excusa perfecta
Cuenta Verificada
Vivo en Ecuador y estoy casado con una mujer de un físico impresionante, pero que, por desgracia, no lleva el mismo ritmo sexual que yo. Lo pasamos muy bien en la cama
. pero desgraciadamente yo necesito más
No quiero obligarla a participar en juegos si no quiere, pero
¿Puede ella obligarme a mí a reprimirme? Desde mucho antes de casarme fui muy arrecho y sexualmente tuve cientos de experiencias, gracias a vivir solo en una ciudad grande independiente de mis padres
Me gusta la sensualidad, la excitación
. lo que en realidad me pone no es meter un pene en una vagina, sino crear situaciones de auténtico morbo y disfrutarlas con otras personas en un ambiente de amistad, con respeto, pero con mucho erotismo. Soy un empresario joven, y por mi trabajo he tenido más de una ocasión para ponerle los cuernos a mi mujer, desde mi secretaria, que tiene unas tetas impresionantes y de la que me he enterado que le encanta hacer unas mamadas de campeonato y tragárselo todo
. hasta algunas clientas con falta de cariño que más de una vez se me han insinuado
aunque yo necesito más morbo, más juegos
. Mis posibilidades de contactar con alguien dado que paso mucho tiempo navegando en Internet eran bastante probables, pero decidí intentarlo sin demasiada convicción de tener éxito
Todas las mañanas, al llegar a mi oficina, abría mi correo electrónico sin demasiadas esperanzas hasta que un día recibí un mensaje que me enviaba un matrimonio costeño, del país donde Yo resido. El mensaje lo enviaba el marido, me comentaba que eran un matrimonio, se llamaban Isabel y Jorge, que ella tenía 32 años y él 35, que no tenían ninguna experiencia en el tema, pero querían probar a hacer un trío con un hombre. Según comentaba él tenía la fantasía de verla a ella con otro hombre, aunque ella no estaba muy convencida . Me explicaba que fantaseaban con esa posibilidad y ella se excitaba mucho, pero que a la hora de la verdad no se decidía a dar el último paso. Yo le contesté con un mensaje muy amable, diciéndole que para mí sería un honor y, por supuesto, un placer ayudarle a hacer realidad su fantasía, pero que su mujer lo debería tener claro antes de nada, para evitar situaciones desagradables Le conté escuetamente algunas de mis experiencias y que podíamos conocernos sin compromiso y que, si llegábamos a algo, yo desaparecería de sus vidas en cuanto ellos me lo pidieran, sin más explicaciones. Tras intercambiarnos varios mensajes y viendo que coincidíamos en la forma de ver las cosas (morbo y sensualidad pero con educación y respeto), quedamos los dos solos para tomar un café, conocernos y comentar el tema. Nos vimos en una cafetería, nos sentamos en un lugar discreto y, nervioso, me comentó que Yo le había caído bien por que notaba en mí educación y respeto y eso acarreaba a la discreción (yo sería más discreto que un novato, que posiblemente alardearía de lo que hiciera), y con experiencia para poder manejar la situación con más naturalidad y buen rollo. Me dijo que su mujer no sabía nada de nuestro encuentro, pero que él quería conocerme y si pensaba que yo le atraería a ella sexualmente, se lo comentaría y le diría que tenía un candidato ideal para realizar su fantasía . En su opinión yo era un tipo de hombre que podría atraer a su mujer. Yo le comenté que sería ideal crear un ambiente adecuado de complicidad entre los tres para que la situación se diera y fuera lo más placentera posible para todos .
También le dije que era partidario de que los dos usáramos preservativos, por seguridad y por higiene El puso cara de no entender y yo le expliqué: Si eyaculo dentro de
tu mujer y luego queremos continuar con los juegos . ¿Le vas a comer el ?. Jorge se sonrió Te das cuenta de que no tengo experiencia No había pensado en eso Me enseñó una foto. Era su mujer en bikini en una playa. Se veía un cuerpo apetecible, delgada, morena, con unos pechos generosos (talla 90 ó más) apretados por el sujetador, melena por los hombros con mechas rubias en una cara atractiva que dejaba entrever que podría ser muy arrecha en la cama, pero que sabía perfectamente cómo controlarse y ser una señora no le veía el culo, pero por la caderas que tenía debía tenerlo precioso Mi pene dio un respingo dentro del pantalón
Le insistí en que debían de tenerlo muy claro, tanto él como ella, porque yo no quería que nadie se sintiera forzado ni se dieran situaciones violentas El me comentaba que deseaba compartir su mujer con otro hombre, que le excitaba mucho esa fantasía y que disfrutaría mucho mirando y participando . Yo entré en detalles y le hablé claro, le comenté: Si todo va bien, vas a ver cómo desnudo a tu mujer, cómo la acaricio, cómo la beso y cómo ella me besa . vas a ver cómo tu mujer me hace una mamada y cómo me la cojo .. Debes tenerlo muy claro porque no me gustaría que tú o ella se sintieran mal, y que esto pudiera repercutir negativamente en su relación de pareja . El sólo me comentó: Sólo de oírte ya me he empalmado No reímos y quedamos en que esta noche le echaría un tremendo polvazo, ya que estaba excitadísimo después de nuestra conversación, y que le comentaría a ella nuestro encuentro cuando estuviese muy excitada con la esperanza de que se atreviera a intentarlo. El sabía que ella se excitaba con la idea, pero sólo le faltaba decidirse . Quedamos en que me enviaría un correo electrónico por la mañana con el resultado de su propuesta y la decisión de su mujer . A la mañana siguiente estaba nervioso y somnoliento, también había llegado a mi casa arrechísimo la noche anterior y había estado tirando con mi mujer como un descosido Encendí el computador y abrí el correo mi verga dio un respingo cuando vi que había un mensaje de Jorge lo abrí y decía: Lo conseguí, quiere conocerte pero dice que no te hagas muchas ilusiones Inmediatamente me dispuse a contestarle. Le comenté que lo ideal para conocernos era ir a almorzar juntos (yo invitaba) pero que si ella aceptaba seguir adelante, no era bueno posponerlo y quedar para otro día porque estaría nerviosa hasta que llegara el momento y muy nerviosa cuando llegara el día .. En el mensaje le incluí mi número celular y le animé diciéndole que tenía la sensación de que pronto vería cómo desnudaba a su mujer delante de sus narices y a ella cabalgando sobre mí Pasé aquel día excitado pensando en cómo desarrollar la situación para que ella se sintiera a gusto y se dejase llevar por sus instintos A la mañana siguiente abrí el correo y allí estaba el mensaje de Jorge mi falo volvió a dar otro salto de alegría dentro de mi bragueta. Era muy somero, sólo decía: Estamos de acuerdo en todo, saludos de Jorge y besos de Isabel, incluía un número celular y una posdata Llámanos a mediodía.
Era la primera vez que ella participaba en un mensaje, ella entraba en escena: besos de Isabel Pensé en lo de Llámanos a mediodía, quizás me pasaría con ella y podríamos hablar si era así aprovecharía para tranquilizarla y transmitirle confianza. Sobre las dos de la tarde, nervioso, cogí el teléfono y marqué el número que me había dado . Contestó la voz de Jorge: ¡Hola! ¿Cómo estás ? ¿Tan nervioso como yo? Nos reímos a carcajadas Me comentó que Isabel prefería salir de noche, que la noche era más sensual y más propicia para lo que habíamos planeado y que estaba de acuerdo en conocerme y comentar los tres el tema, aunque sólo se comprometía a eso, el resto quedaba en ya veremos.
Jorge me comentó que por él estaba de acuerdo, pero que sería mejor que se lo explicara a ella, y dicho esto me dijo: te la paso
¡Hola!, sonó una voz dulce y tímida de mujer.
¡Hola Isabel, encantado de hablar contigo, le contesté.
Ella dijo: Jorge dice que quieres comentarme algo Le dije donde nos citaríamos para conocernos ..Intenté transmitirle confianza y le comenté que no debía estar nerviosa, que no iba a pasar nada que ella no deseara, y que si pasaba algo ella lo iba a disfrutar mucho Se hizo un silencio y pensé que algo iba mal
Volvió a sonar la voz de Isabel: Jorge dice que si podría ser mañana
Mi sexo se alegró visiblemente y yo le contesté que me parecía perfecto Me atreví a tantear su grado de convicción y le dije: -¿Isabel? -¿Si? No sé si pasará algo mañana, pero quiero que sepas que me encanta el sexo oral le dije Lo tendré en cuenta, me contestó con una voz relativamente ronca por la excitación y me pasó con Jorge.
-¿Qué le has dicho?, se ha puesto roja, me comentó Jorge riéndose.
