HILDEBRANDT EN SUS TRECE.
ESCRIBE: REBECA DIAZ
La familia Fujimori lleva en sus genes varias habilidades. Una es la facilidad que tienen para dar varias versiones sobre un mismo hecho sin pestañear a lo que le tiemble la voz. La alumna aventajada de la familia es Keiko Fujimori: ha dado seis versiones sobre cómo se financiaron sus estudios y todas contadas con la misma convicción.
Otra facilidad congénita de los Fujimori es una gran capacidad para amasar dinero de procedencia ilícita: el desbalance patrimonial de Alberto Fujimori supera los 24 millones de dólares, el de Rosa Fujimori supera los tres millones de dólares y la misma Keiko Fujimori a sus 36 años ya tiene una investigación abierta por enriquecimiento ilícito detenida en el Poder Judicial que su padre alguna vez uso como establo.
Otra aptitud intrínseca de esta familia es la rentabilidad de la pobreza. No solo para llegar al poder como hizo en 1990 Alberto Fujimori ofreciéndose como el candidato de los pobres. O para mantenerse en él, como hizo en 1995 utilizando los fondos del Estado para regalar calzado, buzos o cocinas. La habilidad de Fujimori para convertir la pobreza en negocios millonarios va mucho más allá.
Esta es la historia de cómo el clan Fujimori desvió millones de dólares, donados por Japón para los más pobres del país, a cuentas personales. Millones que hasta el momento siguen en paradero desconocido, como algunos de los Fujimori de esta historia.
En Junio del año 1990, tras salir elegido presidente, Alberto Fujimori viajo a Japón. El primer nisei presidente de la historia fue recibido por todo lo alto: desde el emperador, pasando por los gobernantes, empresarios y hasta ciudadanos de a pie quisieron conocer al japonés que acababa de hacer historia. A las reverencias protocolares le siguieron varios cientos de miles dólares de donaciones del Estado de nipón y de empresarios privados para ayudar a mitigar la pobreza extrema del Perú. Inmediatamente Alberto Fujimori reconoció el olor de los yenes y advirtió la veta económica que se abría.
Comenzó, entonces, a maquinar una red de corrupción familiar a la que ni el propio Vladimiro Montesinos tuvo acceso. Una organización perfectamente controlada por Alberto Fujimori y en la que solo participaron familiares y amigos íntimos.
De regreso al Perú, y tras colocarse la banda presidencial, tomo cartas en el asunto para poner en marcha esta empresa familiar que se haría cargo durante diez años de las donaciones japonesas. Las primeras medidas a aplicar fueron estas: nombrar a su hermana Rosa Fujimori de Aritomi y a su cuñado Victor Aritomi Shinito embajadores en Japón, cancelar la cuenta que en este país tenía el Estado peruano para recibir donaciones y, por último, abrir una a su nombre a donde llegarían millones de piadosos yenes.
A este lado del pacifico, Fujimori convocó a su círculo más íntimo y pidió constituir una ONG: APENKAI. Absalón Vásquez lo recordó así el año 2001: La constitución de la asociación APENKAI, fue por iniciativa del ex presidente Alberto Fujimori, encargando de ello a un grupo de personas Alberto Sato Abe (
). Y añadió: en APENKAI ejercía mucha injerencia el señor Augusto Miyagusuku, dada la cercanía que tenia con el ex presidente. En octubre de 1990 la asociación ya estaba funcionando. Tres años más tarde, en 1993, Pedro Fujimori tomo la presidencia de la asociación. El asunto quedo en familia. A pesar de todos los esfuerzos realizados por este clan con el fin de borrar las huellas, las investigaciones periciales permitieron concluir que a las cuentas a de APENKAI llegaron más de 20 millones de dólares en aportes monetarios y mas cinco millones en menaje de cocina, ropa, carros y computadoras. Los Fujimori, con la clara intención de no dejar rastros del delito, no documentación ni qué se recibió, ni cuánto, ni qué se hizo con lo recibido.
