Todos los desenlaces posibles
El dilema no es sí o no, blanco o negro, jóvenes o bandidos. Las hipótesis más razonadas en relación a la sentencia de La Haya giran hacia el gris, la complejidad y, quizás, el discreto descontento de los dos litigantes
Escribe: Carlos León
Todo hace indicar que, el lunes 27, el fallo del tribunal de la Haya podría ser favorable al Perú. En qué medida lo será es aún materia de especulación. Y cómo podría responder Chile ante un fallo desfavorable, también.
Para reducir la incertidumbre, presentamos varios de los posibles escenarios que el fallo podría crear. Veremos cuáles son los más probables y cuáles complicarían la posición peruana. Y, también, los varios caminos que tiene el presidente Sebastián Piñera para lograr que la aplicación del fallo “sea gradual”, como afirmó esta semana.
ESCENARIO 1:
FALLO ENTERAMENTE FAVORABLE AL PERÚ
¿Es realmente posible que el Tribunal Internacional de La Haya nos dé la razón en todo? ¿Que nos dé el Triángulo Externo, los 38 mil kilómetros que pedimos aplicando la línea de equidistancia, y que afirme que el inicio de nuestro límite marítimo es el Punto de Concordia? Ciertamente, es bastante improbable. Más allá de la fuerza de nuestros argumentos jurídicos, la Corte no suele darle enteramente la razón a una de las partes. No falla de esa forma y nadie espera que lo haga en este caso.
Pero si lo hiciese, ¿qué podría pasar? Sería un escenario de difícil resolución porque, al tener Perú una fuerza militar inferior a la chilena, no tiene capacidad de disuasión. Las voces chilenas que ahora piden desacatar el fallo tendrían mayor peso, y tanto para Sebastián Piñera como para Michelle Bachelet se volvería bastante costoso aceptar y ejecutar la sentencia.
Juan Manuel Santos, que quería mantener sus posibilidades de reelección intactasdespués de un inesperado revés en La Haya, optó por decir que “acataba el fallo, pero que este era inaplicable”. Se retiró del Pacto de Bogotá para evitar derrotas futuras en La Haya, mientras algunos sectores piden mayor dureza: desconocer abiertamente el fallo y mostrar el poderío militar. ¿Podría hacer Chile algo parecido ante un fallo enteramente desfavorable? Nada puede descartarse cuando de “heridas patrióticas “ se trata.
ESCENARIO 2:
FALLO ENTERAMENTE FAVORABLE A CHILE
El gran reclamo de Chile es simple: que todo siga igual que ahora. Chile y Perú tendrían froneteras marítimas ya delimitadas, y estas serían una línea paralela. El triángulo externo que reclama Perú para sí serían aguas internacionales, tal como lo reclama Chile. Statu quo, todo como hoy.
Este escenario es tan improbable como el primero. A diferencia del que nos sirve como referente, un fallo que mantiene el statu quo es mucho menos complicado de aplicar que uno que cambia los límites.
ESCENARIO 3:
TRIUNFO PARCIAL PERUANO
Cualquier escenario que altere el statu quo sería una victoria parcial peruana. Y es lo más probable, dado que Chile no tiene ninguna demanda salvo dejar todo como está, y también por los antecedentes de la Corte.
Sin embargo, hay varias posibilidades de un fallo favorable a Perú. Más aún si se toma en cuenta que son tres los temas en controversia con Chile.
a. Los límites marítimos. Perú afirma que no existe un tratado de límites marítimos con Chile, y este último alega que los tenemos desde la Declaración de Santiago en 1952 (los cuales serían una línea paralela al arrimado límite terrestre). Si el fallo da la razón al Perú, la Corte misma trazará el límite con base a la línea de equidistancia, tal como lo establece la Convención sobre Derechos del Mar.
b. El Triángulo Externo. Son 28 mil kilómetros de mar que Perú reclama para sí, al estar dentro de lo que considera sus 200 millas. Chile no considera suyo ese triángulo, pues esta más allá de sus 200 millas, pero alega que tampoco es de Perú.
c. El inicio del límite marítimo. Perú sostiene que este debe empezar en el Punto de Concordia, basándose consistentemente en el Tratado de Lima de 1929, mientras Chile ubicael inicio del límite marítimo en el Hito Uno, al norte del Punto Concordia.
