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10 Years of Service
Hola cofras, que tál? Espero que muy bien decidí compartirles una experiencia con una chica del trabajo, con la cual tuve un único encuentro, por decisión mutua, y fue de lo más raro.
La fémina en cuestión, era del área de asistencia social de mi hospital, Ashley, 25 años, morena, ondulada con cabello hasta la cintura, llenita, buen par de senos (36b) y un derriere agradable pero falto de tonicidad.
Ella, pese a su cargo, tenía una seria deficiencia, muy impaciente y tenía problemas constantemente con el personal. La acusaban; según los rumores; de déspota, altiva y narcisista, constantemente.... Yo solo analizaba los rumores. No pasaba de los días, tardes o noches. Esa es mi fórmula con las féminas, cuando no las conozco y sobre todo si tienen rumores de fondo, de ese tipo. Mejor evitar.
Bueno para no prolongar más este relato, un día ella va a mi oficina y sin modos o maneras tenemos el siguiente diálogo:
A: Buenos días, que tal? Necesito hablar con usted sobre unos papeles de parte de su área. La cual tiene quejas sobre mí. Mire acá ya tengo bastantes problemas con misóginos, machistas y con poca madurez, que no entienden mi posición. Y espero que usted como jefe del área tenga a bien corregir a aquellos, que han emitido este tipo de cosas sobre mi.
Mientras ella se despeñaba en el abismo del monólogo, perorata, como deseen llamarlo. Yo solo la miraba fijamente, de forma fría y sostenida.
Ella no dejaba de quejarse, y de decir que por eso estan mal las cosas, que sin su intervención y actitud bossy, todos harían lo que les pega la gana, y la típica por que es mujer había que "respetarla".
I: Creo haberla escuchado, lo suficiente... Esto.
A: No me interrumpa ¡Ustedes los hombres! siempre hacen lo mis...
I: Le pido que se retire de mi oficina, no tolero los gritos, agresiones o humillaciones, veo que esos informes no son irreales, como usted sostiene.
A: No hasta que me solucione.... Y usted es un...
I: Adiós.
Luego la dejé con la palabra en la boca y listo.
Días despúes el gerente me llama a pedirme explicaciones, y que la susodicha me acusaba de mansplaining (estos cristalitos...) acoso y misoginia.
Yo procedí a explicarme y al final el gerente entendió que estaba tratando con una mujer llena de narcisismo y llena de soberbia, pese a ser tan bella, tal cual una coral.
Luego pasaría algo que nos sorprendió a todos, luego de una semana de la charla con el gerente, creo que el estaba harto también, e incluso dije que no era para tanto pero. Estaban despidiéndola, ella de inmediato, estaba buscando aliados y todos le daban la espalda, hasta los supuestos amigos de su misma área, su jefe inmediato, nadie quería darle una oportunidad.
En eso la veo llorando, en una esquina cerca de mi área. Cuando me ve se limpia el rostro y se pone de pie, haciéndose la digna me dice: Estará contento verdad?
I: Si alguien daña a mi personal, se dan las consecuencias
A: Pero ( ya iba a poner tono de mandona y vilipendiadora)
I: Demonios chiquilla, cállate y escucha:
1.- La disciplina no se imparte humillando.
2.- El que seas mujer u hombre no te garantiza respeto si no te lo ganas.
3.- Tus titulos académicos, no te dan derecho a sobajar a nadie...
4.- Aléjate de mi vista, me repugna que teniendo tanto potencial, lo
gastes siendo una soberbia.
Intempestivamente me abraza y entre lágrimas me dice:
A: Gracias, nadie me había dicho algo así, por algo le estiman sus trabajadores.
Yo ni la tocaba, permanecía frío, como debe ser, entre sollozos prometió ser distinta.
Al transcurrir los días parecía que cumplía su promesa, los trabajadores estaban dándole una oportunidad al ver que se hablaba conmigo, en buenos términos, claro está.