Tras varios años de investigación, sin embargo, los peritos han podido demostrar que los Fujimori no cumplieron con entregar a los más pobres del país lo que era suyo. También pudieron probar que el dinero se ingresó a cuentas de los Fujimori y de un puñado de amigos. El informe de la contraloría del año 2003 señala, por ejemplo, que Pedro Fujimori ordenó la transferencia de 2,000 000 dólares el 28 de septiembre de 1999 al banco Wisse Internacional, evidenciándose uso indebido de las donaciones en fines diferentes a la voluntad de los donantes, por cuanto se realizaron triangulaciones financieras buscando lucro económico en desmedro del beneficio social de la población más necesitada, con el agravante de desconocerse el destino final de los fondos, toda vez que los fondos no fueron invertidos en las obras que manifiestan haber construido
El segundo paso que dio Alberto Fujimori para controlar personalmente las donaciones fue hacer uso de un dócil Comité de Damas de Palacio. ¿Quién podría sospechar de la buena voluntad de estas señoras que aparecían siempre sonrientes? Las mujeres elegidas fueron Juana Fujimori, Clorinda Ebisui de Fujimori, hermana, cuñada y concuñada del presidente, respectivamente. Ellas, bajo la estricta supervisión de la flamante embajadora Rosa Fujimori y la mirada panóptica del Jefe Supremo, se encargarían de dar curso a las donaciones de ropas, mantas y demás especies llegadas del otro lado del Pacifico. A Rosa le pareció que los cientos de cajas llegadas del Japón contenían ropas demasiado lujosas para los pobres del Perú. Entonces, por orden de Alberto Fujimori, se decidió monetizar aquello que los ciudadanos japoneses nos habían enviado. Para ello se crearon los Bazares de la Caridad y se procedió a la venta de las donaciones. Nunca se supo qué ni cuánto se vendió. Según en trío Fujimori (Juana, Clorinda y Olga) lo recaudado ascendió a 40472 soles.
Por si esto no fuera suficiente, Rosa Fujimori abrió dos cuentas bancarias que ella misma manejó para dar salida a todo el dinero que llegase al Comité de Damas. Los peritos que investigaron los movimientos bancarios de estas dos cuentas demostraron que, en el más conservador de los cálculos, este comité recibió una transferencia de 1 968,501.69 dólares de APENKAI: Su utilización y destino se desconoce dice la Contraloría. Es decir, un millón novecientos mil dólares se esfumaron ante la vista y paciencia de las tres damas Fujimori. ¡Otro milagro casi nipón!
Los planes marchaban estupendamente: una ONG y un comité de Damas. Faltaba ahora un cajero oficial que ayudara a Alberto Fujimori.Esta pieza clave en el tablero fujimorista de la corrupción, fue Jose Kamiya Teruya, Secretario General de Palacio, además de ocuparse de las labores típicas de un secretario palaciego, tuvo a su nombre once cuentas bancarias en las que se depositaron, al menos 4 510,079 dólares. Cuando los investigadores le preguntaron en el año 2001 sobre estas cuentas, Kamiya respondió: Mi accionar fue por disposición del ex presidente Alberto Fujimori. También reconoció que era habitual que Alberto Fujimori le encargara el depósito de los cheques que le enviaba su hermana Rosa. Los peritos concluyeron lo siguiente: Jose Kamiya permitió usar su nombre para abrir cuentas bancarias con el fin de ocultar fondos donados a favor de la población necesitada del país. Jose Kamiya es hoy uno de los financieros de Fuerza 2011.Asi figura en la ONPE.
Los negocios con plata de los pobres marcharon tan bien que en 1992, Alberto Fujimori, después de encerrar a su mujer, Susana Higuchi para evitar que siguiera denunciando a sus hermanas y a APENKAI, necesitó de una segunda ONG. Esta vez la bautizó con el nombre de KEN-AKEN. Los principales personajes a cargo de esta asociación fueron Miyagusuku y Mario Basigalupo Sotilo. El primero era presidente popular y Provenir. El segundo, jefe de logística de FONCODES. Miyagusuku huyó del país en el año 2000 siguiéndole los pasos a su socio y amigo Alberto Fujimori. En su equipaje no olvido meter todos los libros contables y demás pruebas que pudieran incriminar en el manejo irregular de los fondos de KEN-AKEN. Sin embargo, con la prisa, se olvidó cerrar las 37 cuentas dispersas que tenía en el Perú a su nombre y dinero de procedencia desconocida.
En el año 2001 el otro directivo de KEN-AKEN, Mario Bacigalupo, con una capacidad propia del clan Fujimori para negar las evidencias, no vaciló a la hora de afirmar que KEN-AKEN nunca recibió dinero del extranjero. La mentira quedó aplastada por el peso de los millones de dólares que encontraron en las 10 cuentas a nombre de la asociación KEN-AKEN que los peritos financieros lograron encontrar. Tras la investigación los peritos financieros concluyeron Los funcionarios y directivos para el manejo de los fondos (de KEN-AKEN) aplicaron un procedimiento irregular, buscaron beneficio económico en desmedro del beneficio social. Tal es así que toda la donación depositada, era retirada en el día para a su vez abrir cuentas bancarias a plazo fijo por el importe de la donación recibida (
) Posteriormente de dichos certificados se cancelaron y nuevamente se depositaron en las cuentas. Observándose triangulaciones financieras que tratan de confundir aparentando depósitos cuando en realidad sólo corresponden a movimientos bancarios entre cuentas interbancarias.