Que te lo cuente ella le contesté. Concretamos los detalles y quedé en llamarlo en cuanto tuviera listo todo
A la mañana siguiente reservé una habitación en un hotel discreto y de cierto lujo con un buen restaurante y llamé a Jorge para comentárselo. Me dijo que Isabel estaba nerviosa y muy excitada, que yo le había caído muy bien (cosa que me extrañó por lo poco que hablamos) y que pensaba que había muchas posibilidades de que todo saliera como él deseaba Yo le comenté que se tranquilizara y la tranquilizara, que en realidad sólo íbamos a conversar juntos y que, por ahora, no pensara en nada más. Que ocurriría lo que tuviera que ocurrir. Quedamos en la hora acordada en el lugar adecuado.
Antes de cortar me comentó que Isabel le contó lo del sexo oral y le dijo que quería sorprenderme, por lo que daba por hecho que ella esperaba llegar hasta el final Nos despedimos, y colgó. Llegué al hotel, tras eso me senté en una mesa apartada y discreta del restaurante a leer la prensa tomando una cerveza e intentando tranquilizarme. En pocos momentos vi entrar a Jorge acompañado de Isabel. Los dos íbamos de chaqueta y corbata, y casualmente los dos llevábamos maletín. Ella llevaba un traje de falda y chaqueta sobre una blusa vaporosa con un sólo botón desabrochado (un poco recatada. Jorge me estrechó la mano con una sonrisa y me presentó a Isabel, que me miró fijamente a los ojos, entre tímida y sensual, y nos dimos un beso en la mejilla. Mirando a Jorge comenté: La verdad es que en persona es mucho más atractiva que en la foto que me enseñaste. Ella sonrió sonrojándose y comentó: Ya sé que me has visto en bikini .. Tras las presentaciones nos quitamos las chaquetas y nos sentamos, Isabel frente a mí y al lado de su marido. En el momento que Isabel se quitaba la chaqueta estiró los brazos hacia atrás y pude comprobar cómo sus generosos pechos presionaban la suave tela de su blusa y se marcaban bajo el sujetador
Ella se dio cuenta de mi mirada y sonrió entre cortada y halagada Intentando que todo transcurriera con normalidad, pedimos la comida. Al poco rato aquello parecía una comida de negocios o de amigos, charlábamos animadamente de todo un poco, nos reíamos, comíamos muy amenamente Se notaba a Isabel mucho más relajada, participando en la conversación y disfrutando tanto de la comida como de las bebidas y de la tertulia. Mientras hablábamos a veces me miraba como un poco pensativa Yo estaba seguro de que estaba imaginándose lo que podía pasar dentro de un rato y no parecía que le disgustase. Jorge y yo nos dirigíamos miradas de complicidad, confirmando que todo se desarrollaba perfectamente, mejor de lo esperado Tras almorzar pedimos unos cafés y unos licores. Los tres estábamos un poco más alegres de lo normal, pero al mismo tiempo yo notaba cierto nerviosismo por parte de ellos, al darse cuenta que se acercaba el momento. Los licores nos animaron un poco más, la conversación era muy amena e incluso divertida, y decidí dar el primer toque de atención y le pregunté a Isabel: ¿Cómo lo ves? ¿Crees que tengo posibilidades ? Ella se sonrió y con una mirada entre tímida y sensual contestó: ¡Más de las previstas!.
Ante aquella respuesta me atreví a comentarle: En la foto que me enseñó tu marido se notaban unos pechos muy sugerentes . quizás deberías explotar más tus cualidades como vas con la blusa tan abrochada Esperé su reacción y vi cómo giraba sus ojos, que denotaban los efectos del alcohol, hacia su marido como esperando su actitud. El sonrió y me dijo: Creo que tienes razón es lo que yo le digo . Isabel se sentó recta en la silla y discretamente pasó una mano por la blusa desabrochándose el segundo botón y aprovechando la maniobra para colocarse el cuello. Mientras lo hacía me miró fijamente a los ojos, y presentí que estaba totalmente decidida a entregarse. Quería saber qué se sentía al ser culeada por un extraño ante los ojos de su marido sabía que pronto iba a tener dos trancas a su disposición . Jorge sonrió al ver la reacción de su mujer y comentó: ¿Sólo eso ? Isabel miró a su marido y le dijo: Paciencia cariño, que dentro de poco habrá más . Y diciendo esto volvió a desabrochar otro botón de la blusa, el tercero, que ya dejaba al descubierto parte del maravilloso canalcito que formaban sus pechos apretados por el sujetador Me miró fijamente a los ojos y me preguntó: ¿Te gusta lo que ves ? Mucho contesté Yo veo más que tú me dijo Jorge con una sonrisa, que de lado junto a su mujer podía ver la abertura lateral del escote.
Como ya había muy poca gente en el restaurante y los camareros apenas se acercaban, Isabel se giró hacia Jorge, colocándose de lado hacia mí, mostrándome la abertura de su blusa y toda la parte de su pecho izquierdo que sobresalía de un sujetador negro de encaje y transparencias . Isabel me miró y dijo: Ahora no te podrás quejar . Pensé que ya todo estaba claro y llegaba la hora de tomar una decisión que ya estaba tomada, aunque había que ir con precaución para no meter la pata y que tanto ella como Jorge disfrutaran de la situación, pero sin malentendidos, con tacto y buen ambiente La miré a los ojos y le dije: Isabel, me la has puesto muy dura y creo que a tu marido también . Jorge se rió y me dijo: ¡A su marido también .! Isabel metió la mano bajo la mesa discretamente, se la pasó a Jorge por el paquete y exclamó: ¡A mi marido también !. Y nos reímos los tres con sonoras carcajadas ..
Creo que será mejor pedir la cuenta y retirarnos a nuestros aposentos comenté como quien no dice nada.
Estamos de acuerdo, ¿verdad cariño ? le comentó Jorge a su mujer.
Isabel se quedó en silencio, pensativa. Se le notaba excitada, transpiraba erotismo, se le notaba con ganas de experimentar algo atrevido, algo prohibido, y de compartirlo con su marido Nos miró a los dos con ojos de gata en celo
Miró a Jorge un poco seria y le dijo: Cariño, ¿Tienes claro lo que vamos a hacer ? ¿Realmente lo deseas ? Al decir esto Isabel se ruborizó a pesar de la desinhibición del alcohol, y Jorge le contestó con otra pregunta: Isabel, tu ya sabes lo que deseo pero, ¿Y tú, lo deseas ? Dime la verdad.
Isabel no contestó, se arregló el escote y cogió su bolso, nos miró y preguntó: ¿Nos retiramos a nuestros aposentos?
Mi obelisco se revolvió dentro de mi bragueta, Jorge y yo nos miramos y nos sonreímos con cara de complicidad. Nos levantamos, y mientras nos poníamos las chaquetas dejé el dinero de la cuenta sobre la mesa. Nos dirigimos hacia los ascensores en silencio, se notaba la tensión de la excitación del momento. Los tres éramos conscientes de lo que iba a pasar, y creo que tanto Jorge como yo queríamos que Isabel se lo pasara lo mejor posible. Yo era consciente de que aquel momento era muy importante para su relación de pareja y sabía que mi actitud podía perjudicarla o unirles más de lo que ya estaban si todo transcurría de forma agradable, natural y con buen rollo.
Al entrar en el ascensor le di la llave de la habitación a Isabel. Caminando hacia el ascensor se le había abierto un poco la blusa, y mi vista se fue hacia sus pechos Ella se dio cuenta y sonriendo nerviosamente le comentó a Jorge mirándose el escote: Parece que le gustan . A lo que él le contestó: Seguro que le gustarán más cuando pueda verlos Salimos del ascensor e Isabel abrió la puerta de la habitación con ciertos nervios Me dispuse a sacar unas copas para servir el vino que con anterioridad había llevado y abrir la botella mientras les comentaba que aquel encuentro era digno de celebrarse. Isabel y Jorge se quitaron las chaquetas y observaron la habitación: había una amplia cama, un sofá doble, un sillón y un escritorio. Isabel se fue hacia el baño diciendo que quería refrescarse. Cuando nos quedamos solos Jorge y yo, él me dijo que estaba muy agradecido conmigo por todo lo que había hecho. Yo le contesté, con reciprocidad, que yo le estaba agradecido por todo lo que iba a hacer, y nos reímos a carcajadas. Un poco serio le dije que los dos me parecían buenas personas, que podía ayudarles a hacer realidad sus fantasías y además yo iba a tener el placer de compartir con él a una señora tan atractiva como su mujer . Jorge se sentó en el sillón y me pidió que me sentara en el sofá doble para obligar a Isabel a sentarse junto a mí. Teníamos las copas en la mano cuando ella salió del baño. No se había quitado nada de ropa. Jorge le alcanzó su copa y ella, lentamente y con cierta timidez, se sentó a mi lado. Brindamos y yo solté: Por su matrimonio, por que lo que pase en esta habitación les una más y sea el inicio de una vida más atrevida juntos. Isabel se levantó del sillón, se dirigió hacia Jorge y le dio un beso en los labios diciéndole: Gracias cariño, te quiero . Jorge le contestó: Las gracias te las debo a ti, por dejarme hacer realidad mis sueños . Isabel se volvió a sentar en el sofá, se giró hacia mí y me dio un leve beso en los labios y me dijo: Gracias por ayudarnos Jorge se recostó en el sillón con la copa de vino en la mano y se dirigió a mí Bueno tu dirás ¿Qué se hace ahora ? Yo le contesté con otra pregunta: ¿Qué te gustaría que pasara ? Jorge respondió con cara de excitado y tímido: Ya les he comentado a los dos que, en principio, me gustaría mirar Me dirigí a Isabel, la tenía muy cerca, casi podía notar los latidos de su alterado corazón y olía su sensual perfume. Yo la sentía excitada y nerviosa, esperando sin saber muy bien qué hacer
Yo quería ir despacio, no precipitar las cosas, disfrutar del morbo de cada momento y que ellos dos no olvidaran aquella tarde en mucho tiempo
Y a ti, ¿Qué te gustaría que pasara ? le pregunté.
