grindo doido
Cuenta Verificada
Y ella jugaba a ser libre como el viento.
Los momentos eran intensos, rojos y apasionados, y no solo era sexo, a veces cuando mis problemas abrumaban, la mano amiga, el pañuelo al lado, la guitarra y Cd, la música encendía, sus juegos me estremecían, pero su palabra dura y directo a la vena, conversaciones van y vienen y las noches tocaban a la mañana, con desayunos en hoteles cinco estrellas o en algún pueblito bien lejano a la capital, nunca faltaba eso, acción, diversión y adrenalina. Con ella todo era deslumbrante hasta que supe que ella era casada, lo supe por una golpiza, no se lo dije pero me aleje de ella. Ella me busco por cielo, mar y tierra, no me encontró y tan solo en el punto donde nos vimos por vez primera. En un parque donde me citaba cuando joven con Ross, ella, la amiga, la sra culta estaba allí, esta vez la vi después de varios años, ambos pasábamos con parejas. Yo con una novata y ella con un experto. Me miro, la mire y en ese segundo paso nuestros meses enteros de rico sexo. Crea que allí había acabado, pero no, la volvería a ver y una vez mas a hacerlo con pasion.
Una tarde nos encontramos en el parque, ella sentada en una banca, lea muy amena un libro, se olvidaba del mundo y yo no quise acercarme, pero mi perro olio algo y se entretuvo, cuando me agache para recoger su gracia, un cruce de piernas me dejo en trance, estaba con un micro vestido oscuro, al pasar una pierna al otro lado, dejo translucir algo blanco que se apodero de mi cerebro y de mi verga, ya quería follarla allí. Me contuve, no dije nada, recogió y me fui, cuando ella me agarro y me ordeno, quedate, tenemos mucho que hablar. Me senté un instante, no dije nada, ella fue elocuente. Comenzó enfatizando que se separo pero esta saliendo con otro, nada fuera de lo común, que me extraña y quiere verme, quiere hacerlo y que olvidemos todo, me hice el grande, el pobrecito y prácticamente me rogó para coger. Le dije que me espere, dejare a mi perro y vuelvo. Acepto.
Al regresar no sabia si hacerle caso, ponerme en plan de victima o que engañarle. Pero cuando regrese, ella estaba de espaldas, mostrando esas nachas duras y precisas, llenas de vida y que alientan a la tiradera, solo pude tocar y besarla, si, delante de todos, ya quera hacérselo allí, no dejo y nos fuimos a un hotel. Cogimos varias horas, pero el momento mas rico fue al finalizar, cuando ella misma agarro mi pene y lo introdujo con dolor en su ano, sangro algo, aparentemente nunca lo habia hecho, y por eso demoro, sufrimos pero me la ingenie para hurgar y hacer un gran trabajo. La senté sobre la silla, la cual no soporto mucho ni nuestros pesos ni el bamboleo de romper ese ano delicioso. La lleve al baño, a la ducha, la tuve contra la pared y la taladre por 30 minutos, aquellos momentos eran la gloria eterna. Nos bañamos, nos reímos, recordamos todo y nos despedimos con paz y traición.




Los momentos eran intensos, rojos y apasionados, y no solo era sexo, a veces cuando mis problemas abrumaban, la mano amiga, el pañuelo al lado, la guitarra y Cd, la música encendía, sus juegos me estremecían, pero su palabra dura y directo a la vena, conversaciones van y vienen y las noches tocaban a la mañana, con desayunos en hoteles cinco estrellas o en algún pueblito bien lejano a la capital, nunca faltaba eso, acción, diversión y adrenalina. Con ella todo era deslumbrante hasta que supe que ella era casada, lo supe por una golpiza, no se lo dije pero me aleje de ella. Ella me busco por cielo, mar y tierra, no me encontró y tan solo en el punto donde nos vimos por vez primera. En un parque donde me citaba cuando joven con Ross, ella, la amiga, la sra culta estaba allí, esta vez la vi después de varios años, ambos pasábamos con parejas. Yo con una novata y ella con un experto. Me miro, la mire y en ese segundo paso nuestros meses enteros de rico sexo. Crea que allí había acabado, pero no, la volvería a ver y una vez mas a hacerlo con pasion.
Una tarde nos encontramos en el parque, ella sentada en una banca, lea muy amena un libro, se olvidaba del mundo y yo no quise acercarme, pero mi perro olio algo y se entretuvo, cuando me agache para recoger su gracia, un cruce de piernas me dejo en trance, estaba con un micro vestido oscuro, al pasar una pierna al otro lado, dejo translucir algo blanco que se apodero de mi cerebro y de mi verga, ya quería follarla allí. Me contuve, no dije nada, recogió y me fui, cuando ella me agarro y me ordeno, quedate, tenemos mucho que hablar. Me senté un instante, no dije nada, ella fue elocuente. Comenzó enfatizando que se separo pero esta saliendo con otro, nada fuera de lo común, que me extraña y quiere verme, quiere hacerlo y que olvidemos todo, me hice el grande, el pobrecito y prácticamente me rogó para coger. Le dije que me espere, dejare a mi perro y vuelvo. Acepto.
Al regresar no sabia si hacerle caso, ponerme en plan de victima o que engañarle. Pero cuando regrese, ella estaba de espaldas, mostrando esas nachas duras y precisas, llenas de vida y que alientan a la tiradera, solo pude tocar y besarla, si, delante de todos, ya quera hacérselo allí, no dejo y nos fuimos a un hotel. Cogimos varias horas, pero el momento mas rico fue al finalizar, cuando ella misma agarro mi pene y lo introdujo con dolor en su ano, sangro algo, aparentemente nunca lo habia hecho, y por eso demoro, sufrimos pero me la ingenie para hurgar y hacer un gran trabajo. La senté sobre la silla, la cual no soporto mucho ni nuestros pesos ni el bamboleo de romper ese ano delicioso. La lleve al baño, a la ducha, la tuve contra la pared y la taladre por 30 minutos, aquellos momentos eran la gloria eterna. Nos bañamos, nos reímos, recordamos todo y nos despedimos con paz y traición.