Cabe subrayar que ambas organizaciones contaron con la invalorable ayuda y anuencia de los bancos, sus gerentes e, indudablemente, de sus propietarios. No solo porque durante años permitieron las groseras triangulaciones, tampoco por recibir ingentes cantidad de dinero sin preguntar de dónde venían y quién era el verdadero destinatario de esos movimientos. Sino invaluable ayuda que brindaron cuando permitieron que se abrieran cuentas con identidades falsas y sin presentar DNI, tal y como lo hizo Pedro Fujimori Inamoto, que abrió una cuenta alterando su segundo apellido y haciéndose llamar Pedro Fujimori Fujimori. O cuando el gerente adjunto del banco Wisse Sudameris, Luis Ovalle Gales, recibió un cheque endosado a su favor proveniente de una cuenta de APENKAI en el Norbank. Cheque en mano el gerentisimo del Wiesse abrió dos certificados a plazo fijo por dos millones cuatrocientos mil dólares. A este dinero se le perdió el rastro.
No es por tanto de extrañar que durante años los bancos se negaran a entregar la información financiera de estas ONGs y de los personajes involucrados. El asunto aparecen en el Banco de Crédito, el Continental, el Banco Latino y otros bancos extranjeros que sirvieron para ocultar la plata que debió ser invertida en las comunidades las pobres del país. Hablando en plata, les importó un pepino que el pedido llegara del vocal instructor del caso. Es por eso que una de las frases más repetidas que a lo largo del informe pericial financiero realizado por la contraloría general en el año 2003 es esta: Se desconoce la procedencia y el destino de los recursos, toda vez que tanto los bancos del sistema nacional, como directivos de AKEN, han omitido informar los movimientos ( financieros y contables) en su totalidad.
Uno de los pasajes más oscuros sobre el latrocinio de los Fujimoristas perpetraron contra los peruanos y japoneses fue la desaparición de 1002,891.00 dólares donados por el diario japonés Sankey Shimbum a los deudos de los héroes de la toma de la Embajada de Japón. Este capítulo del informe pericial explica con detalle como Alberto Fujimori, sus hermanos y sus íntimos amigos no solo no entregaron a las victimas el dinero que la publicación nipona donó, sino que confirma que el dinero se recibió, que se ingreso a una de las doce cuentas de José Kamiya que se fraguaron cheques a nombre de los familiares de las victimas que ni siquiera sabían de su existencia y que el dinero nunca llego a los deudos.
Luz Marina Collao Escuza, viuda del Coronel Juan Alfonso Valer, negó tajantemente haber recibido un centavo del Palacio de Gobierno. La señora explica que se entero de la existencia de esta donación por el vicepresidente del mencionado diario. Lo mas turbio de este asunto es que una de las cuentas personales de Jose Kamiya se consignó que, el 21 de julio de 1997, se emitió un cheque de gerencia a Luz Marina Collado, la viuda del héroe del rescate. El cheque se hizo efectivo pero no lo cobro quien debió cobrarlo. ¿Quién lo cobro? Es una respuesta sin la pregunta hasta este momento. Por ahora nos conformamos con saber que Jose Kamiya Teruka es uno de los financistas de Keiko, la hija de su ex jefe. ¿Estará Kamiya deseoso de repetir el plato como secretario palaciego?
El padre del capitán Raúl Chávez. Otra víctima mortal de la Operación Chavín de Huantar, aseguro que él tampoco supo no cobró dinero de esa donación específicamente dirigida a aliviar la situación de los deudos.
Los Fujimori fueron capaces de inventarse triquiñuelas mas rebuscadas para amasar una fortuna con paradero desconocido. Por ejemplo en Mayo del 2003, el Banco de la Nación recibió la orden de la Casa Militar de transferencia a favor de Victor Aritomi 375,935.43 dólares. En el oficio que recibió el Banco de la Nación se especificó que el dinero era para fletar un barco que la Prefectura de Ibaraki, región Kanto, había donado al Perú. El dinero fue transferido en junion de 1993 a una cuenta del Sr. Aritomi. Hasta la fecha no sabemos ni del barco, ni del flete, ni del propio Victor Aritomi.
El informe también demostró que con el dinero de las donaciones que debió destinarse para contruir colegios fueron comprados mas de un centenar de Bonos de Arrendamiento, Leasings y Certificados a Plazo Fijo.
¿Y qué pasó cuando se empezó a investigar en latrocinio? Pues bien, el clan Fujimori puso en práctica otra de sus grandes habilidades: el escapismo. Alberto Fujimori estuvo prófugo cuatro años mientras Rosa Fujimori, su esposo Victor Aritomi, Pedro Fujimori y Juana Fujimori son algunos de los miembros de este clan que aparece en la lista de prófugos de la justicia. ¿Podría ahora Keiko Fujimori jurarnos por los pobres ddel Perú que durante su gobierno traerá a esos Fujimori de retorno al país y repatriará los millones que ahora están en manos tan impropias? Que lo jure en Calca, en Aguatia, en San Francisco, en Acobamba y en Huaripa, topónimos de las pobreza que gusta recitar en sus discursos.