AnaBanAna
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11 Years of Service
Nunca me he mudado. Toda mi vida he habitado en la misma casa. Mi habitación siempre ha sido la misma en cuanto al continente pero el contenido, inevitablemente, siempre ha estado renovándose. Mudarse debe de ser una pesadilla. Me apiado de las personas que lo hacen regularmente. Lo que leerán a continuación no tiene como escenario una mudanza, sólo quería dejar establecido que no me gustan los grandes cambios. Aquellos cambios que toman mucho tiempo acostumbrarse a ellos. Por ejemplo: No hubiera soportado que me cambiaran de escuela; un cambio de sección hubiera sido sólo una molestia. Saber que tu padre se va a vivir con otra mujer te raja; un viaje de trabajo por unos meses es sólo
una linda y soportable nostalgia.
Espero que me perdonen por este primer relato si no les parece erótico pues quiero hacer una especie de introducción/presentación de mi misma, del ambiente y de las circunstancias en las que yo vivía, y que quizá fueron las causantes de mi temprano despertar sexual. Introducción ¿No les parece una palabra erótica? Quizá sólo sea una palabra sugerente. ¡JA!
Mi nombre es Annie. Mi edad no la quiero mencionar; pero para los que quieren saberlo todo y gustan de la sospecha les diré que mi edad está entre los 15 y 20 años. Resido en el cono sur, en un distrito que colinda con Barranco, Surco y el mar. Admiro el mar, mas no soy partícipe de la costumbre de ir a la playa; lo he hecho, a veces no hay opción. Soy de las personas que lleva un libro y que está la mayor parte del tiempo bajo una sombrilla. En realidad, siempre llevo un libro conmigo. Leo desde pequeña. Agradezco a mis padres por sembrar ese bonito hábito en mí.
Mi estatura es de un metro con sesenta y ocho centímetros. Soy delgada y de tez blanca. Desde pequeña me decían que iba a tener un lindo trasero: no se equivocaron. Mis pechos son pequeños, nunca he deseado tenerlos grandes. Aunque, cuando yo era pequeña, una persona me hizo creer que masajeando mis pechos de cierta forma me crecerían. Yo lo hacía todas las noches y se lo conté, entonces él me dijo que no iba a funcionar porque él tenía que hacer los masajes para que surtieran efecto en mis pechos. ¡JA¡ Mi cabello es castaño, largo y algo ondeado. Respecto a mi cara algunos me han dicho que tengo cara de inocente, otros de pícara; pero, algunos y otros, concuerdan en que no es desagradable verme. Resumiendo: no paso desapercibida en las calles.
Mis padres se separaron cuando yo era pequeña. Desde ahí cada vez que llegaba un tío, primo, padrino Me acercaba a ellos, quizá más de lo debido. Cuando yo era pequeña mi madre lo dejaba pasar; después, cuando yo ya tenía 11 años de mi edad, mi madre me dijo que debía guardar una distancia adecuada. Como buena niña que era yo, hacía caso a mi madre sólo cuando ella me podía mirar. En esos acercamientos que me prohibía mi madre fui descubriendo por medio de roces y caricias el placer que me puede provocar un hombre.
Pequeño relato: Cuando iba a la escuela siempre lo hacía en una movilidad particular. Durante un tiempo (que en otro relato contaré) no dormía lo suficiente, por lo que la movilidad me dejaba porque me despertaba muy tarde. Debido a eso tenía que ir a la escuela por mi cuenta. Mi madre me daba dinero para que yo vaya en taxi, y así lo hacía yo. Hasta que un día mi tío me encuentra en el paradero y me ve haciendo el ademán de parar un taxi. Me dice que no haga eso,que vayamos en microbús. Le dije que iba a llegar tarde a la escuela. El respondió: ya llegaste tarde a la escuela, si llegas más tarde igual es tarde. Accedí subir al Microbús, el cual estaba repleto. En cuanto subí reparé en que varios tipos me miraban. Uno de ellos se acercó un poco; pero cuando mi tío empezó a hablarme el tipo se detuvo. Para ese tiempo yo ya había sentido un pene detrás de mí y no había sido el de mi tío; fue el del chico de los masajes agrándadores de bustos. Ese chico fue el primero que me punteó y se sintió muy bien, muy rico. Y sólo quedó ahí, no llegó a más. Retomando el relato en el microbús, pensé en esa vez que aquel chico me hizo sentir su pene y logró sacar mi primer gemido de placer sexual, gemido que lo asustó, supongo, pues, después de eso no lo volví a ver más. Me acerqué a mi tío con ganas de sentirlo y recordé que en una reunión, estando él tomado, mencionó que no usaba ropa interior. Hasta ese momento yo no había visto un pene, sólo lo había sentido, y quería sentir el de mi tío. Me acerqué un poco más. Una de mis nalgas comenzó a rozar su pierna y me detuve, me quedé quietecita mientras mi excitación subía. El carro frenó y mi trasero quedó justo en su verga; me sentí tan arrecha de sentir su verga dura. Pero eso sólo fue unos segundos, cosas de la inercia. Yo, una nenita, había excitado a mi tío; me hizo sentir tan rica, tan deseada. Miré al tipo que estaba cerca y vi que miraba mi culito, en ese mismo instante sentí algo duro en medio de mis nalgas; mi tío se había colocado detrás de mí. Qué delicia. Así estuvimos todo el trayecto. En mi mente sólo imaginaba que me poseía, que era su mujer, que dormíamos en mi cama cosa que, tiempo después, sucedió.
