ROSITA
Me caché a la empleada de en frente de mi casa, chantajeándola, fue en la librería que atendía, hasta por el culo le logré dar, me la mamó y todo.
Ahora los detalles.
Tendría 10 años cuando llegó Rosita al barrio, se vino a vivir con una pareja de viejitos españoles, cuyos hijos se habían casado y viajado al extranjero, Rosita hacía de chacha, pero ella decía que era la sobrina de los tíos. Entrando ya a la edad pajeril, comencé a verla con otros ojos, en los veranos salía con unos shorcitos, o mejor con un shorcito rosado apretadazo (creo que por buen tiempo fue el único que tenía), que hacía relucir lo mejor que tenía, unas piernotas blancas y un señor culo. Cuantas pajas fueron a su nombre, cientos creo, incluso cuando comencé a cacharme a la sirvienta de mi tía, alucinaba que me cachaba a Rosita. Sin embargo, esta no hablaba casi con nadie, bien calladita era, sólo a veces salía a su jardín y conversaba con su vecina, una tía, esposa de un oficial del ejercito, con tres hijos, esa tía ha sido lo más rico que ha pasado por mi barrio, a su nombre también fueron muchas pajas. Rosita pasó a atender la librería que abrieron sus “tíos”, además de ocuparse de la casa.
Por mediados de los 80 llegó a mi casa un hermano de mi papá, residía de Los Ángeles y trató muy bien a mis papás en su estancia por allá, así que vino a pasar un mes por acá para el quince de mi prima, su hija. Por problemas con sus papeles, mi tío estuvo cerca de un año en mi casa, era pinga loca hasta el culo, al mes se estaba cachando a la tía de la tienda y a la hermana de una vecina, pero le echó el ojo a Rosita, no se como la convenció para salir, se la llevó a comer, a bailar a no se donde y de ahí al 5 y medio (ve éste conchasumare). El huevón me contaba, “carajo, llegamos al cinco y la cojuda no se quería quitar la ropa, no quería chupar la pinga, un polvo hasta el culo sobrino, una cagada, nunca más vuelvo a salir con esa ”. La chola parece que se templó de mi tío, yo contestaba el fono y me ganaba que era ella, la cojuda lo buscaba (después me enteré que este pendejo le había dicho que se la iba a llevar a USA), y este ni huevón, se la siguió cachando hasta que se quitó.
Pasaron unos años, yo seguía enfermazo, pese a que ya me estaba cachando a la sirvienta de mi tía, de vez en cuando me metía una paja pensando en las patazas y culazo de Rosita, tenía que hacer algo. Lo que se me ocurrió fue conseguir su fono (guía telefónica básico) y llamarla para decirle que tenía un encargo de mi tío para ella (cuentazo por supuesto), así que quedamos en encontrarnos en un parque un poco lejano, la saludé con un beso y de frente le dije “viene mi tía, la esposa de mi tío Héctor, y se ha enterado que él la engañó acá, quiere que yo le diga quien ha sido para joderla, me lo ha dicho a mí porque no quiere que se enteren mis papas, por ahora”, lo cual me pareció la mejor historia que pude inventar. Puta que Rosita se puso blanca, quería llorar “que van a decir mis tíos” me decía. En eso, mi mente pajera echó a andar su plan, le agarró la pierna y le digo “no te preocupes, yo te voy a ayudar, pero tienes que estar conmigo, ser mi enamorada, me gustas desde hace años”. Ella me sacó la mano, me empujó y puso una cara de “que te has creído imbécil, yo soy una mujer tu eres un niño ¿Cuántos años tienes? ¿Quince?, además ¿Cómo crees que voy a estar contigo?, no me gustas nada”. Me cagó, me sentí hasta el culo, no porque estuviera enamorado de esa cojuda, sino por mi amor propio ¡Me había arrochado una sirvienta!, la concha de su madre, se paró y me dijo “no te creo nada, eres un enfermo” se voltea y se va, en la volteada que dio para quitarse, no aguante y le mande la mano al culo, ella voltea y me da un palmazo en la mano y se va. Regresé a mi jato derrotadazo, y palteado, pensaba que la chola le iba a decir algo a mi vieja, pero no paso nada, parece que el cuento había calado en algo. Cada vez que me cruzaba con ella a solas por el barrio, le agarraba el culo o las piernas, una vez las tetas, ella me jalaba el pelo, me insultaba, hasta que una vez me metió un cachetadón, ahí si me empinché y le dije “ya te cagaste serrana de , ya viene mi tía y te voy a cagar para que te saque la , tu no la conoces”, medio que se palteó, así que caminó rápido y se quitó.