No lo sé, nunca he estado en una situación como esta, el experto eres tú cierto me respondió.
¿Estás nerviosa? (Pregunta tonta) le cogí una mano, que estaba muy fría denotando el nerviosismo que sentía Relájate intenta disfrutar y a partir de ahora deja de controlarte y da rienda suelta a tus instintos Jorge se dirigió hacia mí: A Isabel le encanta que la acaricien que la besen tiene unos pechos muy sensibles . Y le dijo a ella: ¿Por qué no te pones cómoda, mi amor?. Isabel se quitó los zapatos y le dio un buen trago a la copa de vino, acabándola. Luego se levantó mientras comentaba que se le iba a arrugar la falda, se acercó a su marido y le preguntó si quería desabrochársela Creo que ella ya sabía la respuesta: Jorge le comentó que prefería que lo hiciera yo. Volvió a llenar su copa sensualmente y se acercó a mi y me preguntó: ¿Me la desabrochas tú ? Será un placer le dije mientras ella se colocaba de espaldas a mí y yo llevaba mis manos a su cremallera, que bajé lentamente. Sentía cómo Jorge alternaba su mirada entre los ojos de Isabel y mis manos. Una vez bajada la cremallera tiré lentamente de la falda hacia abajo y aunque no pude ver su culo porque lo tapaba el faldón de la blusa (seguro que ella esperaba que lo descubriera y se lo sobara pero yo quería seguir disfrutando cada instante), sí descubrí unas piernas bien torneadas y bronceadas enfundadas en unas medias de lycra.
Terminé de quitarle la falda y le acaricié suavemente las piernas hasta un poco más arriba de las rodillas Preciosas le comenté. Ella le dio un buen sorbo a la copa con vino mirando a Jorge, colocó la falda sobre el escritorio y se sentó muy cerca de mí, subió las piernas al sofá y apoyó su espalda sobre mi pecho . Mi brazo izquierdo quedó tras su espalda, por lo que pasé por encima de su hombro y le cogí una mano ¿estás mejor más relajada ? Jorge se había despatarrado en el sillón y se acariciaba el paquete discretamente. Miraba a su mujer, excitado y a mí me gustaba mucho ir tensando la situación, sin precipitar nada, que las cosas fluyeran naturalmente Quizás él quisiera que las cosas fueran más deprisa Rodee a Isabel con mis brazos, con la mano izquierda le cogí su mano izquierda y las situé bajo su pecho, con la mano derecha le acariciaba distraídamente el brazo derecho Isabel temblaba de excitación Me dirigí a Jorge: ¿Te gusta lo que ves?. ¡Mucho! me respondió Sigue por favor. Al igual que a Isabel, le pedí que no se cortara y que dejara sus instintos en libertad Isabel apoyó su cabeza en mi hombro y se giró ligeramente mirando a su marido, hasta poner su boca frente a la mía.
Primero fue un suave contacto de nuestros labios, luego lentamente fue abriendo su boca y me regaló su lengua, y finalmente terminamos aquel primer beso con cierta pasión controlada, devorándonos mientras yo le acariciaba el estómago con mi mano izquierda y le rozaba (con toda intención) la parte baja de sus tetas Ella me agarró la mano y se la colocó sobre el pecho derecho . Mi animal dio un respingo dentro de mi portañuela pidiendo la libertad condicional Dejamos de besarnos, pero ella mantenía mi mano izquierda agarrada sobre su teta. Empecé a acariciarle el pecho suavemente y los dos volvimos la mirada hacia Jorge que, descaradamente, se acariciaba el paquete mientras fumaba un cigarrillo Isabel suspiraba mientras seguía sobándole el pecho. ¿Estás bien? le pregunté Muy bien me respondió. ¿Y tú? pregunté a Jorge. Continúa, por favor me dijo por toda respuesta Solté la teta de Isabel y fui desabrochándole los botones de la blusa muy lentamente mientras miraba a Jorge, que tenía una cara de morbo impresionante y se veía que estaba disfrutando mucho con el espectáculo Tras quitarle la blusa Isabel quedó en ropa interior Llevaba un precioso conjunto de tanga y sujetador negros de encaje y transparencias que insinuaban perfectamente sus pezones y los pelos del coño Las medias eran medias y estaban sujetas por un sensual liguero a juego con el sujetador y el tanga . Jorge le pidió a su mujer que me dejara ver bien su sensual lencería, ya que era la sorpresa que me quería dar le pidió que caminara un poco por la habitación
Ahora tenía una visión impresionante de su cuerpo Isabel estaba realmente sensual, en tanga y sujetador, con la copa con vino en la mano y caminando lentamente hasta el escritorio. Dejó la copa sobre él apoyando sus brazos y echando su precioso culo hacia atrás Jorge se sobaba el paquete con fruición, se había abierto la cremallera y había introducido la mano en su bragueta acariciándose el pene. Yo me había quitado la corbata, los zapatos y los calcetines y aproveché para desabrocharme el pantalón y dejar que Isabel notara mi verga hinchada a través de los bóxer negros Ella se dio la vuelta y nos pilló a los dos acariciándonos los miembros por encima del calzoncillo Abrió los ojos con cara de morbo total llevó una mano a su pecho derecho y la otra a su chuchita y se acarició suavemente, ya perdiendo totalmente la timidez, y observándonos de manera muy lasciva
Se dirigió a su marido Cariño, sácatela y déjame ver cómo te la pajeas porque voy a cumplir una de tus fantasías Jorge se había quitado la corbata rápidamente, como para no perderse lo que sabía que iba a pasar, se puso de pié y se desnudó totalmente en un santiamén, volviéndose a sentar con su verga ahora libre entre sus manos, meneándosela lentamente y esperando . Isabel lo observaba muy excitada volvió la vista hacia mí, que me acariciaba el paquete por encima de los bóxer, sin quitarme todavía la ropa Se acercó lentamente y se puso de rodillas frente a mí. Mientras, yo aproveché para despojarme de la camisa . Mi verga estaba como una roca, tenía a Isabel frente a mí, con una perspectiva inmejorable de sus tetas todavía dentro del sujetador, sus pezones hinchados se marcaban perfectamente a través de la tela transparente Una vez terminó hizo ademán de bajarme los pantalones, a lo que yo levanté un poco el culo del sofá para ayudarla en la operación Tiró mis pantalones hacia un rincón de la habitación y puso sus manos sobre mis muslos, acariciándolos Volvió la mirada hacia su marido y le dijo: Creo que esta era una de las cosas que querías verme hacer así que disfrútala como la voy a disfrutar yo Y mientras decía esto y manteniendo la mirada hacia Jorge deslizó su mano derecha hasta mi verga y la acarició suavemente sobre los calzoncillos, soltando un suspiro de excitación A continuación me separó las piernas y se metió entre ellas mientras seguía acariciándome el rabo Tienes una buena verga, ah me dijo Y agachando la cabeza me mordió suavemente la tranca por encima de la tela de los bóxer Su melena caía sobre mi paquete y yo quería disfrutar del morbo de verla con mi verga en la boca, y tampoco quería que Jorge se perdiera el espectáculo que tanto tiempo había esperado, así que se la aparté suavemente.
