comentarios mios Mel Gibson al dirigir y actuar en corazpn Valiente pone al Rey Bruce como canalla y traidor de Wilian Wallace pero la historia le da otro matiz es cierto que era un señor feudal
[editar] Bajo el rey Robert Bruce: 1306-1314

Robert Bruce y Elizabeth de Burgh.
William Wallace fue sucedido como Guardián de Escocia por Robert Bruce y John Comyn, al igual que
William Lamberton, obispo de
Saint Andrews, nombrado en
1299 para mantener e equilibrio entre ambos. Durante ese año, las presiones diplomáticas
Francia y del
Papado persuadieron a Eduardo I de poner en libertad a
Juan de Baillol, colocándolo bajo la tutela del Papa; William Wallace fue enviado a Francia para solicitar la ayuda del rey francés,
Felipe IV, y cabe la posibilidad de que se desplazase incluso hasta
Roma.
Una serie de nuevas campañas de Eduardo I en los años
1300 y
1301 concluyeron en una tregua entre escoceses e ingleses en
1302. Tras una última campaña en
1303-
1304, el
castillo de Stirling, la última gran plaza fuerte escocesa aún no conquistada, cayó en manos de los ingleses y, en febrero de
1304, las negociaciones condujeron a la mayor parte de los nobles que aún no lo habían hecho a prestar homenaje a Eduardo I, aunque Robert Bruce y William Lamberton pactaron una nueva alianza con el objetivo de conseguir la corona de Escocia para Bruce y seguir con la lucha contra Inglaterra.
Tras la captura y subsiguiente ejecución de William Wallace en
1305, Escocia parecía haber sido finalmente conquistada y la revuelta aplastada pero, en
1306, durante un encuentro entre los dos últimos pretendientes al trono, Robert Bruce se peleó con
John Comyn y le mató. Parece ser que Comyn había roto un acuerdo pactado entre ambos, y había informado a Eduardo I de las intenciones de Bruce respecto de la corona de Escocia. El acuerdo roto contenía en sus estipulaciones que uno de los dos pretendientes renunciaría al Trono aunque obtendría a cambio tierras y propiedades, a la vez que apoyaba al otro pretendiente. John Comyn parece que había pensado en obtener las dos cosas, tierras y la Corona, traicionando a Robert Bruce, que tuvo noticia de la traición tras que un mensajero que transportaba escritos de John Comyn destinados a Eduardo I cayese en manos de partidarios de Bruce, lo que claramente implicaba a Comyn.
Robert Bruce reunió entonces a los prelados escoceses y a los nobles que le seguían apoyando y se coronó como
Rey de los escoceses en la
Abadía de Scone, dando inicio en forma inmediata a una nueva campaña militar para intentar liberar su nuevo reino de las tropas inglesas que lo ocupaban. Tras sufrir una derrota militar, fue expulsado de Escocia y declarado como
fuera de la ley. Mientras se ocultaba en el fondo de una cueva y meditaba en la posibilidad de abandonar la lucha, Bruce, según afirma la leyenda, parece ser que vio cómo una minúscula araña intentaba tejer una telaraña en un hueco demasiado grande para ella. Mientras lo contemplaba, Robert Bruce pensó en lo estúpida que era la araña, hasta que se dio cuenta de que la araña había conseguido tejer la tela. Bruce consideró lo que había presenciado como una lección de que él también debía perseverar en sus intentos a pesar de que las circunstancias parecían no aconsejarlo. En
1307 dejó por fin de mantenerse oculto y, tras que se le volviesen a reunir varios escoceses, desafió en varias batallas a los ingleses. El número de sus tropas no cesó de aumentar, especialmente tras la muerte del rey
Eduardo I de Inglaterra, en el mes de julio de 1307.
