drais
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1) Quien inició toda la retahilla de acciones legales es la PUCP y en todas ellas perdió. Fue la PUCP que muy confiada fue al TC, gracias al notable consejo de quién inició el embrollo, el Dr. Jorge Avendaño. Fue la PUCP que fue a Roma y en Roma le pusieron las cosas en claro.
2) El Arzobispado actúa en el ejercicio de sus derechos como administrador del legado de Riva Aguero. El benefactor dejó sus bienes a la PUCP como universidad vinculada juridicamente y culturalmente a la Iglesia Católica. La presencia del Arzobispo en la Junta de Administración era una garantía que las cosas siguieran ese curso.
3) Por enésima vez, el OPUS DEI nada tiene que ver el asunto. Como tantas veces se ha dicho, el asunto pudo haber estallado con cualquier persona diferente a Mns. Cipriani. En Roma ya se sabía desde hace mucho tiempo la situación irregular de la PUCP y la necesidad de poner orden.
4) El rector de facto y sus acólitos quieren hacer pasar como cierta el statu quo que se dio en el paso por el Arzobispado de mns. Landazuri y Mns. Vargas Alzamora. El segundo pretendía dejar cancha libre a las autoridades de la PUCP y dejar de lado las obligaciones del Arzobispado en la PUCP.
5) La Iglesia reconoce la libertad de cátedra pero señala expresamente que una UC tiene la obligación de transmitir a su alumnado la enseñanza de la Iglesia.
2) El Arzobispado actúa en el ejercicio de sus derechos como administrador del legado de Riva Aguero. El benefactor dejó sus bienes a la PUCP como universidad vinculada juridicamente y culturalmente a la Iglesia Católica. La presencia del Arzobispo en la Junta de Administración era una garantía que las cosas siguieran ese curso.
3) Por enésima vez, el OPUS DEI nada tiene que ver el asunto. Como tantas veces se ha dicho, el asunto pudo haber estallado con cualquier persona diferente a Mns. Cipriani. En Roma ya se sabía desde hace mucho tiempo la situación irregular de la PUCP y la necesidad de poner orden.
4) El rector de facto y sus acólitos quieren hacer pasar como cierta el statu quo que se dio en el paso por el Arzobispado de mns. Landazuri y Mns. Vargas Alzamora. El segundo pretendía dejar cancha libre a las autoridades de la PUCP y dejar de lado las obligaciones del Arzobispado en la PUCP.
5) La Iglesia reconoce la libertad de cátedra pero señala expresamente que una UC tiene la obligación de transmitir a su alumnado la enseñanza de la Iglesia.
No creo que haya necesidad de enredarse en argumentos que en lugar de aclarar el panorama lo enredan más y más. Vengo tratando de empaparme en el tema desde hace un tiempo atrás y lo que he sacado en limpio es que se trata de un asunto que, quiérase o no o dígase lo que se diga, va mucho más allá del ámbito legal. Tratar de reducirlo a este campo resulta insultante para quienes hemos sido testigos de los vaivenes del arzobispado a lo largo de las últimas décadas.
La razón por la que esto escapa a los límites del ámbito legal es que lo que está en juego, más allá de la tenencia de los bienes legados por Riva Agüero, es la administración no solo de estos, sino de lo que involucran es decir, entre otras cosas, la marcha académica de la Universidad. Esto, que fuera inicialmente negado por su abogado Natale Amprimo (quien posteriormente fue desautorizado al respecto por el propio Arzobispado) hoy se ventila abierta y descaradamente en cada entrevista que otorgan sus incondicionales. Esta mañana por ejemplo Fernan Altuve, miembro activo del Opus, no se canso de repetir hasta la saciedad, en una entrevista en BDP, que lo que se buscaba era preservar el derecho a la identidad religiosa (en este caso la católica) que la universidad acogía desde el mismo momento que se reconocía como tal. Y allí está el meollo del asunto y que los integrantes del tribunal constitucional se negaron a examinar en lugar de hacer el papel de juzgado civil que no les corresponde. Porque si hay alguien en el Perú, fuera de títulos y jerarquizaciones, que NO representa a la comunidad católica en su conjunto es el cardenal Cipriani. Su presencia en lo más alto de la cúpula católica peruana, si bien fue asignada por el Vaticano, no aglutina en torno a su pensamiento a los fieles creyentes de la doctrina católica, por el contrario, ha sido causal durante los últimos años de una estampida impresionante de creyentes hacia otras religiones cansados de los atropellos, dogmaticos y hasta políticos, de este jerarca religioso.
Hablar entonces de identidad religiosa suena a poco menos que hipocresía barata. Que sea el representante legal de la Santa Sede no le da categoría ni representatividad para manejar los destinos de una institución universitaria que en sus manos seria mutilada en lo más resaltante de su aporte al pensamiento en nuestro país: la diversidad. No podemos hablar de identidad religiosa cuando sabemos que otros cardenales anteriores a él no utilizaron la maniobra legal para ese fin. Y por si acaso, que no me vengan a decir ahora que quien acudió a los tribunales fueron las autoridades de la PUCP y que por ello los pobres jerarcas del arzobispado se vieron obligados a ventilar allí sus cuitas. Fue el TC quien le negó una acción de amparo en contra de un tal Muñoz Cho que quería imponer por la fuerza su influencia como administrador de la PUCP para hacer exigencias que escapaban a su atribución y le asigno como única vía legal posible la de un juzgado civil.
Aquí lo mas cierto del embrollo, y que los defensores del arzobispado quieren negar, es que el Opus Dei ha capturado las riendas de la Iglesia Católica peruana desde hace mas de dos décadas y que, a lo largo de todo este tiempo, ha dado claras muestras de acumulación de poder que excede sus características e identidad religiosa. Las esferas del poder se vieron invadidas por sus cuadros a excepción del que proviene de las canteras académicas y es allí donde ahora enfila sus baterías. Lo del legado de Riva Agüero es solo el pretexto perfecto y, aunque se llenen paginas y paginas con argumentaciones extraídas y desempolvadas de estantes de biblioteca y que asumen la pose jactanciosa de “no tapar el sol con un dedo”, quienes hemos vivido estos últimos años de dictadura cardenalicia, pero guardamos intactos los preceptos de la Iglesia en lo relacionado a la opción preferencial por los pobres, entendemos que esto va mucho más allá.
Y si no, Maestros, que alguien me responda una pregunta básica, sencillísima:
Ya que tanto se manosea la “identidad religiosa” como argumento base para la intromisión del arzobispado en la PUCP…. ¿Qué hay de la identidad académica? ¿No existe?
¿Roma Locuta Causa Finita?
Nancy tios… mejor les queda esta otra frase que no precisamente proviene del latín:
No se oye Padre….
Chaufa.
PD. Como verán no he utilizado en ningún momento el titulo de Iglesia Católica para referirme a quienes hoy pretenden apoderarse de la PUCP. A ellos los limito al termino arzobispado, ya que así los veo, tan solo como una jerarquía impertinente y temporal que para nada representa a los millones de católicos creyentes de nuestro país.