Ella ahora recorría todo el largo de mi nabo (todavía enfundado en el calzoncillo) con la lengua, se había puesto a cuatro patas para ofrecerle una excitante vista de su culo a su marido. Pensé que si seguía así Jorge se iba a perder algo que le daba mucho morbo: ver a su mujer quitarme los bóxer y meterse mi verga en la boca. Así que le cogí la cara a Isabel suavemente y se la aparté de mi paquete, la puse a la altura de mi boca y le di un manoseo de putas mientras aproveché para llevar mis manos a los corchetes de su sujetador no lo solté esperé su reacción dejó de besarme y me pidió: Quítamelo . Se lo desabroché y lo dejé así mientras seguía besándola de reojo veía cómo Jorge no se perdía detalle, tenía la verga hinchada y morada de tanto meneársela y pensé que no tardaría mucho en acabar Isabel se bajó los tirantes del sujetador, se lo quitó y se separó un poco de mí para ofrecerme una visión de sus impresionantes tetas ¿Te gustan? me dijo Las cubrí con mis manos sintiendo la suavidad de su piel, la dureza de sus pezones, el pálpito de su acelerado corazón Isabel cerró los ojos disfrutando del momento mientras Jorge nos miraba con los ojos como platos, excitadísimo Isabel se pegó a mí apretando sus pechos contra el mío, me dio un morreo de campeonato y yo aproveché para alargar mis manos hasta su culo, poner una mano sobre cada nalga y sobárselas a conciencia, sabiendo que su marido no se perdería detalle Como los tres ya estábamos bastante excitados decidí dar un paso más Estoy seguro que Jorge quiere verte sentada en la cama le dije a Isabel, que me miró con cara de no entender. De todas formas se levantó con sus tetas bamboleantes y se sentó en el borde, y al mismo tiempo yo me acerqué de pié junto a ella, de lado para que su marido no se perdiera detalle de lo que iba a pasar Acerqué mi verga dura como un palo (todavía encerrada en los calzoncillos) a su cara y ella sonrió y miró a Jorge puso la mano derecha sobre mi paquete y empezó a recorrerlo de arriba abajo Después llevó una mano a cada lateral de mis bóxer y fue bajándolos lentamente hasta que mi falo totalmente hinchado saltó como un resorte junto a su cara Me bajó los calzoncillos hasta los pies y pasó la lengua cerca de mi verga para atrapar un hilillo de líquido seminal que se escapaba
Isabel, ya totalmente desinhibida agarró mi rabo con la mano derecha y comenzó a meneármela lentamente mientras con la izquierda sobaba mis huevos tenía su boca a pocos centímetros de mi tranca. Miró a su marido con cara de lujuria absoluta y le preguntó: ¿Esto es lo que querías verme hacer ? Y sin esperar la respuesta engulló mi verga totalmente y comenzó a mamármela lentamente, con delicadeza Llevó la mano izquierda de mis huevos a mi culo y acompañó la
impresionante mamada con unas caricias a mis nalgas, clavándome suavemente sus uñas Yo me sentía en el séptimo cielo. Miraba a aquella mujer, aquella señora con cara de niña-bien mamándome la verga como una experta profesional Volví a apartarle la melena suavemente para que Jorge no se perdiera detalle de lo que tanto tiempo había estado esperando ver Estaba maravillosa, sus tetas se movían al compás de la mamada, sus piernas, enfundadas en aquellas medias negras de lycra y bien abiertas, dejaban ver el minúsculo tanga humedecido por la excitación y el morbo del momento que estaba viviendo Isabel seguía comiéndome la verga, su lengua ávida recorría cada centímetro de mi piel. Con la mano izquierda pegó la tranca a mi vientre y arremetió contra mis huevos, metiéndoselos alternativamente en la boca y chupándolos, mientras introducía su mano derecha en el tanga y comenzaba a masturbarse lentamente Podía ver su anillo de casada a través de la tela transparente de las bragas Miré a Jorge que seguía meneándosela ahora con un ritmo acelerado, y con la cara roja del morbo de ver a su mujer chupándole la verga a un extraño delante de su marido . Le hice una señal para que se acercara.
¿Te gustaría tener una verga en cada mano ? le pregunté a Isabel, que estaba ensimismada, con los ojos cerrados sintiendo los dos dedos que se había metido en el coño mientras seguía chupándome el nabo No me contestó.
Jorge se puso de pié y se acercó a donde yo estaba, acercando su pene a la cara de Isabel, que abrió lo ojos y creyó estar en el país de las vergas sorprendida sacó su mano derecha del tanga y atrapó la tranca de su marido.
Dejó de chupar mi palo y engulló la de Jorge mientras me masturbaba con su mano izquierda . Isabel gemía y temblaba de lujuria, mamaba y masturbaba alternativamente las dos trancas moviendo acompasadamente el culo en el mismo borde de la cama, intentando sentir más . Ya necesitaba que alguien se encargara de darle placer a ella . Isabel, con una cara de zorra impresionante, no paraba de intercambiarse las vergas en su boca. Jorge miraba extasiado a su mujer y le acariciaba el pelo, tanto él como yo jugábamos con sus pechos y sus pezones, acariciándolos, pellizcándolos, amasándolos Jorge, mirando a su mujer con la boca llena de verga, me dijo: ¡Quiero ver cómo se lo comes !. Al instante ella soltó mi verga y se dejó caer lentamente en la cama, quedando boca arriba con el culo en el borde, los pies colgando y apoyados en el piso. Jorge se acomodó a un lado de su mujer, que no tardó nada en atraparle el nabo y acercárselo a su cara para continuar con la mamada que le estaba pegando Yo me arrodillé en el suelo, entre las piernas de Isabel. Tenía una perspectiva inmejorable: su boca mamándole a su marido mientras con las manos le acariciaba los huevos y lo masturbaba, sus tetas parecían dos flanes moviéndose al compás de sus trabajos manuales y abriendo y cerrando las piernas, ansiosa por que le trabajaran esa chuchita rica No me hice esperar, con las bragas puestas le di unos leves besos en la cara interior de sus muslos que las medias dejaban al descubierto, y ella se revolvió como pidiendo más exigiendo más .pensé que ya estaba muy caliente y necesitaba correrse pronto Metí los dedos índices a cada lado de su tanga y comencé a bajarlo lentamente. Ella levantó el culo para facilitarme la operación y Jorge miraba extasiado cómo el chochete de su mujer, por fin, quedaba a disposición de un desconocido Una vez que se las bajé del todo quedó ante mi cara un coñito delicadamente depilado, sólo con un mondonguito de pelo en forma de triángulo en el pubis y el resto totalmente afeitado Metí mi cabeza entre sus piernas y pude percibir una agradable mezcla de perfume caro y flujos de hembra caliente. Me dediqué otra vez a besar la cara interna de sus muslos, a pocos centímetros de su coño hambriento sabía que Isabel estaba a punto y que con poco que le hiciera se correría como una loca y así fue. Eso es lo que más me gusta hacerle a una mujer, como disfruto .
