Han pasado más de 4 meses desde el inicio de mi vida sexual al lado de Don Germán…
Mi esposo se acaba de ir al trabajo, como es costumbre nos hemos despedido con un suave beso, mientras cierro la puerta no puedo dejar de comparar a mi esposo y su padre, tal vez la experiencia, su firme trato y el deseo que pone en cada caricia sea lo que tanto me atraiga y me derrita de él. Don Germán es un hombre de complexión normal, un hombre maduro con canas, escaso cabello y barriga cervecera sin embargo con una fogosidad y apetito sexual que ya quisieran muchos veinteañeros. Una parte que me aloca es pues su verga canosa y es que a la vista, como al tacto, al olfato y gusto es una herramienta que me hace disfrutar como loquita.
Me termino de preparar y espero a Don German quien me viene a buscar para llevarme a su departamento. Durante el trayecto conversamos:
-Luces preciosa Jaqui, ¡qué bueno te hayas puesto tan bella para mí!
-Ay gracias papito (ahora lo llamaba así), estoy estrenando ropita, tanto el vestido que traigo puesto como esta tanga es especialmente para que me lo quites tu – dije sumamente coqueta.
-Uff, deliciosa mi vida- nos detuvo el semáforo y nos besamos con desesperación y hambre de sexo había pasado 3 días desde nuestro último encuentro, nos fuimos directamente a su departamento él vive actualmente en un departamento ubicado por Shell. Ni bien cruzamos la puerta de su departamento empezaron a caer nuestras ropas iniciando un ritual de abrazos y caricias, chupándonos nuestras lenguas. El diminuto tanga que traía puesto, fue retirado por mi suegrito con sus dientes, dejándome totalmente desnuda y mojada. Nos tumbamos en su cama y le pedí con la voz más melosa:
-Amor, méteme el dedo en el potito.... – era uno de nuestros juegos previos.
-Potito Jaqui??? Hay mi amorcito si tienes un tremendo culazo -Me respondió mi suegrito, mientras me volteaba y separaba mis nalgas.
Sentí su lengua rasposa subiendo y bajando por entre mis nalgas y así introdujo su dedo poco a poco en mi ano que no ofrecía resistencia a su amo, este se iba amoldando a ese dedo que me invadía y daba giros arrancándome suspiros, mientras los labios de mi suegro me rozaban las orejas, el cuello, besaba luego mi parte superior de los senos, para después succionar mis pezones sonrosados haciéndome gemir y delirar.... Pasé yo, aún aprisionando el dedo de mi hombre para que continuara con su tratamiento, lamiendo parte de su cuerpo fui girada como una muñeca siendo colocada en un 69 de lo más morboso.
No espere a que me lo ordenara y fui yo misma quien busco su endurecida verga canosa. Se lo besé, lamí y chupé con deleite y entrega, tomaba sus testículos canosos y los masajeaba mientras mi boca devoraba su verga con hambre y desesperación hasta que termino llenando mi boca… qué sabrosa estaba, acidita y espesita! Se lo dejé limpiecito, ni una gotita dejé de absorber.
-Aahhh Jaquicital, qué forma de chuparla, en todo este tiempo me has demostrado que te gusta chupar vergas dime que solo me la chupas a mí, dime que a mi hijo no se la chupas como me lo haces a mi
-Ummm sí, me gusta su verga Don German, papito.... la adoro con esa cabeza tan gruesa y esas canas que tanto me encantan. – volví a besar su verga y limpiarla sumisamente.
- Uhmm esta tan deliciosa, uhmmmm y también tus bolas uhmmmmm, hahaha. – me había vuelto adicta a su verga y nuestros encuentros siempre eran sin protección, a ambos no nos gustaba protegernos…..
- Asi, Jaqui, eres mía y lo sabes, me perteneces, ahora demuéstrame cuanto deseas tenerla adentro.... ¡Ponte a cuatro patas ahora! – me dijo mi suegro mientras me daba una sonora nalgada
Obediente me coloqué en cuatro, ya estoy acostumbrada, - Mi suegro comenzó a besarme por mis muslos, los acariciaba con sus dedos y mojaba con su boca, como aún no había terminado, me tenía a punto de estallar....
Llegó a mis nalgas para morderlas y lamerlas, las entreabrió y me obsequió una chupada de culo tan fuerte y tan placentera, que cuando poso sus labios en mi clítoris, ¡me hizo tener un delicioso orgasmo!
-Aaaagghhh don German, métamela por favor, mi vagina arde.... ¡Ya no aguanto, cácheme!
