Los celos de Chávez
Autor: Santiago Pedraglio
Las declaraciones del presidente venezolano, Hugo Chávez, refiriéndose al candidato de Gana Perú, como un buen soldado, es una provocación que no se puede entender como una expresión más de su verborrea sino como parte de un cálculo político.
El presidente Hugo Chávez no puede estar tan desinformado como para no saber que a Ollanta Humala lo acusan de chavista, de admirar su gestión de gobierno y de camuflar, por lo tanto, bajo formas democráticas, un proyecto autoritario y antisistema. Más aún, es seguro que sabe perfectamente que todos los opositores de Humala estaban clamando por una declaración suya, sobre todo después de que las encuestadoras anunciaron que había pasado al primer lugar en la intención de voto electoral presidencial.
Por lo tanto, no queda sino colegir que esta declaración de Hugo Chávez es la puñalada del despechado. No es un secreto que Humala ha tenido un gradual pero firme acercamiento al expresidente brasileño, Ignacio Lula Da Silva, y a su agrupación política, el Partido de los Trabajadores. Humala participó, por ejemplo, en el último congreso nacional de ese partido y tuvo el cuidado de tomarse las respectivas fotos con el popularísimo Lula. La presencia de asesores brasileños en la campaña no ha hecho si no confirmar ese vínculo.
Las señales de Humala de querer tener como referente la gestión de Lula y no la de Chávez son muy claras. Este cambio de ubicación del líder nacionalista peruano en el panorama político sudamericano debe haberle sabido a chicharrón de sebo al presidente venezolano. Más aún cuando la actual presidenta de Brasil, Dilma Rouseff, del mismo partido de Lula, ha dado claras muestras de querer mantener con Estados Unidos relaciones que, sin estar exentas de tensión y discrepancias, sean cordiales y fructíferas. Es claro que la ubicación de Brasil como una potencia emergente a nivel mundial, a diferencia del juego estrictamente regional de la Venezuela de Chávez, impulsa a sus dirigentes a mantener una política que combina la voluntad de hegemonía en la región con el consiguiente estrechamiento de vínculos con los países del área y el pluralismo a nivel mundial, en especial en sus relaciones con naciones claves como China, India, Rusia, Turquía y, por supuesto, los propios Estados Unidos y la Unión Europea.
La declaración de Chávez a pocos días de las elecciones generales, y precisamente cuando Humala aparece primero en las encuestas, tiene el aire de un conmigo o con nadie: no le interesa una victoria de un exaliado. Le resulta incómoda, no la quiere y, en consecuencia, la sabotea