Bajó la mano derecha hasta mi cabeza, y agarrándome de los pelos llevó mi cara hasta su sexo mientras me ordenaba: ¡Cómemelo ya! Le puse una mano en cada corva de las rodillas y le levanté y separé las piernas hasta casi hacerlas chocar con sus tetas, de esta forma su coño quedaba totalmente abierto y a mi entera disposición Empecé lamiéndole los labios con delicadeza y se revolvió como una posesa Jorge le sostuvo una de las piernas, liberándome la mano derecha, lo que aproveché para meterle un dedo en el coño y comprobar que aquello era una bañera Cuando comencé a darle suaves golpes con mi lengua en el clítoris me agarró la cabeza con las manos y se corrió en mi boca mientras emitía unos extraños grititos roncos por tener la boca llena de la verga de su marido, que miraba la situación totalmente empalmado y a punto de correrse Seguí dándole caña para hacer que la corrida de Isabel no decayera, metí mi lengua en su coño y se lo follaba a modo de nabo, le solté la otra pierna y metí mis manos debajo de sus nalgas levantándole el culo Jorge le había sacado la verga de la boca, supuse que por el evidente riesgo de la inminente corrida, y ahora se dedicaba a besar a su mujer y comerle las tetas mientras ella suspiraba y se retorcía de placer
Yo seguía comiéndole el coño, lamiéndoselo, chupándoselo metiéndole primero uno y después dos dedos Tenía la impresión de que aquel culo era virgen (y pocas veces me equivoco) y fui bajando mi lengua a todo lo largo del chochito hasta llegar a su ojete Ella dio un respingo al sentir que invadía aquella zona hasta ahora prohibida pero no dijo ni insinuó nada, mientras yo seguía perforándole el chocho con dos dedos. Le lamí el ano haciendo círculos con mi lengua a su alrededor y sentí cómo relajaba sus músculos, señal de placer y aprobación Seguí comiéndole el culo y finalmente introduje levemente mi lengua en el ano, ensalivándoselo bien. Cada vez que le daba una lamida ella experimentaba unos curiosos temblores de placer Volví con mi lengua al coño de Isabel, se la pasaba por todo lo largo, desde arriba hasta abajo como si lamiera un helado de lo más rico, y ella lo agradecía gimiendo y retorciéndose Quería ponerla a prueba y apoyé la punta de mi dedo índice en el ojete de su culo Ella hizo un reflejo de apretarlo, pero segundos después lo relajó y yo aproveché para introducirle la primera falange, que entró sin demasiado problema por la cantidad de saliva que le había dejado anteriormente Como no sentí ninguna reacción negativa continué con mi impresionante comida de coño y le introduje la segunda falange . Isabel cerró el ojete con fuerza Pensé que se había molestado, pero segundos después cerró sus muslos en torno a mi cabeza y me apretó mientras gemía y temblaba
Todas las mañanas, al llegar a mi oficina, abría mi correo electrónico sin demasiadas esperanzas hasta que un día recibí un mensaje que me enviaba un matrimonio costeño, del país donde Yo resido. El mensaje lo enviaba el marido, me comentaba que eran un matrimonio, se llamaban Isabel y Jorge, que ella tenía 32 años y él 35, que no tenían ninguna experiencia en el tema, pero querían probar a hacer un trío con un hombre. Según comentaba él tenía la fantasía de verla a ella con otro hombre, aunque ella no estaba muy convencida . Me explicaba que fantaseaban con esa posibilidad y ella se excitaba mucho, pero que a la hora de la verdad no se decidía a dar el último paso. Yo le contesté con un mensaje muy amable, diciéndole que para mí sería un honor y, por supuesto, un placer ayudarle a hacer realidad su fantasía, pero que su mujer lo debería tener claro antes de nada, para evitar situaciones desagradables Le conté escuetamente algunas de mis experiencias y que podíamos conocernos sin compromiso y que, si llegábamos a algo, yo desaparecería de sus vidas en cuanto ellos me lo pidieran, sin más explicaciones. Tras intercambiarnos varios mensajes y viendo que coincidíamos en la forma de ver las cosas (morbo y sensualidad pero con educación y respeto), quedamos los dos solos para tomar un café, conocernos y comentar el tema. Nos vimos en una cafetería, nos sentamos en un lugar discreto y, nervioso, me comentó que Yo le había caído bien por que notaba en mí educación y respeto y eso acarreaba a la discreción (yo sería más discreto que un novato, que posiblemente alardearía de lo que hiciera), y con experiencia para poder manejar la situación con más naturalidad y buen rollo. Me dijo que su mujer no sabía nada de nuestro encuentro, pero que él quería conocerme y si pensaba que yo le atraería a ella sexualmente, se lo comentaría y le diría que tenía un candidato ideal para realizar su fantasía . En su opinión yo era un tipo de hombre que podría atraer a su mujer. Yo le comenté que sería ideal crear un ambiente adecuado de complicidad entre los tres para que la situación se diera y fuera lo más placentera posible para todos .
También le dije que era partidario de que los dos usáramos preservativos, por seguridad y por higiene El puso cara de no entender y yo le expliqué: Si eyaculo dentro de
tu mujer y luego queremos continuar con los juegos . ¿Le vas a comer el ?. Jorge se sonrió Te das cuenta de que no tengo experiencia No había pensado en eso Me enseñó una foto. Era su mujer en bikini en una playa. Se veía un cuerpo apetecible, delgada, morena, con unos pechos generosos (talla 90 ó más) apretados por el sujetador, melena por los hombros con mechas rubias en una cara atractiva que dejaba entrever que podría ser muy arrecha en la cama, pero que sabía perfectamente cómo controlarse y ser una señora no le veía el culo, pero por la caderas que tenía debía tenerlo precioso Mi pene dio un respingo dentro del pantalón
Le insistí en que debían de tenerlo muy claro, tanto él como ella, porque yo no quería que nadie se sintiera forzado ni se dieran situaciones violentas El me comentaba que deseaba compartir su mujer con otro hombre, que le excitaba mucho esa fantasía y que disfrutaría mucho mirando y participando . Yo entré en detalles y le hablé claro, le comenté: Si todo va bien, vas a ver cómo desnudo a tu mujer, cómo la acaricio, cómo la beso y cómo ella me besa . vas a ver cómo tu mujer me hace una mamada y cómo me la cojo .. Debes tenerlo muy claro porque no me gustaría que tú o ella se sintieran mal, y que esto pudiera repercutir negativamente en su relación de pareja . El sólo me comentó: Sólo de oírte ya me he empalmado No reímos y quedamos en que esta noche le echaría un tremendo polvazo, ya que estaba excitadísimo después de nuestra conversación, y que le comentaría a ella nuestro encuentro cuando estuviese muy excitada con la esperanza de que se atreviera a intentarlo. El sabía que ella se excitaba con la idea, pero sólo le faltaba decidirse . Quedamos en que me enviaría un correo electrónico por la mañana con el resultado de su propuesta y la decisión de su mujer . A la mañana siguiente estaba nervioso y somnoliento, también había llegado a mi casa arrechísimo la noche anterior y había estado tirando con mi mujer como un descosido Encendí el computador y abrí el correo mi verga dio un respingo cuando vi que había un mensaje de Jorge lo abrí y decía: Lo conseguí, quiere conocerte pero dice que no te hagas muchas ilusiones Inmediatamente me dispuse a contestarle. Le comenté que lo ideal para conocernos era ir a almorzar juntos (yo invitaba) pero que si ella aceptaba seguir adelante, no era bueno posponerlo y quedar para otro día porque estaría nerviosa hasta que llegara el momento y muy nerviosa cuando llegara el día .. En el mensaje le incluí mi número celular y le animé diciéndole que tenía la sensación de que pronto vería cómo desnudaba a su mujer delante de sus narices y a ella cabalgando sobre mí Pasé aquel día excitado pensando en cómo desarrollar la situación para que ella se sintiera a gusto y se dejase llevar por sus instintos A la mañana siguiente abrí el correo y allí estaba el mensaje de Jorge mi falo volvió a dar otro salto de alegría dentro de mi bragueta. Era muy somero, sólo decía: Estamos de acuerdo en todo, saludos de Jorge y besos de Isabel, incluía un número celular y una posdata Llámanos a mediodía.
Era la primera vez que ella participaba en un mensaje, ella entraba en escena: besos de Isabel Pensé en lo de Llámanos a mediodía, quizás me pasaría con ella y podríamos hablar si era así aprovecharía para tranquilizarla y transmitirle confianza. Sobre las dos de la tarde, nervioso, cogí el teléfono y marqué el número que me había dado . Contestó la voz de Jorge: ¡Hola! ¿Cómo estás ? ¿Tan nervioso como yo? Nos reímos a carcajadas Me comentó que Isabel prefería salir de noche, que la noche era más sensual y más propicia para lo que habíamos planeado y que estaba de acuerdo en conocerme y comentar los tres el tema, aunque sólo se comprometía a eso, el resto quedaba en ya veremos.
Jorge me comentó que por él estaba de acuerdo, pero que sería mejor que se lo explicara a ella, y dicho esto me dijo: te la paso
¡Hola!, sonó una voz dulce y tímida de mujer.
¡Hola Isabel, encantado de hablar contigo, le contesté.
Ella dijo: Jorge dice que quieres comentarme algo Le dije donde nos citaríamos para conocernos ..Intenté transmitirle confianza y le comenté que no debía estar nerviosa, que no iba a pasar nada que ella no deseara, y que si pasaba algo ella lo iba a disfrutar mucho Se hizo un silencio y pensé que algo iba mal
Volvió a sonar la voz de Isabel: Jorge dice que si podría ser mañana
Mi sexo se alegró visiblemente y yo le contesté que me parecía perfecto Me atreví a tantear su grado de convicción y le dije: -¿Isabel? -¿Si? No sé si pasará algo mañana, pero quiero que sepas que me encanta el sexo oral le dije Lo tendré en cuenta, me contestó con una voz relativamente ronca por la excitación y me pasó con Jorge.
-¿Qué le has dicho?, se ha puesto roja, me comentó Jorge riéndose.
Que te lo cuente ella le contesté. Concretamos los detalles y quedé en llamarlo en cuanto tuviera listo todo
A la mañana siguiente reservé una habitación en un hotel discreto y de cierto lujo con un buen restaurante y llamé a Jorge para comentárselo. Me dijo que Isabel estaba nerviosa y muy excitada, que yo le había caído muy bien (cosa que me extrañó por lo poco que hablamos) y que pensaba que había muchas posibilidades de que todo saliera como él deseaba Yo le comenté que se tranquilizara y la tranquilizara, que en realidad sólo íbamos a conversar juntos y que, por ahora, no pensara en nada más. Que ocurriría lo que tuviera que ocurrir. Quedamos en la hora acordada en el lugar adecuado.