[editar] De Bannockburn a Edimburgo-Northampton: 1314-1328
En
1320, un grupo de nobles escoceses transmitió al papa la
Declaración de Arbroath, para presentarle la independencia de Escocia respecto de Inglaterra. Dos declaraciones similares fueron enviados igualmente por el clero y por
Roberto I de Escocia. En
1322 en la
Batalla de Old Byland,
Roberto I Bruce derrota en
Yorkshire al rey
Eduardo II de Inglaterra, forzándolo a aceptar la independencia de Escocia. En
1327,
Eduardo II de Inglaterra fue arrojado del trono y asesinado, y Roberto I invadió nuevamente el norte de Inglaterra, lo que forzó al nuevo rey inglés,
Eduardo III, a firmar el
Tratado de Edimburgo-Northampton el
1 de mayo de
1328, por el que se reconocía
de facto la independencia de Escocia y se reconocía igualmente como rey de la misma a Robert Bruce, ya
Roberto I de Escocia. Para que la paz quedase todavía más garantizada, el hijo y heredero de Roberto I,
David, contrajo matrimonio con la hermana de Eduardo III.
[editar] La Segunda Guerra de independencia: 1332-1357
Artículo principal: Segunda Guerra de Independencia de Escocia
Tras la muerte de Roberto I de Escocia, el nuevo rey
David II era aún demasiado joven para reinar, y
Thomas Randolph, I conde de Moray se convirtió en el nuevo Guardián de Escocia. No obstante, Eduardo III, aunque hubiese firmado el Tratado de Edimburgo-Northampton, estaba determinado a lavar la humillación que entendía que los escoceses le habían hecho sufrir. Para lograr sus fines, podía contar con la ayuda de
Eduardo de Baillol, el hijo de Juan de Baillol, que era un nuevo pretendiente al Trono de Escocia.
Eduardo III contaba con el apoyo de un grupo de nobles escoceses, entre los que descollaban el ya citado Eduardo de Baillol o Henry Beaumont, grupo de nobles que era conocido como los «desheredados» (
the Disinherited). Estos nobles ya habían colaborado con los ingleses durante la Primera Guerra de independencia y, tras la
batalla de Bannockburn, Robert Bruce les había privado de sus títulos y de sus tierras para entregárselas como premio a sus aliados. Cuando se restableció la paz, no recibieron ninguna indemnización. Estos desheredados deseaban recuperar sus posesiones, y finalmente serán ellos quienes rompan la paz.
El conde de Moray falleció el
20 de julio de
1332. La nobleza escocesa se reunió en la ciudad de
Perth, donde eligió a
Donald Mormaer,
conde de Mar como nuevo Guardián de Escocia. En el entreacto, un pequeño grupo capitaneado por Eduardo de Baillol se hizo a la mar, partiendo desde el río
Humber. Formado por nobles desheredados y por mercenarios, parece ser que eran poco más que algunos centenares de hombres.
Eduardo III de Inglaterra seguía oficialmente en paz con David II de Escocia, y sus tratos con Eduardo de Baillol eran pues voluntariamente de naturaleza discreta. Pos supuesto que el monarca inglés estaba perfectamente al corriente de lo que sucedía, y lo más seguro es que Eduardo de Baillol le hubiese prestado homenaje en secreto antes de partir la expedición que dirigía, pero el plan de Baillol estaba empero condenado al fracaso. El rey inglés negó a su homónimo escocés, Eduardo de Baillol, el permiso para efectuar la invasión de Escocia a través del
río Tweed, que marcaba la frontera entre Inglaterra y Escocia; caso de que los invasores hubiesen atravesado la frontera inglesa hubiese sido excesivamente visible que se había roto el Tratado entre ambos países. Eduardo III aceptó sin embargo hacer la vista gorda en el caso de que se efectuase una invasión marítima, aunque dejó claro a los conspiradores que negaría todo conocimiento, les desautorizaría y confiscaría todas sus propiedades en Inglaterra caso de que el plan urdido por estos no tuviese éxito.
Los
desheredados desembarcaron en
Kinghorn, en el
Fife, el día
6 de agosto. Les precedían las noticias sobre su avance y, mientras marchaban hacia Perth, se encontraron en su camino, cerrándoles el paso, un gran ejército, formado principalmente por infantería, bajo el mando directo del nuevo Guardián de Escocia, Donald Mormaer.