Espero que me perdonen por este primer relato si no les parece erótico pues quiero hacer una especie de introducción/presentación de mi misma, del ambiente y de las circunstancias en las que yo vivía, y que quizá fueron las causantes de mi temprano despertar sexual. Introducción ¿No les parece una palabra erótica? Quizá sólo sea una palabra sugerente. ¡JA!
Mi nombre es Annie. Mi edad no la quiero mencionar; pero para los que quieren saberlo todo y gustan de la sospecha les diré que mi edad está entre los 15 y 20 años. Resido en el cono sur, en un distrito que colinda con Barranco, Surco y el mar. Admiro el mar, mas no soy partícipe de la costumbre de ir a la playa; lo he hecho, a veces no hay opción. Soy de las personas que lleva un libro y que está la mayor parte del tiempo bajo una sombrilla. En realidad, siempre llevo un libro conmigo. Leo desde pequeña. Agradezco a mis padres por sembrar ese bonito hábito en mí.
Mi estatura es de un metro con sesenta y ocho centímetros. Soy delgada y de tez blanca. Desde pequeña me decían que iba a tener un lindo trasero: no se equivocaron. Mis pechos son pequeños, nunca he deseado tenerlos grandes. Aunque, cuando yo era pequeña, una persona me hizo creer que masajeando mis pechos de cierta forma me crecerían. Yo lo hacía todas las noches y se lo conté, entonces él me dijo que no iba a funcionar porque él tenía que hacer los masajes para que surtieran efecto en mis pechos. ¡JA¡ Mi cabello es castaño, largo y algo ondeado. Respecto a mi cara algunos me han dicho que tengo cara de inocente, otros de pícara; pero, algunos y otros, concuerdan en que no es desagradable verme. Resumiendo: no paso desapercibida en las calles.
Mis padres se separaron cuando yo era pequeña. Desde ahí cada vez que llegaba un tío, primo, padrino Me acercaba a ellos, quizá más de lo debido. Cuando yo era pequeña mi madre lo dejaba pasar; después, cuando yo ya tenía 11 años de mi edad, mi madre me dijo que debía guardar una distancia adecuada. Como buena niña que era yo, hacía caso a mi madre sólo cuando ella me podía mirar. En esos acercamientos que me prohibía mi madre fui descubriendo por medio de roces y caricias el placer que me puede provocar un hombre.
Pequeño relato: Cuando iba a la escuela siempre lo hacía en una movilidad particular. Durante un tiempo (que en otro relato contaré) no dormía lo suficiente, por lo que la movilidad me dejaba porque me despertaba muy tarde. Debido a eso tenía que ir a la escuela por mi cuenta. Mi madre me daba dinero para que yo vaya en taxi, y así lo hacía yo. Hasta que un día mi tío me encuentra en el paradero y me ve haciendo el ademán de parar un taxi. Me dice que no haga eso,que vayamos en microbús. Le dije que iba a llegar tarde a la escuela. El respondió: ya llegaste tarde a la escuela, si llegas más tarde igual es tarde. Accedí subir al Microbús, el cual estaba repleto. En cuanto subí reparé en que varios tipos me miraban. Uno de ellos se acercó un poco; pero cuando mi tío empezó a hablarme el tipo se detuvo. Para ese tiempo yo ya había sentido un pene detrás de mí y no había sido el de mi tío; fue el del chico de los masajes agrándadores de bustos. Ese chico fue el primero que me punteó y se sintió muy bien, muy rico. Y sólo quedó ahí, no llegó a más. Retomando el relato en el microbús, pensé en esa vez que aquel chico me hizo sentir su pene y logró sacar mi primer gemido de placer sexual, gemido que lo asustó, supongo, pues, después de eso no lo volví a ver más. Me acerqué a mi tío con ganas de sentirlo y recordé que en una reunión, estando él tomado, mencionó que no usaba ropa interior. Hasta ese momento yo no había visto un pene, sólo lo había sentido, y quería sentir el de mi tío. Me acerqué un poco más. Una de mis nalgas comenzó a rozar su pierna y me detuve, me quedé quietecita mientras mi excitación subía. El carro frenó y mi trasero quedó justo en su verga; me sentí tan arrecha de sentir su verga dura. Pero eso sólo fue unos segundos, cosas de la inercia. Yo, una nenita, había excitado a mi tío; me hizo sentir tan rica, tan deseada. Miré al tipo que estaba cerca y vi que miraba mi culito, en ese mismo instante sentí algo duro en medio de mis nalgas; mi tío se había colocado detrás de mí. Qué delicia. Así estuvimos todo el trayecto. En mi mente sólo imaginaba que me poseía, que era su mujer, que dormíamos en mi cama cosa que, tiempo después, sucedió.