Antes de cortar me comentó que Isabel le contó lo del sexo oral y le dijo que quería sorprenderme, por lo que daba por hecho que ella esperaba llegar hasta el final Nos despedimos, y colgó. Llegué al hotel, tras eso me senté en una mesa apartada y discreta del restaurante a leer la prensa tomando una cerveza e intentando tranquilizarme. En pocos momentos vi entrar a Jorge acompañado de Isabel. Los dos íbamos de chaqueta y corbata, y casualmente los dos llevábamos maletín. Ella llevaba un traje de falda y chaqueta sobre una blusa vaporosa con un sólo botón desabrochado (un poco recatada. Jorge me estrechó la mano con una sonrisa y me presentó a Isabel, que me miró fijamente a los ojos, entre tímida y sensual, y nos dimos un beso en la mejilla. Mirando a Jorge comenté: La verdad es que en persona es mucho más atractiva que en la foto que me enseñaste. Ella sonrió sonrojándose y comentó: Ya sé que me has visto en bikini .. Tras las presentaciones nos quitamos las chaquetas y nos sentamos, Isabel frente a mí y al lado de su marido. En el momento que Isabel se quitaba la chaqueta estiró los brazos hacia atrás y pude comprobar cómo sus generosos pechos presionaban la suave tela de su blusa y se marcaban bajo el sujetador
Ella se dio cuenta de mi mirada y sonrió entre cortada y halagada Intentando que todo transcurriera con normalidad, pedimos la comida. Al poco rato aquello parecía una comida de negocios o de amigos, charlábamos animadamente de todo un poco, nos reíamos, comíamos muy amenamente Se notaba a Isabel mucho más relajada, participando en la conversación y disfrutando tanto de la comida como de las bebidas y de la tertulia. Mientras hablábamos a veces me miraba como un poco pensativa Yo estaba seguro de que estaba imaginándose lo que podía pasar dentro de un rato y no parecía que le disgustase. Jorge y yo nos dirigíamos miradas de complicidad, confirmando que todo se desarrollaba perfectamente, mejor de lo esperado Tras almorzar pedimos unos cafés y unos licores. Los tres estábamos un poco más alegres de lo normal, pero al mismo tiempo yo notaba cierto nerviosismo por parte de ellos, al darse cuenta que se acercaba el momento. Los licores nos animaron un poco más, la conversación era muy amena e incluso divertida, y decidí dar el primer toque de atención y le pregunté a Isabel: ¿Cómo lo ves? ¿Crees que tengo posibilidades ? Ella se sonrió y con una mirada entre tímida y sensual contestó: ¡Más de las previstas!.
Ante aquella respuesta me atreví a comentarle: En la foto que me enseñó tu marido se notaban unos pechos muy sugerentes . quizás deberías explotar más tus cualidades como vas con la blusa tan abrochada Esperé su reacción y vi cómo giraba sus ojos, que denotaban los efectos del alcohol, hacia su marido como esperando su actitud. El sonrió y me dijo: Creo que tienes razón es lo que yo le digo . Isabel se sentó recta en la silla y discretamente pasó una mano por la blusa desabrochándose el segundo botón y aprovechando la maniobra para colocarse el cuello. Mientras lo hacía me miró fijamente a los ojos, y presentí que estaba totalmente decidida a entregarse. Quería saber qué se sentía al ser culeada por un extraño ante los ojos de su marido sabía que pronto iba a tener dos trancas a su disposición . Jorge sonrió al ver la reacción de su mujer y comentó: ¿Sólo eso ? Isabel miró a su marido y le dijo: Paciencia cariño, que dentro de poco habrá más . Y diciendo esto volvió a desabrochar otro botón de la blusa, el tercero, que ya dejaba al descubierto parte del maravilloso canalcito que formaban sus pechos apretados por el sujetador Me miró fijamente a los ojos y me preguntó: ¿Te gusta lo que ves ? Mucho contesté Yo veo más que tú me dijo Jorge con una sonrisa, que de lado junto a su mujer podía ver la abertura lateral del escote.
Como ya había muy poca gente en el restaurante y los camareros apenas se acercaban, Isabel se giró hacia Jorge, colocándose de lado hacia mí, mostrándome la abertura de su blusa y toda la parte de su pecho izquierdo que sobresalía de un sujetador negro de encaje y transparencias . Isabel me miró y dijo: Ahora no te podrás quejar . Pensé que ya todo estaba claro y llegaba la hora de tomar una decisión que ya estaba tomada, aunque había que ir con precaución para no meter la pata y que tanto ella como Jorge disfrutaran de la situación, pero sin malentendidos, con tacto y buen ambiente La miré a los ojos y le dije: Isabel, me la has puesto muy dura y creo que a tu marido también . Jorge se rió y me dijo: ¡A su marido también .! Isabel metió la mano bajo la mesa discretamente, se la pasó a Jorge por el paquete y exclamó: ¡A mi marido también !. Y nos reímos los tres con sonoras carcajadas ..
Creo que será mejor pedir la cuenta y retirarnos a nuestros aposentos comenté como quien no dice nada.
Estamos de acuerdo, ¿verdad cariño ? le comentó Jorge a su mujer.
Isabel se quedó en silencio, pensativa. Se le notaba excitada, transpiraba erotismo, se le notaba con ganas de experimentar algo atrevido, algo prohibido, y de compartirlo con su marido Nos miró a los dos con ojos de gata en celo
Miró a Jorge un poco seria y le dijo: Cariño, ¿Tienes claro lo que vamos a hacer ? ¿Realmente lo deseas ? Al decir esto Isabel se ruborizó a pesar de la desinhibición del alcohol, y Jorge le contestó con otra pregunta: Isabel, tu ya sabes lo que deseo pero, ¿Y tú, lo deseas ? Dime la verdad.
Isabel no contestó, se arregló el escote y cogió su bolso, nos miró y preguntó: ¿Nos retiramos a nuestros aposentos?
Mi obelisco se revolvió dentro de mi bragueta, Jorge y yo nos miramos y nos sonreímos con cara de complicidad. Nos levantamos, y mientras nos poníamos las chaquetas dejé el dinero de la cuenta sobre la mesa. Nos dirigimos hacia los ascensores en silencio, se notaba la tensión de la excitación del momento. Los tres éramos conscientes de lo que iba a pasar, y creo que tanto Jorge como yo queríamos que Isabel se lo pasara lo mejor posible. Yo era consciente de que aquel momento era muy importante para su relación de pareja y sabía que mi actitud podía perjudicarla o unirles más de lo que ya estaban si todo transcurría de forma agradable, natural y con buen rollo.
Al entrar en el ascensor le di la llave de la habitación a Isabel. Caminando hacia el ascensor se le había abierto un poco la blusa, y mi vista se fue hacia sus pechos Ella se dio cuenta y sonriendo nerviosamente le comentó a Jorge mirándose el escote: Parece que le gustan . A lo que él le contestó: Seguro que le gustarán más cuando pueda verlos Salimos del ascensor e Isabel abrió la puerta de la habitación con ciertos nervios Me dispuse a sacar unas copas para servir el vino que con anterioridad había llevado y abrir la botella mientras les comentaba que aquel encuentro era digno de celebrarse. Isabel y Jorge se quitaron las chaquetas y observaron la habitación: había una amplia cama, un sofá doble, un sillón y un escritorio. Isabel se fue hacia el baño diciendo que quería refrescarse. Cuando nos quedamos solos Jorge y yo, él me dijo que estaba muy agradecido conmigo por todo lo que había hecho. Yo le contesté, con reciprocidad, que yo le estaba agradecido por todo lo que iba a hacer, y nos reímos a carcajadas. Un poco serio le dije que los dos me parecían buenas personas, que podía ayudarles a hacer realidad sus fantasías y además yo iba a tener el placer de compartir con él a una señora tan atractiva como su mujer . Jorge se sentó en el sillón y me pidió que me sentara en el sofá doble para obligar a Isabel a sentarse junto a mí. Teníamos las copas en la mano cuando ella salió del baño. No se había quitado nada de ropa. Jorge le alcanzó su copa y ella, lentamente y con cierta timidez, se sentó a mi lado. Brindamos y yo solté: Por su matrimonio, por que lo que pase en esta habitación les una más y sea el inicio de una vida más atrevida juntos. Isabel se levantó del sillón, se dirigió hacia Jorge y le dio un beso en los labios diciéndole: Gracias cariño, te quiero . Jorge le contestó: Las gracias te las debo a ti, por dejarme hacer realidad mis sueños . Isabel se volvió a sentar en el sofá, se giró hacia mí y me dio un leve beso en los labios y me dijo: Gracias por ayudarnos Jorge se recostó en el sillón con la copa de vino en la mano y se dirigió a mí Bueno tu dirás ¿Qué se hace ahora ? Yo le contesté con otra pregunta: ¿Qué te gustaría que pasara ? Jorge respondió con cara de excitado y tímido: Ya les he comentado a los dos que, en principio, me gustaría mirar Me dirigí a Isabel, la tenía muy cerca, casi podía notar los latidos de su alterado corazón y olía su sensual perfume. Yo la sentía excitada y nerviosa, esperando sin saber muy bien qué hacer
Yo quería ir despacio, no precipitar las cosas, disfrutar del morbo de cada momento y que ellos dos no olvidaran aquella tarde en mucho tiempo
Y a ti, ¿Qué te gustaría que pasara ? le pregunté.
