En el penúltimo stand del pasadizo izquierdo encontré a una chibola de unos 20 a 22 años, una mezcla de cholita con zambita clara, cabello recogido, 1.60. No resaltaba ningún atributo en particular pero me detuve ya que ahora el uniforme turquesa es sinónimo de cache fijo y esta no fue la excepción. Me acerco a la flaca y le pregunto amable y respetuosamente por el costo del masaje a lo que responde que 30 solanos. Le agradecí por el dato y retrocedí, entonces me dice "¿quieres solo masajes o algo más?", me metí, cerré la puerta y le dije que quería un completo. Me dice que 70, yo le digo 50, me dice 60, le digo que mejor voy al banco, me dice que quedemos en 50. Lo que me gustó de este ambiente es que al tener puerta es todo más privado, aparte de que está al fondo y los aplausos y otros ruidos propios de la faena se mezclan con la música ambiental que a veces ponen a alto volumen. Me metí un cache como si estuviera en un telo, con más aplausos que música flamenca. La flaca está en algo, me senté calato en la camilla y se arrodilla y se zampa la chulapi a pelo, me da una buena mamada y me pone el condorito que esta vez no vi de dónde sacó. Le di sobre la camilla, patas al hombro, parados contra la camilla, sentado en la silla y terminé en misionero.
Por 50 lucas no estuvo mal.