Crónicas del Placer La bloggera que creía que los chanchos volaban

- Solo hay una cosa que lamento.
- Solo una? Bueno algo es algo, por fin desciendes de tu machismo.
- Gracias.
- Te escucho, dime aunque ya no sirva de nada.
La miré a los ojos fijamente, esbozando una media sonrisa y le espeté sin anestesia:
"LO ÚNICO QUE LAMENTO DE LA RELACIÓN ES NO HABERTE REVENTADO MÁS EL CULO".

En verdad ni en mis peores pesadillas pensé que esa historia de amor, sexo y viajes iba a terminar así, pero el destino nos lleva a finales tóxicos y nadie es lo que parece.

Todo había empezado un año antes, ella había escrito en mi blog un comentario groupie o fue al revés, no lo recuerdo ya. Lo que si recuerdo son las grandes y hermosas tetas que parecían salirse de su foto de perfil en esa página de blogs que contenían sus pensamientos, miedos, locuras. De cara tampoco era fea, tenía una hermosa sonrisa, rostro redondo, piel canela y unos ojos color caramelo provocaron que le escriba de inmediato, aunque decepcionado porque vivía en otro país, Ecuador.
Pasados los días los correos se repetían, las llamadas también, los post en los respectivos blogs igual, todo era tan real e imaginario que no había tiempo ni de pensarlo, hasta que llegó el momento en que tuve que dejar Lima e internarme en un pueblo olvidado dónde solo existía un teléfono (si, un puto teléfono en todo el pueblo) y menos internet.
- Me iré por dos meses.
- Me extrañarás?
- Si quieres ven por mí.
 
Última edición:
Ella despertó después de un sueño húmedo con la vagina empapada, había soñado con aquel extraño que solo conocía por teléfono y post en su blog. Hace ya un mes que no tenía ni noticias, solo miraba el calendario y la fecha 30 agosto marcada con un corazón.
Encendió la televisión para ver las noticias mientras se metía a la ducha para limpiarse el liquido que había empapado su hilo dental.
Naty estaba en la flor de la vida, 25 años, una carrera, 1.68, 65 kilos, guapa, soltera, recién habia terminado una relación tortuosa y ahora su vida era rutinaria en un trabajo que odiaba, fines de semana con sus amigos, incluído ese incondicional, un poco de weed para relajar la mente y alguna aventura sexual... Hasta que conoció a ese extranjero de un pais al que enseñaron a odiar para estremecerla solo con escuchar su voz.
Sería lo correcto ir hasta Perú a verlo? Y si todo es mentira, si es casado o está con otra? Y si es un psicopata? No importaba, solo quería conocerlo y después marcharse.
Mientras se terminaba de tocar el clitoris para un orgasmo corto pero intenso, una noticia en la televisión la paralizó e hizo que casi se resbalara de la ducha al salir:
TERREMOTO EN PERU AYER, 7.9 ESCALA DE RICHTER: CIENTOS DE MUERTOS.
 
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Luego de fumar el último lark de su bolso, con tantas noticias que llegaban de Perú, de muertos y heridos, y al no tener ninguna noticia, ella decidió ir a por el.
Revisó los correos y chats, y encontró el nombre del pueblo donde estaba, y quedaba lejos: De Guayaquil a Chiclayo eran 12 horas, de Chiclayo a ese pueblo eran como 10 más, sin contar las escalas.
Pero ya la suerte estaba echada: ¿qué pasaba si todo era un juego, si era casado o estaba con otra? de repente lo encontraba en plena orgia. No le interesaba, no se iba a quedar con la espina clavada toda la vida.
Mientras tanto su tormento estaba libre de ondas sísmicas, trabajando de 6 a 4, bebiendo caña en la noche, mirando a alguna jovencita que pueda follar. A veces se acordaba de ella, pero veía imposible que llegara, quedaba solo una semana para el 30 de agosto y la fiesta auspiciaba ser buena.
 
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