No lo sé, nunca he estado en una situación como esta, el experto eres tú cierto me respondió.
¿Estás nerviosa? (Pregunta tonta) le cogí una mano, que estaba muy fría denotando el nerviosismo que sentía Relájate intenta disfrutar y a partir de ahora deja de controlarte y da rienda suelta a tus instintos Jorge se dirigió hacia mí: A Isabel le encanta que la acaricien que la besen tiene unos pechos muy sensibles . Y le dijo a ella: ¿Por qué no te pones cómoda, mi amor?. Isabel se quitó los zapatos y le dio un buen trago a la copa de vino, acabándola. Luego se levantó mientras comentaba que se le iba a arrugar la falda, se acercó a su marido y le preguntó si quería desabrochársela Creo que ella ya sabía la respuesta: Jorge le comentó que prefería que lo hiciera yo. Volvió a llenar su copa sensualmente y se acercó a mi y me preguntó: ¿Me la desabrochas tú ? Será un placer le dije mientras ella se colocaba de espaldas a mí y yo llevaba mis manos a su cremallera, que bajé lentamente. Sentía cómo Jorge alternaba su mirada entre los ojos de Isabel y mis manos. Una vez bajada la cremallera tiré lentamente de la falda hacia abajo y aunque no pude ver su culo porque lo tapaba el faldón de la blusa (seguro que ella esperaba que lo descubriera y se lo sobara pero yo quería seguir disfrutando cada instante), sí descubrí unas piernas bien torneadas y bronceadas enfundadas en unas medias de lycra.
Terminé de quitarle la falda y le acaricié suavemente las piernas hasta un poco más arriba de las rodillas Preciosas le comenté. Ella le dio un buen sorbo a la copa con vino mirando a Jorge, colocó la falda sobre el escritorio y se sentó muy cerca de mí, subió las piernas al sofá y apoyó su espalda sobre mi pecho . Mi brazo izquierdo quedó tras su espalda, por lo que pasé por encima de su hombro y le cogí una mano ¿estás mejor más relajada ? Jorge se había despatarrado en el sillón y se acariciaba el paquete discretamente. Miraba a su mujer, excitado y a mí me gustaba mucho ir tensando la situación, sin precipitar nada, que las cosas fluyeran naturalmente Quizás él quisiera que las cosas fueran más deprisa Rodee a Isabel con mis brazos, con la mano izquierda le cogí su mano izquierda y las situé bajo su pecho, con la mano derecha le acariciaba distraídamente el brazo derecho Isabel temblaba de excitación Me dirigí a Jorge: ¿Te gusta lo que ves?. ¡Mucho! me respondió Sigue por favor. Al igual que a Isabel, le pedí que no se cortara y que dejara sus instintos en libertad Isabel apoyó su cabeza en mi hombro y se giró ligeramente mirando a su marido, hasta poner su boca frente a la mía.
Primero fue un suave contacto de nuestros labios, luego lentamente fue abriendo su boca y me regaló su lengua, y finalmente terminamos aquel primer beso con cierta pasión controlada, devorándonos mientras yo le acariciaba el estómago con mi mano izquierda y le rozaba (con toda intención) la parte baja de sus tetas Ella me agarró la mano y se la colocó sobre el pecho derecho . Mi animal dio un respingo dentro de mi portañuela pidiendo la libertad condicional Dejamos de besarnos, pero ella mantenía mi mano izquierda agarrada sobre su teta. Empecé a acariciarle el pecho suavemente y los dos volvimos la mirada hacia Jorge que, descaradamente, se acariciaba el paquete mientras fumaba un cigarrillo Isabel suspiraba mientras seguía sobándole el pecho. ¿Estás bien? le pregunté Muy bien me respondió. ¿Y tú? pregunté a Jorge. Continúa, por favor me dijo por toda respuesta Solté la teta de Isabel y fui desabrochándole los botones de la blusa muy lentamente mientras miraba a Jorge, que tenía una cara de morbo impresionante y se veía que estaba disfrutando mucho con el espectáculo Tras quitarle la blusa Isabel quedó en ropa interior Llevaba un precioso conjunto de tanga y sujetador negros de encaje y transparencias que insinuaban perfectamente sus pezones y los pelos del coño Las medias eran medias y estaban sujetas por un sensual liguero a juego con el sujetador y el tanga . Jorge le pidió a su mujer que me dejara ver bien su sensual lencería, ya que era la sorpresa que me quería dar le pidió que caminara un poco por la habitación
Ahora tenía una visión impresionante de su cuerpo Isabel estaba realmente sensual, en tanga y sujetador, con la copa con vino en la mano y caminando lentamente hasta el escritorio. Dejó la copa sobre él apoyando sus brazos y echando su precioso culo hacia atrás Jorge se sobaba el paquete con fruición, se había abierto la cremallera y había introducido la mano en su bragueta acariciándose el pene. Yo me había quitado la corbata, los zapatos y los calcetines y aproveché para desabrocharme el pantalón y dejar que Isabel notara mi verga hinchada a través de los bóxer negros Ella se dio la vuelta y nos pilló a los dos acariciándonos los miembros por encima del calzoncillo Abrió los ojos con cara de morbo total llevó una mano a su pecho derecho y la otra a su chuchita y se acarició suavemente, ya perdiendo totalmente la timidez, y observándonos de manera muy lasciva
Se dirigió a su marido Cariño, sácatela y déjame ver cómo te la pajeas porque voy a cumplir una de tus fantasías Jorge se había quitado la corbata rápidamente, como para no perderse lo que sabía que iba a pasar, se puso de pié y se desnudó totalmente en un santiamén, volviéndose a sentar con su verga ahora libre entre sus manos, meneándosela lentamente y esperando . Isabel lo observaba muy excitada volvió la vista hacia mí, que me acariciaba el paquete por encima de los bóxer, sin quitarme todavía la ropa Se acercó lentamente y se puso de rodillas frente a mí. Mientras, yo aproveché para despojarme de la camisa . Mi verga estaba como una roca, tenía a Isabel frente a mí, con una perspectiva inmejorable de sus tetas todavía dentro del sujetador, sus pezones hinchados se marcaban perfectamente a través de la tela transparente Una vez terminó hizo ademán de bajarme los pantalones, a lo que yo levanté un poco el culo del sofá para ayudarla en la operación Tiró mis pantalones hacia un rincón de la habitación y puso sus manos sobre mis muslos, acariciándolos Volvió la mirada hacia su marido y le dijo: Creo que esta era una de las cosas que querías verme hacer así que disfrútala como la voy a disfrutar yo Y mientras decía esto y manteniendo la mirada hacia Jorge deslizó su mano derecha hasta mi verga y la acarició suavemente sobre los calzoncillos, soltando un suspiro de excitación A continuación me separó las piernas y se metió entre ellas mientras seguía acariciándome el rabo Tienes una buena verga, ah me dijo Y agachando la cabeza me mordió suavemente la tranca por encima de la tela de los bóxer Su melena caía sobre mi paquete y yo quería disfrutar del morbo de verla con mi verga en la boca, y tampoco quería que Jorge se perdiera el espectáculo que tanto tiempo había esperado, así que se la aparté suavemente.