Llega el día de su cumpleaños, y pasaría algo que me marcó: sorpresa y a la vez incomodidad.
(Continuará)
La fémina en cuestión, era del área de asistencia social de mi hospital, Ashley, 25 años, morena, ondulada con cabello hasta la cintura, llenita, buen par de senos (36b) y un derriere agradable pero falto de tonicidad.
Ella, pese a su cargo, tenía una seria deficiencia, muy impaciente y tenía problemas constantemente con el personal. La acusaban; según los rumores; de déspota, altiva y narcisista, constantemente.... Yo solo analizaba los rumores. No pasaba de los días, tardes o noches. Esa es mi fórmula con las féminas, cuando no las conozco y sobre todo si tienen rumores de fondo, de ese tipo. Mejor evitar.
Bueno para no prolongar más este relato, un día ella va a mi oficina y sin modos o maneras tenemos el siguiente diálogo:
A: Buenos días, que tal? Necesito hablar con usted sobre unos papeles de parte de su área. La cual tiene quejas sobre mí. Mire acá ya tengo bastantes problemas con misóginos, machistas y con poca madurez, que no entienden mi posición. Y espero que usted como jefe del área tenga a bien corregir a aquellos, que han emitido este tipo de cosas sobre mi.
Mientras ella se despeñaba en el abismo del monólogo, perorata, como deseen llamarlo. Yo solo la miraba fijamente, de forma fría y sostenida.
Ella no dejaba de quejarse, y de decir que por eso estan mal las cosas, que sin su intervención y actitud bossy, todos harían lo que les pega la gana, y la típica por que es mujer había que "respetarla".
I: Creo haberla escuchado, lo suficiente... Esto.
A: No me interrumpa ¡Ustedes los hombres! siempre hacen lo mis...
I: Le pido que se retire de mi oficina, no tolero los gritos, agresiones o humillaciones, veo que esos informes no son irreales, como usted sostiene.
A: No hasta que me solucione.... Y usted es un...
I: Adiós.
Luego la dejé con la palabra en la boca y listo.
Días despúes el gerente me llama a pedirme explicaciones, y que la susodicha me acusaba de mansplaining (estos cristalitos...) acoso y misoginia.
Yo procedí a explicarme y al final el gerente entendió que estaba tratando con una mujer llena de narcisismo y llena de soberbia, pese a ser tan bella, tal cual una coral.
Luego pasaría algo que nos sorprendió a todos, luego de una semana de la charla con el gerente, creo que el estaba harto también, e incluso dije que no era para tanto pero. Estaban despidiéndola, ella de inmediato, estaba buscando aliados y todos le daban la espalda, hasta los supuestos amigos de su misma área, su jefe inmediato, nadie quería darle una oportunidad.
En eso la veo llorando, en una esquina cerca de mi área. Cuando me ve se limpia el rostro y se pone de pie, haciéndose la digna me dice: Estará contento verdad?
I: Si alguien daña a mi personal, se dan las consecuencias
A: Pero ( ya iba a poner tono de mandona y vilipendiadora)
I: Demonios chiquilla, cállate y escucha:
1.- La disciplina no se imparte humillando.
2.- El que seas mujer u hombre no te garantiza respeto si no te lo ganas.
3.- Tus titulos académicos, no te dan derecho a sobajar a nadie...
4.- Aléjate de mi vista, me repugna que teniendo tanto potencial, lo
gastes siendo una soberbia.
Intempestivamente me abraza y entre lágrimas me dice:
A: Gracias, nadie me había dicho algo así, por algo le estiman sus trabajadores.
Yo ni la tocaba, permanecía frío, como debe ser, entre sollozos prometió ser distinta.
Al transcurrir los días parecía que cumplía su promesa, los trabajadores estaban dándole una oportunidad al ver que se hablaba conmigo, en buenos términos, claro está.
Llega el día de su cumpleaños, y pasaría algo que me marcó: sorpresa y a la vez incomodidad.
(Continuará)
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