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Sebastien Faure, un anarquista francés, publicó un opúsculo titulado “Doce pruebas que demuestran la no existencia de Dios”. Su ataque no va dirigido contra el Dios de la filosofía. “Es el dios de las religiones, el de la historia religiosa de cada pueblo el que yo niego y voy a discutir”, escribe. He aquí las pruebas que aporta este pensador.
1. La acción de crear es inadmisible.
Esta idea fue mantenida por los jainistas hace muchos siglos. Decían que, “la creación no podría darse sin un deseo de crear”. Pero, ¿cómo puede ser que un Dios no creador, de repente, se torne creativo?. Sólo se puede explicar por el deseo. Pero el deseo de crear implica una voluntad, una actividad egoico-emotiva, es una imperfección. La concepción de un Dios creador del universo, perfecto omnisciente y omnipotente, es contradictoria, porque es contradictorio el ser perfecto y el crear. El creador necesita crear, luego no es perfecto si tiene necesidades. Perfecto sólo puede serlo lo cumplido, lo completo, lo que no necesita, ni anhela, ni desea, ni echa en falta.
2. El espíritu puro no puede determinar el universo.
Materia y espíritu son, por definición, irreconciliables.
3. Lo perfecto no puede producir lo imperfecto.
Sería una imperfección por su parte.
4. El ser eterno, activo y necesario, no pudo estar inactivo o ser innecesario.
Un Dios dormitando en el vacío, como lo presentan las cosmologías, tiene poca prestancia.
¿Qué acontecimiento habría podido inducir a Dios en su soledad para comenzar a crear, después de no haberlo hecho durante eternidades?
5. El Ser inmutable no puede haber creado. Crear es un cambio.
Ahí es nada, pasar de ser todopoderoso a tener frente a él al ser humano, libre y, por lo tanto, limitador de la omnipotencia divina. Si Dios creó al hombre libre, estableció un dominio donde no podía intervenir. Dejó, pues, de ser todopoderoso. Se anodadó, como dice san Pablo.
6. Dios no pudo haber creado sin motivo: pero es imposible encontrar alguno.
Es difícil armonizar el deseo con la dignidad. El que lo tiene todo, el perfecto, no tiene motivos para crear. La pereza es un deber de dios, no es un vicio. La pereza sería la manifestación de su absoluta plenitud, de la ausencia de toda carencia, de todo deseo, de un autocontrol perfecto, de toda necesidad. Dios, para ser Dios todopoderoso, omnisciente y omnipotente, no puede ser creador, debe ser perezoso, si crea es porque tiene la necesidad de crear, y ya no es perfecto.
7. Un Dios que gobierna niega la perfección de un Dios creador.
Es como un relojero que hiciera un reloj tan chapucero que necesita estar vigilándolo continuamente para que funcione bien.
8. La multiplicidad de los dioses atestigua que no existe ninguno.
Dios no sería justo si se presentara a unos hombres sí y a otros no, a unos de una manera y a otros de otra.
9. Dios no es infinitamente bueno.
La existencia del infierno lo atestigua.
10. O Dios quiere suprimir el mal y no puede, o puede suprimirlo y no quiere.
En ambos casos su bondad queda en entredicho.
11. Dios es un juez indigno, si es verdad que castiga al hombre, porque el hombre no es responsable de su situación, no puede elegir entre ser o no ser.
Cuando quiere darse cuenta se encuentra ya viviendo. La responsabilidad del mal moral es imputable a Dios, lo mismo que la del mal físico.
12. Dios no puede ser amor. Un ser perfecto no puede amar.
Todo lo que conocemos de amor y odio lo hemos aprendido de nuestra naturaleza, donde son afectos de la limitación. Por debajo de cada amor hay una carencia, una necesidad física y espiritual, y un movimiento hacia aquello que puede saciarlo. Nada de esto puede aplicarse a un Ser Perfecto, Inmutable, Autosuficiente.
1. La acción de crear es inadmisible.
Esta idea fue mantenida por los jainistas hace muchos siglos. Decían que, “la creación no podría darse sin un deseo de crear”. Pero, ¿cómo puede ser que un Dios no creador, de repente, se torne creativo?. Sólo se puede explicar por el deseo. Pero el deseo de crear implica una voluntad, una actividad egoico-emotiva, es una imperfección. La concepción de un Dios creador del universo, perfecto omnisciente y omnipotente, es contradictoria, porque es contradictorio el ser perfecto y el crear. El creador necesita crear, luego no es perfecto si tiene necesidades. Perfecto sólo puede serlo lo cumplido, lo completo, lo que no necesita, ni anhela, ni desea, ni echa en falta.
2. El espíritu puro no puede determinar el universo.
Materia y espíritu son, por definición, irreconciliables.
3. Lo perfecto no puede producir lo imperfecto.
Sería una imperfección por su parte.
4. El ser eterno, activo y necesario, no pudo estar inactivo o ser innecesario.
Un Dios dormitando en el vacío, como lo presentan las cosmologías, tiene poca prestancia.
¿Qué acontecimiento habría podido inducir a Dios en su soledad para comenzar a crear, después de no haberlo hecho durante eternidades?
5. El Ser inmutable no puede haber creado. Crear es un cambio.
Ahí es nada, pasar de ser todopoderoso a tener frente a él al ser humano, libre y, por lo tanto, limitador de la omnipotencia divina. Si Dios creó al hombre libre, estableció un dominio donde no podía intervenir. Dejó, pues, de ser todopoderoso. Se anodadó, como dice san Pablo.
6. Dios no pudo haber creado sin motivo: pero es imposible encontrar alguno.
Es difícil armonizar el deseo con la dignidad. El que lo tiene todo, el perfecto, no tiene motivos para crear. La pereza es un deber de dios, no es un vicio. La pereza sería la manifestación de su absoluta plenitud, de la ausencia de toda carencia, de todo deseo, de un autocontrol perfecto, de toda necesidad. Dios, para ser Dios todopoderoso, omnisciente y omnipotente, no puede ser creador, debe ser perezoso, si crea es porque tiene la necesidad de crear, y ya no es perfecto.
7. Un Dios que gobierna niega la perfección de un Dios creador.
Es como un relojero que hiciera un reloj tan chapucero que necesita estar vigilándolo continuamente para que funcione bien.
8. La multiplicidad de los dioses atestigua que no existe ninguno.
Dios no sería justo si se presentara a unos hombres sí y a otros no, a unos de una manera y a otros de otra.
9. Dios no es infinitamente bueno.
La existencia del infierno lo atestigua.
10. O Dios quiere suprimir el mal y no puede, o puede suprimirlo y no quiere.
En ambos casos su bondad queda en entredicho.
11. Dios es un juez indigno, si es verdad que castiga al hombre, porque el hombre no es responsable de su situación, no puede elegir entre ser o no ser.
Cuando quiere darse cuenta se encuentra ya viviendo. La responsabilidad del mal moral es imputable a Dios, lo mismo que la del mal físico.
12. Dios no puede ser amor. Un ser perfecto no puede amar.
Todo lo que conocemos de amor y odio lo hemos aprendido de nuestra naturaleza, donde son afectos de la limitación. Por debajo de cada amor hay una carencia, una necesidad física y espiritual, y un movimiento hacia aquello que puede saciarlo. Nada de esto puede aplicarse a un Ser Perfecto, Inmutable, Autosuficiente.