Durante la batalla que tuvo lugar, la llamada
batalla de Dupplin Moor, el pequeño ejército de Eduardo de Baillol, que se encontraba dirigido por
Henry Beaumont, logró derrotar a las tropas escocesas, a pesar de la superioridad numérica de las mismas. Beaumont utilizó en su victoria las mismas tácticas que los ingleses aplicarían y difundirían posteriormente por medio de la
Guerra de los Cien Años, con caballeros a pie en el centro y grupos de arqueros en las alas del ejército. Atrapados bajo una mortífera lluvia de flechas lanzadas por los arqueros, la gran mayoría de los soldados escoceses no llegaron siquiera a alcanzar la línea enemiga. Cuando finalmente terminó la masacre, Donald Mormaer, Robert Bruce (un hijo ilegítimo de Roberto I de Escocia), numerosos nobles y aproximadamente 2.000 escoceses más habían muerto en la batalla.
Como consecuencia del resultado de dicha batalla, Eduardo de Baillol procedió a coronarse como rey de los escoceses, en primer lugar en la ciudad de Perth, y posteriormente, en el mes de septiembre, en la
Abadía de Scone.
No obstante, el éxito de Eduardo de Baillol sorprendió a Eduardo III de Inglaterra que, temeroso de que la exitosa acción de Baillol no prosiguiese con una invasión escocesa de Inglaterra, decidió dirigirse al frente de su ejército hacia la frontera escocesa, como medida de precaución.
En octubre de ese mismo año de
1332,
Archibald Douglas, que había sido recientemente nombrado nuevo
Guardián de Escocia, firmó una tregua con Eduardo de Baillol, tregua que establecía en sus cláusulas que se permitiría reunirse al
Parlamento de Escocia para que fuese éste quien decidiese sobre la persona del monarca del reino. Eduardo de Baillol se desprendió en ese momento de la mayor parte de sus tropas inglesas y se dirigió hacia
Annan, en la costa norte del
Solway Firth. Hizo públicas dos cartas, en las cuales afirmaba que con ayuda de Inglaterra reivindicaba de nuevo su reino, afirmando igualmente que
Escocia siempre había sido un
feudo dependiente de
Inglaterra. Prometía igualmente la cesión de tierras a
Eduardo III de Inglaterra a lo largo de toda la frontera, incluyendo
Berwick-on-Tweed, y prometía también que serviría a éste durante todo el resto de su vida.
No obstante, Archibald Douglas atacó en diciembre a Eduardo de Baillol, que se encontraba entonces en Annan, aprovechando para sorprenderle con las primeras luces del día. La mayoría de los hombres de Eduardo murieron, pero el propio Eduardo logró escapar a uña de caballo, a medio vestir, para refugiarse en
Carlisle.
En abril de
1333 los dos Eduardos, Eduardo III de Inglaterra y Eduardo de Baillol, pusieron sitio a la ciudad de
Berwick, con un poderoso ejército inglés. Archibald Douglas intentó liberar el sitio de la ciudad en julio, pero su ejército fue derrotado y él mismo murió en la
batalla de Halidon Hill. El rey
David II, acompañado de la reina, prefirieron refugiarse, para mayor seguridad, en el
castillo de Dumbarton, mientras que Berwick, tras la rendición efectuada ante los ingleses, fue anexionada a Inglaterra. En ese momento, la mayor parte del territorio escocés se encontraba bajo la ocupación militar inglesa, a la vez que nada más y nada menos que un total de ocho condados de las
Lowlands habían sido cedidos a Inglaterra por Eduardo de Baillol.
A principios del año
1334, el rey francés,
Felipe VI propuso a David II concederle asilo en
Francia, no sólo para él sino para la totalidad de su Corte. Tras aceptar la propuesta, David II llegó a Francia en mayo, instalando su Corte en el exilio en la localidad de
Château-Gaillard, en
Normandía. Felipe IV decidió igualmente incluir a Escocia y a su rey, David II, en las negociaciones de paz que por esas fechas se trataban entre Francia e Inglaterra, negociaciones que acabaron por desembocar no en una paz sino en la
Guerra de los Cien Años.