Y me la metió provocándome otro orgasmo.... ¡Qué rica era la verga de mi suegro! Yo gemía y temblaba gustosa de sentirme poseída por el padre de mi marido, lo sentía mi dueño, era suya y quería seguirlo siendo, Me tomaba por la cintura y de vez en cuando me daba nalgadas, eso me encendía todavía más.... luego de pocos minutos en esa pose me sentí inundada por el semen de mi suegro
-Aaayy que rico mi amor, lléname de todo tu semen, préñame, quiero tener un hijo suyo Don German
Lego de sentirme totalmente inundada de su ser, se aproximó a mi cuello por detrás besándolo tiernamente, yo giré, saqué mi lengua y recibí la suya con el placer de la hembra satisfecha y de haber sido poseída por su macho. Nos separamos y acostamos abrazados, nos llenamos de mimos, sonó el teléfono y lo conteste apresurada, era mi esposo que llamaba para saludarme, mientras su padre se acercó y empezó a besar y lamer mi ano desde la posición que había quedado.
Yo quise retirarlo con señas y movimientos pero luego de que se me escapo un gemido lo hice a un lado mientras trataba de cortar a mi esposo con una tonta respuesta despidiéndome. Me gire a verlo, estaba ahí aun con su verga dormida, le sonreí coquetamente y envuelta en una toalla me fui a bañarme, no demoro mucho pues luego de unos minutos ya lo tenía detrás mío completamente desnudo.
Nos enjabonábamos el uno al otro y nos lavábamos entre sobeteos y caricias luego de unos minutos vi su verga nuevamente erecta.
-Don German acaso usted nuca se cansa????- pregunte con voz melosa mientras se la meneaba suavemente con mis manos.
-Qué puedo hacer se pone así por ti además, estas en la obligación de satisfacer a tu macho – respondió mientras frotaba sus dedos en mi vagina mojándolos rápidamente.
Era verdad, era mi hombre, mi macho y debía complacerlo. Levanté una pierna y me arqueé un poco, buscando que su verga entre en mí, no demoro mucho así que sujetándome de las caderas iniciamos un delicioso sexo mientras el agua caía sobre nuestros cuerpos....
En un arranque de niña mimada me solté de él y salí corriendo de la ducha hacia la habitación riendo, mientras Don German iba tras de mí, me cogió de la cintura mientras ambos reíamos y caímos en el piso sobre la alfombra mientras nos besábamos con pasión. Ahora fui yo quien monte ahora a mi suegro e inicié movimientos de sube y baja, circulares meneando las nalgas en círculos y buscando el máximo placer de nuestros cuerpos fusionados; el chupaba mis senos y estiraba mis pezones arrancándome gemidos y alaridos pidiendo que me diera más fuerte, hasta que con mis contracciones vaginales lo hice acabar, al sentir su semen quemando mi ser me vino un nuevo orgasmo clavándole las uñas y cayendo sobre él.
Volvimos a la cama, estando rodeada por sus brazos me sentía tan feliz, tan amada, tan protegida, no quería que eso terminara, quería tenerlo todas las noches en mi cama, quería ser su mujer y sin querer empezaron a salírseme unas lágrimas.
_que te pasa mi Amor – me dijo don German mientras me daba pequeños besos en las mejillas y me miraba dulcemente.
- Amor??, en serio me ama Don German o solo soy su juguete sexual – dije yo con lágrimas en los ojos, la verdad es que me había enamorado de él, lo amaba, sabía que eso era un pecado pero no podía negármelo: AMABA A MI SUEGRO.
Don German se quedó mirándome en silencio, tal vez me vio asustada, con los ojos llenos de lágrimas, tal vez pensando en nosotros hasta que mirándome directamente a los ojos me dijo:
-Te amo jaqui, te amo tanto como ame a mi difunta esposa, quiero que seas mi mujer – dijo acercándose y mientras pasaba sus dedos por mis labios limpiando el rastro que había dejado su semen y nos dimos un dulce beso.
Ahí entendí que para Don German era más, mucho más que un simple juguete…
Desde ese día nuestros encuentros sexuales eran más seguidos, haciéndolo en mi hogar, en el suyo o en cualquier lugar donde nos apeteciera; sin embargo….
Luego de unos meses me empecé a sentir mal y fui a realizarme un chequeo al doctor, luego de una serie de exámenes estando sentada frente a su escritorio me dijo los resultados:
-señora usted está embarazada –
-No puede ser posible doctor… - dije yo con el corazón en la garganta
- Felicidades señora, su esposo estará feliz..
Ahora llevo en mis manos el resultado de mis exámenes, estoy embarazada de 2 semanas. Una mezcla de alegría y miedo me invadía: quien sería el padre?
Continuara…