Dejando de lado cualquier comentario de AM, si. Idem por Nancy Obregon.
Y en que te basas para afirmar que o avalar que tiene un nivel cultural bien bajo?.
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Alditus saca sus conclusiones acerca de Hilaria Supa,de
los errores ortográficos y sintácticos que descubre en una nota manuscrita de Supa.
Supa, claro está, no hace sino escribir el español como casi cualquier otro peruano que tiene al quechua como primera lengua.
Pero claro el (a ella) la descalifica totalmente como aquellos que votan por ella.
Pero mas aun habria que recordar lo que dice la Universidad catolica respecto a esto:
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2. Las faltas de ortografía y redacción contenidas en el texto fotografiado por Correo son expresión de la base fonológica y gramatical que la congresista Supa posee en virtud de su lengua materna, el quechua. Esta base genera, como es natural, una influencia en la adquisición del castellano como segunda lengua. Este tipo de influencia es común entre los bilingües quechua-castellano, quienes, en su gran mayoría, no han podido consolidar su aprendizaje del segundo idioma en condiciones apropiadas, como las que podría brindar la educación intercultural bilingüe, por razones políticas y económicas. Por tanto, no se puede juzgar la competencia en la escritura castellana de la congresista Supa como una dimensión independiente de su condición de quechuahablante, y hacerlo constituye una manipulación de los hechos lingüísticos
3. Los problemas de ortografía propios de los bilingües, como el cambio de las vocales i/e y u/o y las faltas de concordancia, constituyen elementos importantes de un
estereotipo acerca de los quechuahablantes que se ha generalizado en una sociedad jerarquizadora como la peruana. Este estereotipo consiste en pensar que dichos hablantes son, por necesidad, individuos carentes de inteligencia, cultura y educación, individuos que pueden ser calificados, en suma, de personas ignorantes. De este modo, a partir de las faltas mencionadas, Correo infiere que la congresista Supa posee las características descritas, lo que queda reflejado en el titular de portada ¡Qué nivel!
(Correo, 23/4/09) y en la columna de su director (24/4/09), en la que afirma: Tocábamos el tema [de la escritura de la congresista] porque nos preocupa que el bajo
nivel intelectual del Congreso dañe tanto a nuestra democracia. Queda claro, pues, el carácter discriminador de este procedimiento, basado en un estereotipo.
4. Otro hecho que es indispensable considerar en este caso reside en que las interferencias del sistema vocálico y de la sintaxis del quechua en el castellano constituyen dos de los rasgos lingüísticos más estigmatizados por los monolingües
castellanos en el habla de los bilingües; es decir, estamos ante una de las características lingüísticas que con mayor frecuencia se utilizan para juzgar negativamente a dichos hablantes y discriminarlos. Quienes insisten en juicios como
los que son materia de este pronunciamiento contribuyen a perpetuar una manifestación de violencia lingüística que se ha venido infligiendo en el Perú desde hace siglos contra los hablantes de lenguas indígenas cuando se expresan en
castellano.
5. Todas las lenguas constituyen una reserva de sabiduría acumulada por generaciones de hablantes que han tenido una particular e irrepetible relación con el mundo. Desde
el punto de vista lingüístico, valen tanto, pues, el quechua como el castellano, el asháninka como el inglés, el shipibo como el chino. Sin embargo, en nuestro país, la
falta de manejo de un aspecto del castellano la escritura se entiende por algunos como una carencia inadmisible en alguien que ejerce un cargo de representación, mientras que gran parte de los hablantes del castellano no reconocen como un problema la ignorancia de aspectos básicos del quechua, del aimara y de las lenguas amazónicas. Desde nuestro punto de vista, esta percepción expresa falta de cultura y, a la vez, refleja la desigual distribución de espacios de poder no solo para las lenguas peruanas sino también para sus hablantes.
6. Por todas estas razones, los profesores de la Sección de Lingüística de la Pontificia Universidad Católica del Perú condenamos este acto de discriminación y violencia
lingüística. Actos como estos son inaceptables en una sociedad democrática, embarcada en la búsqueda de una convivencia creativa y enriquecedora entre sus
diversas matrices culturales. Sin embargo, nos complace, al mismo tiempo, ser testigos de la pluralidad de reacciones en contra que este hecho lamentable ha generado.