Mientras tanto, en Escocia, a pesar de la ausencia del rey David, varios Guardianes de Escocia mantenían viva la lucha contra los ingleses. En noviembre, Eduardo III de Inglaterra intentó una nueva invasión de Escocia, aunque al no lograr resultados concluyentes tuvo que hacer una pausa para afrontar el mal tiempo, en febrero de
1335. Junto con Eduardo de Baillol, regresó una vez más en julio, al frente ahora de un fuerte ejército compuesto por 13.000 hombres, avanzando directo hacia el corazón de Escocia, primero hacia
Glasgow y luego hacia Perth, donde se aposentó mientras que su ejército pillaba, saqueaba y arrasaba todos los campos de los alrededores. Por esas fechas, los escoceses seguían un plan según el cual intentaban evitar las batallas campales, así como intentaban evacuar en la medida de lo posible a los habitantes de las Lowlands, para encaminarlos hacia las colinas, que se consideraban más seguras. Algunos de los jefes escoceses, especialmente
David de Strathbogie, el
conde de Atholl y
Roberto, sobrino de
Roberto I, se sometieron no obstante a Eduardo III en Perth.
Tras el regreso a Inglaterra de Eduardo III, los últimos jefes de la resistencia escocesa eligieron a
Andrew Murray como nuevo
Guardián de Escocia. Éste negoció rápidamente una tregua con el rey Eduardo III con una duración fijada hasta
1336, durante la que diversos emisarios tanto del rey de Francia como del Papado intentaron lograr que se alcanzase una paz entre Escocia e Inglaterra. En enero, los escoceses presentaron una propuesta para un Tratado de paz, por el que aceptaban reconocer como rey a Eduardo de Baillol, de edad avanzada y sin hijos, a cambio de que se aceptase como sucesor del mismo a David II, a la vez que éste podría abandonar su exilio en Francia, pasando no obstante a vivir en Inglaterra. De todos modos, el propio David II rechazó la propuesta y la propia tregua.
En mayo, un ejército inglés, bajo el mando de
Henry de Grosmont, primer
duque de Lancaster, invadió Escocia, siendo seguido por un segundo ejército inglés bajo mando directo del propio rey Eduardo III. Ambos ejércitos devastaron una amplia zona del noroeste de Escocia, saqueando
Elgin y
Aberdeen, a la vez que un tercer ejército inglés procedía de igual manera en el sudoeste y en el valle del
río Clyde.
Como consecuencia de estas invasiones, Felipe VI de Francia comunicó que haría todo lo que estuviese en su mano para ayudar a los escoceses, y que una gran flota, acompañada de un numeroso ejército francés, estaban dispuestos y a punto para invadir no sólo Escocia sino incluso la propia Inglaterra. De este modo, Eduardo III abortó de inmediato su invasión de Escocia, con lo que los escoceses, al mando de Andrew Murray, capturaron y destruyeron rápidamente las fortalezas inglesas, a la vez que devastaban la campiña inglesa, convirtiéndola en inhabitable para los ingleses.
Aunque Eduardo III hubiese intentado una nueva invasión de Escocia, temía cada vez más un posible ataque francés, con lo que, hacia finales del año 1336, los escoceses habían recuperado el control de su territorio. A partir de
1338, mientras que
Agnes Dunbar,
condesa de Dunbar y de
March, continuaba resistiendo a los ingleses que la asediaban en su
castillo de Dunbar, Escocia conoció un período de paz, ya que Eduardo III había hecho pública su reivindicación de la corona de
Francia y había destacado sus ejércitos a
Flandes, con lo que se iniciaba de hecho la Guerra de los Cien Años.
De cualquier modo, en tan sólo nueve años el reino que tanto le había costado organizar a Robert Bruce había quedado prácticamente destruido. Buena parte de los nobles habían muerto en los combates y la economía del reino, que tan sólo había iniciado una tímida recuperación de los desastres de las guerras anteriores, había quedado una vez más reducida prácticamente a la nada. Así pues, fue una Escocia pauperizada y con una enorme necesidad de paz y buen gobierno el país que David II encontraría en junio del año
1341.
