fUENTE EXTRAIDA DE Ramiro Oliveros
En el ocaso del western, como el último destello naranja de un atardecer que se resiste a desaparecer, surge La Pandilla Salvaje, cinta con la que Sam Peckinpah logra darle el broche de oro a este alicaído genero para bajarle el telón definitivamente y traer la noche a aquella zona desértica, fronteriza, áspera, que por años fue el escenario de heroicas gestas de hombres solitarios, sin mas que su honor, su arma compañera fiel, un poco de tabaco y un par de dólares en los bolsillos.
Pike Bishop y su pandilla no son más que un grupo de perdedores. Seres olvidados por el tiempo que vagan consiguiendo dinero sin planificar nada posterior a sus robos, como dejando en claro lo conscientes que están de no pertenecer a la época en que viven, como aceptando ser los últimos fósiles vivientes del lejano oeste norteamericano, simples bandidos sin metas en los que no se distingue de forma nítida y tajante lo que está bien o mal en sus actos, si son héroes o villanos.
Los integrantes de la pandilla forman un grupo de compañeros en el que existen además, traiciones, enemistades y egoísmos. Pike, el líder de la pandilla, es un bandido cuya cabeza tiene precio al igual que la de los demás integrantes. Fiel a sus convicciones, de comentarios acertados y directos crea cierta relación de paternidad o protección con Ángel, el mexicano del grupo que demuestra su lealtad a toda prueba en el transcurso de la película, enérgico al momento de demostrar quien lidera el grupo frente a aquellos que desde dentro de la pandilla desean saciar sus ansias de poder, un individuo que tras la entereza que demuestra goza de la absoluta complicidad y amistad del viejo Dutch que es el único que logra penetrar a simple vista en el caparazón de Pike para ahondar en sus anhelos más recónditos. Un personaje seguro de si mismo hasta el hartazgo. Quizás el personaje más cercano a la mirada del director, a su forma de ser, de ver la vida, el mismo William Holden confesó haberse basado en Peckinpah para desarrollar a Pike Bishop.
Ex compañero de fechorías de Deke Thornton, líder de la banda de caza recompensas que pisa sus pasos, Pike genera mas que la típica relación del gato y el ratón con su perseguidor; es una verdadera relación de amor, tal como el mismo Peckinpah lo menciona, una constante búsqueda de la otra mitad, del complemento que todos de cierta forma buscamos. El Alter Ego, el otro yo.
Tanto la banda de forajidos de Pike, como los necios caza recompensas liderados por Thornton, así como también el ejercito del general Mapache, son delineados por el mismo pincel, todos no vacilan en sacar sus peores miserias con tal de obtener su objetivo. El dinero, sin más que el dinero. La vida humana es insignificante, sólo en la pandilla, como acto de redención absoluta y final, se busca entrever la ética personal, donde el respeto de la lealtad, el compañerismo, el honor y la palabra dada cobran valor por sobre el pillaje y la avaricia.
La historia toma lugar en una zona fronteriza con México aproximadamente en los tiempos de la revolución mexicana de 1913. Los personajes se inmiscuyen en un entorno inmundo y corrupto de pueblos míseros, donde la ley del más fuerte gobierna. Salvo el pueblo nativo de Ángel, los paisajes son desérticos y calurosos donde los personajes brillan por el sudor que cubre sus frentes. El entorno que engloba a los personajes es hostil, solitario y desolador. La fortaleza-feudo-pueblo del general Mapache resulta una especie de antro al aire libre, una constante bacanal que no hace más que retratar el duro pasar en el desierto donde la pandilla como un acto de redención determina su destino. El paisaje baldío y sofocante que vemos no viene a ser más que la representación de sus propias vidas, cuerpos con el alma vacía entregados a la conjugación del verbo sobrevivir.
El relato se nutre de un lenguaje dinámico, que denota cierta impresión subjetivista en los planos generales al desierto y a la vida en los pueblos limítrofes, con un montaje trepidante, sobretodo en las secuencias de las balaceras, donde pese a la avalancha de ráfagas que van y vienen la secuencia se sigue y no culmina en un caos de confusión, un relato rico en cambios de escena en barrido (fundido encadenado) expresando cierta nostalgia, encuadres en primer plano ante la toma de decisiones fundamentales y flashback que nos entrelazan la narrativa de la significancia literal de la película.
Los ángulos de toma en el desarrollo de la película son característicos al momento de querer expresar la superioridad o inferioridad de algún personaje ante otro o frente a un hecho determinado, esto lo vemos en las tomas en contrapicado de Pike al llegar al pueblo por parte de los niños que juegan, o cuando el mismo Pike le dice a Ángel como proceder ante el abandono de su amada, expresando su superioridad ante el interlocutor, por otra parte, las tomas en picados, que tienden a empequeñecer a los personajes, podemos detectarlos en la caída de Pike de su caballo, o en el rescate de Ángel de manos del general Mapache. Metafóricamente la cinta nos muestra secuencias interesantes, algunas con tintes de ironía ante la imposibilidad de beber alcohol por parte de Peckinpah durante el rodaje (los feligreses abstemios que son asesinados en el primer tiroteo), un perro raquítico como resultado de la aridez del terreno, los cuervos devorando cadáveres mientras los caza recompensas hurtan entre las pertenencias de los asesinados, y Thornton tomando el arma de Pike en el desenlace de la balacera final, simbolismo certero de la culminación de la persecución, una especie de trofeo que representa la libertad que se vislumbra en el camino para el perseguidor.