Ella ahora recorría todo el largo de mi nabo (todavía enfundado en el calzoncillo) con la lengua, se había puesto a cuatro patas para ofrecerle una excitante vista de su culo a su marido. Pensé que si seguía así Jorge se iba a perder algo que le daba mucho morbo: ver a su mujer quitarme los bóxer y meterse mi verga en la boca. Así que le cogí la cara a Isabel suavemente y se la aparté de mi paquete, la puse a la altura de mi boca y le di un manoseo de putas mientras aproveché para llevar mis manos a los corchetes de su sujetador no lo solté esperé su reacción dejó de besarme y me pidió: Quítamelo . Se lo desabroché y lo dejé así mientras seguía besándola de reojo veía cómo Jorge no se perdía detalle, tenía la verga hinchada y morada de tanto meneársela y pensé que no tardaría mucho en acabar Isabel se bajó los tirantes del sujetador, se lo quitó y se separó un poco de mí para ofrecerme una visión de sus impresionantes tetas ¿Te gustan? me dijo Las cubrí con mis manos sintiendo la suavidad de su piel, la dureza de sus pezones, el pálpito de su acelerado corazón Isabel cerró los ojos disfrutando del momento mientras Jorge nos miraba con los ojos como platos, excitadísimo Isabel se pegó a mí apretando sus pechos contra el mío, me dio un morreo de campeonato y yo aproveché para alargar mis manos hasta su culo, poner una mano sobre cada nalga y sobárselas a conciencia, sabiendo que su marido no se perdería detalle Como los tres ya estábamos bastante excitados decidí dar un paso más Estoy seguro que Jorge quiere verte sentada en la cama le dije a Isabel, que me miró con cara de no entender. De todas formas se levantó con sus tetas bamboleantes y se sentó en el borde, y al mismo tiempo yo me acerqué de pié junto a ella, de lado para que su marido no se perdiera detalle de lo que iba a pasar Acerqué mi verga dura como un palo (todavía encerrada en los calzoncillos) a su cara y ella sonrió y miró a Jorge puso la mano derecha sobre mi paquete y empezó a recorrerlo de arriba abajo Después llevó una mano a cada lateral de mis bóxer y fue bajándolos lentamente hasta que mi falo totalmente hinchado saltó como un resorte junto a su cara Me bajó los calzoncillos hasta los pies y pasó la lengua cerca de mi verga para atrapar un hilillo de líquido seminal que se escapaba
Isabel, ya totalmente desinhibida agarró mi rabo con la mano derecha y comenzó a meneármela lentamente mientras con la izquierda sobaba mis huevos tenía su boca a pocos centímetros de mi tranca. Miró a su marido con cara de lujuria absoluta y le preguntó: ¿Esto es lo que querías verme hacer ? Y sin esperar la respuesta engulló mi verga totalmente y comenzó a mamármela lentamente, con delicadeza Llevó la mano izquierda de mis huevos a mi culo y acompañó la
impresionante mamada con unas caricias a mis nalgas, clavándome suavemente sus uñas Yo me sentía en el séptimo cielo. Miraba a aquella mujer, aquella señora con cara de niña-bien mamándome la verga como una experta profesional Volví a apartarle la melena suavemente para que Jorge no se perdiera detalle de lo que tanto tiempo había estado esperando ver Estaba maravillosa, sus tetas se movían al compás de la mamada, sus piernas, enfundadas en aquellas medias negras de lycra y bien abiertas, dejaban ver el minúsculo tanga humedecido por la excitación y el morbo del momento que estaba viviendo Isabel seguía comiéndome la verga, su lengua ávida recorría cada centímetro de mi piel. Con la mano izquierda pegó la tranca a mi vientre y arremetió contra mis huevos, metiéndoselos alternativamente en la boca y chupándolos, mientras introducía su mano derecha en el tanga y comenzaba a masturbarse lentamente Podía ver su anillo de casada a través de la tela transparente de las bragas Miré a Jorge que seguía meneándosela ahora con un ritmo acelerado, y con la cara roja del morbo de ver a su mujer chupándole la verga a un extraño delante de su marido . Le hice una señal para que se acercara.
¿Te gustaría tener una verga en cada mano ? le pregunté a Isabel, que estaba ensimismada, con los ojos cerrados sintiendo los dos dedos que se había metido en el coño mientras seguía chupándome el nabo No me contestó.
Jorge se puso de pié y se acercó a donde yo estaba, acercando su pene a la cara de Isabel, que abrió lo ojos y creyó estar en el país de las vergas sorprendida sacó su mano derecha del tanga y atrapó la tranca de su marido.
Dejó de chupar mi palo y engulló la de Jorge mientras me masturbaba con su mano izquierda . Isabel gemía y temblaba de lujuria, mamaba y masturbaba alternativamente las dos trancas moviendo acompasadamente el culo en el mismo borde de la cama, intentando sentir más . Ya necesitaba que alguien se encargara de darle placer a ella . Isabel, con una cara de zorra impresionante, no paraba de intercambiarse las vergas en su boca. Jorge miraba extasiado a su mujer y le acariciaba el pelo, tanto él como yo jugábamos con sus pechos y sus pezones, acariciándolos, pellizcándolos, amasándolos Jorge, mirando a su mujer con la boca llena de verga, me dijo: ¡Quiero ver cómo se lo comes !. Al instante ella soltó mi verga y se dejó caer lentamente en la cama, quedando boca arriba con el culo en el borde, los pies colgando y apoyados en el piso. Jorge se acomodó a un lado de su mujer, que no tardó nada en atraparle el nabo y acercárselo a su cara para continuar con la mamada que le estaba pegando Yo me arrodillé en el suelo, entre las piernas de Isabel. Tenía una perspectiva inmejorable: su boca mamándole a su marido mientras con las manos le acariciaba los huevos y lo masturbaba, sus tetas parecían dos flanes moviéndose al compás de sus trabajos manuales y abriendo y cerrando las piernas, ansiosa por que le trabajaran esa chuchita rica No me hice esperar, con las bragas puestas le di unos leves besos en la cara interior de sus muslos que las medias dejaban al descubierto, y ella se revolvió como pidiendo más exigiendo más .pensé que ya estaba muy caliente y necesitaba correrse pronto Metí los dedos índices a cada lado de su tanga y comencé a bajarlo lentamente. Ella levantó el culo para facilitarme la operación y Jorge miraba extasiado cómo el chochete de su mujer, por fin, quedaba a disposición de un desconocido Una vez que se las bajé del todo quedó ante mi cara un coñito delicadamente depilado, sólo con un mondonguito de pelo en forma de triángulo en el pubis y el resto totalmente afeitado Metí mi cabeza entre sus piernas y pude percibir una agradable mezcla de perfume caro y flujos de hembra caliente. Me dediqué otra vez a besar la cara interna de sus muslos, a pocos centímetros de su coño hambriento sabía que Isabel estaba a punto y que con poco que le hiciera se correría como una loca y así fue. Eso es lo que más me gusta hacerle a una mujer, como disfruto .
Bajó la mano derecha hasta mi cabeza, y agarrándome de los pelos llevó mi cara hasta su sexo mientras me ordenaba: ¡Cómemelo ya! Le puse una mano en cada corva de las rodillas y le levanté y separé las piernas hasta casi hacerlas chocar con sus tetas, de esta forma su coño quedaba totalmente abierto y a mi entera disposición Empecé lamiéndole los labios con delicadeza y se revolvió como una posesa Jorge le sostuvo una de las piernas, liberándome la mano derecha, lo que aproveché para meterle un dedo en el coño y comprobar que aquello era una bañera Cuando comencé a darle suaves golpes con mi lengua en el clítoris me agarró la cabeza con las manos y se corrió en mi boca mientras emitía unos extraños grititos roncos por tener la boca llena de la verga de su marido, que miraba la situación totalmente empalmado y a punto de correrse Seguí dándole caña para hacer que la corrida de Isabel no decayera, metí mi lengua en su coño y se lo follaba a modo de nabo, le solté la otra pierna y metí mis manos debajo de sus nalgas levantándole el culo Jorge le había sacado la verga de la boca, supuse que por el evidente riesgo de la inminente corrida, y ahora se dedicaba a besar a su mujer y comerle las tetas mientras ella suspiraba y se retorcía de placer
Yo seguía comiéndole el coño, lamiéndoselo, chupándoselo metiéndole primero uno y después dos dedos Tenía la impresión de que aquel culo era virgen (y pocas veces me equivoco) y fui bajando mi lengua a todo lo largo del chochito hasta llegar a su ojete Ella dio un respingo al sentir que invadía aquella zona hasta ahora prohibida pero no dijo ni insinuó nada, mientras yo seguía perforándole el chocho con dos dedos. Le lamí el ano haciendo círculos con mi lengua a su alrededor y sentí cómo relajaba sus músculos, señal de placer y aprobación Seguí comiéndole el culo y finalmente introduje levemente mi lengua en el ano, ensalivándoselo bien. Cada vez que le daba una lamida ella experimentaba unos curiosos temblores de placer Volví con mi lengua al coño de Isabel, se la pasaba por todo lo largo, desde arriba hasta abajo como si lamiera un helado de lo más rico, y ella lo agradecía gimiendo y retorciéndose Quería ponerla a prueba y apoyé la punta de mi dedo índice en el ojete de su culo Ella hizo un reflejo de apretarlo, pero segundos después lo relajó y yo aproveché para introducirle la primera falange, que entró sin demasiado problema por la cantidad de saliva que le había dejado anteriormente Como no sentí ninguna reacción negativa continué con mi impresionante comida de coño y le introduje la segunda falange . Isabel cerró el ojete con fuerza Pensé que se había molestado, pero segundos después cerró sus muslos en torno a mi cabeza y me apretó mientras gemía y temblaba