Una tarde, en plena visión de mis pornos, mi vieja que me llama y me dice que no me olvide que tenía que comprar laminas para hacer mi trabajo “” dije, “el trabajo es para mañana”, además que la luz por esos días se iba a eso de las 5 o 6 p.m., tenía que apurarme. Con pana y elegancia voy a la librería de los tíos, y encuentro a Rosita atendiendo, me ve y se pone pálida, “no te asustes, todavía no llega mi tía, recién la próxima semana, dame tu catálogo de láminas para ver”, y me cagué de la risa, así que comencé a revisar y a elegir, de pronto me dice “verdad que viene tu tía”, le respondo que si, se puso a renegar, a decir que nunca debió salir con mi tío, que ella nunca ha tenido esos problemas y huevada y media más. “Yo hablé contigo, no quisiste y encima me metes una cachetada, ahora te vas a joder pues”; ahí comenzó a ablandarse, me dijo que disculpe por la cachetada, pero que yo me pasaba, que como la iba a manosear en la calle, yo me hacía el huevón y le pedía láminas. “No le digas a tu tía nada por favor, te doy plata si quieres”, yo seguía haciéndome el huevón, a pesar que detrás del mostrador estaba al palazo. “¿Cuánto quieres?” me dice, aprovecho y le digo “hay que ver pues, tenemos que hablar”, “ahorita” me dice “yo no quiero hablar nada contigo”. En eso se va la luz, pero todavía era temprano, estaba claro, le digo “voy a dejar mis laminas y regreso, ahí dejamos todo claro, no cierres porque sino te cagas conmigo”.
Así voy a mi jato, dejo las láminas, y con un cuentazo salgo a la calle, llegó a la librería (a la vuelta de la casa de Rosita), la veo cerrada, pensé “chola de , me cagó”; en eso, veo que se abre la puerta de metal, aprovecho y me meto, encuentro a Anita con su “tío”, el cual me ve y dice “hola hijo pasa, seguro vienes por algo” (no viejo huevón, vengo a tratar de cacharme a Rosita), si le digo, por unas láminas, el tío me dice “yo estoy viniendo a ver nomás, Rosita cierra, pero antes que te atienda”. Le doy las gracias y el tío se va. Ahí comienzo a hablar con ella. “Apúrate, cuanto quieres” me dice, “lo que quisiera es meterte un puñete por esa cachetada me metiste serrana de , que te has creído tu para pegarme, estás bien huevona”, la cojuda medio que se palteo, me dice que ya me había pedido disculpas, pero que yo tenía la culpa por mañoso y que no la insulte; en eso me le tiro encima y ella me decía “no me pegues por favor”. Estaba cojuda, que le iba a pagar, lo que quería era cachármela como sea. Así que le digo “no te puedo pegar, ya te dije que me gustas”, y me mando a besarla, ella se resiste con todo, no habría la boca, me jalaba los pelos, en una le agarro de los brazos y le digo, “si me arañas te cagas conmigo” y comienzo a agarrarle el culo, las piernas, las tetitas que tenía, ella se comenzó a resistir peor, me mordió el hombro, así que le metí la mano a la concha con todo “au” dijo, me puso más arrecho, no gritaba pero se resistía.