Cuando David II regresó a tierras de Escocia, estaba determinado a mostrarse digno de su ilustre progenitor, el rey Robert Bruce. Decidió ignorar las treguas concluidas con Inglaterra y devolver la ayuda que había recibido del rey Felipe VI de Francia, colaborando con éste durante la Guerra de los Cien Años. En 1341, llevó a cabo una incursión de los ejércitos escoceses en territorio inglés, forzando de ese modo a Eduardo III a llevar a la zona un ejército para reforzar las defensas de su frontera con Escocia. En
1346, tras otras varias incursiones escocesas, Felipe IV solicitó una invasión en toda regla de Inglaterra, con la finalidad de poder por su parte hacer saltar el cerrojo inglés sobre la ciudad de
Calais, en la orilla continental del
Canal de la Mancha. David aceptó con entusiasmo la propuesta, y organizó y mandó personalmente un ejército formado por 12.000 hombres en dirección al sur, con la intención de acometer la conquista de la ciudad inglesa de
Durham. Topó con un ejército inglés de unos 5.000 hombres que avanzaba hacia el norte desde
Yorkshire, siendo derrotado por dicho ejército en la
batalla de Nevilles Cross. El ejército escocés sufrió numerosas bajas, y el propio David II resultó por dos veces herido en el rostro por unas flechas, antes de caer prosionero de los ingleses. Tras un período de convalecencia, fue encerrado en la
Torre de Londres durante un total de once años, mientras que durante dicho período Escocia era regida por su sobrino
Robert Stewart (o Roberto Estuardo). Eduardo de Baillol regresó poco después a Escocia al frente de una pequeña hueste, en un último intento de apoderarse nuevamente de la Corona escocesa, aunque únicamente pudo lograr enseñorearse de una parte de
Galloway, viendo mermar sus fuerzas hasta
1355. Retiró sus pretensiones al Trono escocés en enero del año
1356 para finalmente fallecer sin descendencia en
1364.
Finalmente, el
3 de octubre de
1357, David II fue puesto en libertad, en aplicación de las cláusulas del
Tratado de Berwick, por el cual los escoceses aceptaban el pago de un enorme rescate de 100.000
marcos por la liberación de su monarca, suma a pagar en un período máximo de diez años de duración. Para poder hacer frente a los pagos anuales comprometidos de una suma tan elevada de dinero, hubo que establecer fuertes impuestos, pero David II se enajenó las simpatías de la población escocesa al utilizar el dinero recaudado para finalidades propias. Escocia estaba en una situación penosa, que se complicó todavía más porque en el decenio anterior el país había padecido los azotes de una epidemia de
peste negra. La primera anualidad acordada como pago del rescate fue abonada en tiempo y forma, la segunda fue pagada con retraso, y no hubo ningún otro pago con posterioridad al segundo abono.
En
1363, David II accedió a acudir a la capital inglesa,
Londres, aceptando allí que en caso de que falleciese sin hijos la corona pasase al rey inglés Eduardo, a su cuñado o a la persona de uno de sus hijos, aunque para su coronación como rey de Escocia la
Piedra del Destino regresaría a Escocia para la ceremonia. No obstante, los escoceses rechazaron este acuerdo, proponiendo continuar con el pago del rescate acordado, que había sido aumentado ya hasta la cifra de 100.000
libras, amenazando también con deponer al rey David II. Se negoció el establecimiento de una tregua de veinticinco años de duración y, en
1369, el Tratado firmado en 1365 fue derogado, siendo sustituido por uno nuevo, con cláusulas más favorecedoras para los escoceses en razón de la situación de Inglaterra, que se encontraba inmersa en la guerra contra Francia. Las nuevas cláusulas contemplaban la aceptación de que la suma ya abonada de 44.000 marcos fuese deducida de la deuda inicial de 100.000, y que el complemento que faltaba se pagase en anualidades de 4.000 marcos a lo largo de los siguientes catorce años.
Cuando Eduardo III de Inglaterra murió en el año
1377, todavía faltaban por pagar 24.000 marcos, que ya no fueron nunca pagados. Por su parte, David II había perdido su popularidad, así como el respeto de la nobleza escocesa, tras haber contraído matrimonio con la viuda de un pequeño señor tras el fallecimiento de su esposa inglesa. David II de Escocia falleció a su vez en febrero de
1371.
[editar] Véase también