bien, pero siento que le falta aún. Me da la sensación de que no está del todo satisfecho. Me despierto y ambos aun en la cama le empiezo a acariciar la pija. Quiero hacerle un oral y hacerlo terminar en mis senos. Me gustó mucho verlo en esa posición. Hago mi mejor esfuerzo, pero la pija no toma forma. De pronto se levanta. Se tiene que ir. Toma una ducha y le digo para ducharnos juntos. Me llama con la mirada. Creo está un poco avergonzado de que la pija no da segunda batalla. No lo sé, pero me gustó bañarme con él. Fue una atracción mutua. Ambos son sentimos reconfortados.
Ahora que tengo la oportunidad de quedarme en el jacuzzi ya no se me antoja. De igual manera ya lo usé con el Lord. Me quedé pensando en él. ¿Cuál será su historia?, ¿Por qué andaba con tremenda maleta? Espero me vuelva a llamar pronto. Vuelvo a mi teléfono. Milu y la rubia están en una disco, me envían foto de una botella de tequila a medio llenar. Ivonne también me ha escrito. Dante ya no ha escrito más. Estoy muy tentada de escribir a Dante y salir a caminar por ahí. Ya casi es media noche. No quiero ser inoportuna. Reviso los estados y veo que está en una casa de playa. Se me quitan las ganas de escribirle. Me voy a mi casa mejor. Llega un mensaje al celular travieso que he olvidado apagar. Reviso el chat y es un mensaje del Lord: “¿aun estas en la habitación? Estoy de regreso”.