Hay algo muy especial, no sé cómo explicarlo, en las relaciones entre gente de distinta edad, lo malo es que no duran o, mejor dicho, no deben durar.
Cuando tenía 22 años me enamoré de una chica 10 años mayor, estuvimos juntos 7 años, le hice mucho daño y de volver a tener la oportunidad no lo volvería a hacer. Luego de 3 años de relación yo ya sabía que no me iba a casar con ella, pero el sexo era demasiado bueno y ella era demasiado buena conmigo en todo sentido, así que no sabía cómo hacer para terminar la relación... y dejé que pasaran los años hasta que ya no pude más conmigo mismo y la terminé... de la peor manera. Imagino que el día que tenga que rendir cuentas, esa es una cuenta que voy a tener que pagar caro.
Años después me enamoré de una chica 30 años menor que yo, esa flaca pudo acabar con mi matrimonio y mi familia en un instante si hubiera querido, pero no quiso. Nunca entendí qué veía en mí porque, ciertamente, no era la plata; otros hombres más jóvenes y con más dinero que yo la rondaban y le ofrecían además lo que yo no podía ofrecerle, una familia, pero siguió conmigo hasta el final. Duramos 4 años. Ya van a ser 5 años desde que la perdí y hasta ahora no puedo dejar de pensar en ella cada vez que me encuentro con gente o en lugares que frecuentamos juntos. Y cuando empiezo a pensar en ella no puedo parar, los recuerdos y la tristeza me persiguen por días. Supongo que la extrañaré para siempre.
El caso es que, con mi mala experiencia de juventud, no pasó ni un día en esos 4 años en que no pensara... hoy es el día... hoy me dirá que ha conocido un chico de su edad, o me dirá que lo nuestro no va a ninguna parte pero que podemos seguir siendo amigos... es inevitable, tarde o temprano sucederá. Es la ley de la vida.
Al margen de muy pocas y muy notorias excepciones, una relación entre personas con una gran diferencia de edad es, siempre, una relación de aprendizaje. Aprendí mucho de estas dos chicas y quiero creer que les enseñé mucho también a ambas. Si es para aprender y por un corto tiempo está bien, pero si la relación se alarga demasiado, siempre termina con uno haciéndole mucho daño al otro o, lo que es peor, haciéndose ambos mucho daño el uno al otro. He tenido otras relaciones dispares en mi vida, de joven con mujeres mayores y, ya mayor, con mujeres muy jóvenes, pero siempre han sido de muy corta duración y han terminado de la mejor manera posible, de todas ellas sigo siendo amigo. La cosa es no perder de vista que no se trata más que de una relación de amigos con derecho, una relación de aprendizaje, de adquisición de experiencia. La cosa es no enamorarse.