Sobre esta base, ¿cuál es el fallo más probable?
i. Primero, lo menos conflictivo: es muy probable que la Corte dé a Perú soberanía sobre el “triángulo externo”. A diferencia de los otros dos puntos, este es mucho menos problemático porque actualmente Chile no ejerce soberanía sobre él.
ii. Tanto para Chile como para Perú, es también probable que la Corte dictamine que no existe un tratado de límites marítimos entre ambos, y que opte por trazarlo. Pero aquí volvemos al terreno de la incertidumbre. La Corte debe trazar una línea equidistante para los límites marítimos, pero tiene la potestad de matizar esta de acuerdo a las circunstancias. Como en el caso del diferendo entre Colombia y Nicaragua, donde la presencia de islas dentro del área en disputa influyó en el trazado final.
iii. Un fallo posible, y que las fuentes consultadas creen que podría ser el fallo más verosímil, es que la Corte trace nuestro límite marítimo usando tanto la línea paralela como la línea equidistante. En virtud de las décadas en que Chile ha ejercido soberanía sobre el área y de los innegables tratados pesqueros existentes, la Corte podría dictaminar que la línea paralela se mantiene como límite marítimo entre Perú y Chile hasta un punto determinado, y luego se aplica el trazado de la línea equidistante. Por ejemplo, que la línea paralela se mantenga únicamente hasta la milla 12, y que se aplique la línea equidistante para las 188 millas restantes.
En este ejemplo, la Corte aceptaría la tesis chilena de la existencía de un tratado de límites, pero con reservas, porque no la aplicaría en toda su extensión. Ala vez, la Corte acepta parcialmente la tesis peruana de la línea equidistante. Asimismo, zanja la disputa sobre si el inicio del límite marítimo es en el Punto Concordia o en el Hito Uno. Este probable fallo es tan salomónico que suena “astutamente sabio”.
Presidente Ollanta Humala y (abajo) la reunión del Consejo de
Seguridad Nacional en Palacio de Gobierno el 20 de enero.
LA RESPUESTA CHILENA
Vayamos a lo más probable: que el fallo de la Corte constituya un triunfo parcial peruano. Que este triunfo incluya: la ratificación de la soberanía nacional sobre el “triángulo externo”, y el trazado de fronteras marítimas que implique, desde algún punto, la línea equidistante.
Lo primero ‘no generaría tanta animosidad en Chile, mientras que lo segundo sería visto como una derrota.
¿De qué manera reaccionaria Chile en esa situación? ¿Qué cartas le quedan ante un fallo desfavorable? En adelante, un recuento de las posibles respuestas chilenas, ordenadas de menor a mayor animosidad.
RESPUESTA 1:
CHILE ACEPTA EL FALLO SIN CONDICIONES Y LO APLICA LO MÁS RÁPIDO POSIBLE
Chile, amparado en su prestigio y respetuoso de los acuerdos, acepta el fallo e intenta aplicarlo lo más rápido posible, sin pedir nada a cambio.
Escenario improbable, pues implica que Chile renuncie deliberadamente, a obtener algo a cambio, de la aplicación del fallo, o a dilatar ‘su aplicación, lo que podría hacerlo menos costoso políticamente.
Además, aun actuando de buena fe, Chile puede argumentar que necesita un tiempo para hacer los cambios legales necesarios para entregar, al Perú el mar que le corresponde -cambios que Perú también debe hacer- y también para buscar una solución para la pesca doméstica que se realiza en la zona. Así las cosas, con una “aplicación inmediata” que se vuelve muy relativa, la aplicación “gradual” del fallo que sostiene Sebastián Piñera no se ve tan inamistosa.
RESPUESTA 2:
CHILE PONE CONDICIONES A LA APLICACION DEL FALLO
Piñera resalta en la misma alocución que, en el cumplimiento de la sentencia, Chile “buscará, avanzar en su debida ejecución, la que será gradual y
acordada con Perú”.
Una ejecución “acordada” es un escenario más probable que el primero. Es decir, un Chile derrotado acepta a regañadientes aplicar el fallo, pero busca obtener algo a cambio. Públicamente, diría que buscan soluciones que “hagan aplicable” la resolución de la Corte.
Lo más probable es que Chile ponga dos condiciones. La primera es la firma de nuevos acuerdos pesqueros con el Perú, mediante los cuales se permita a embarcaciones chilenas (sean las industriales o sólo las artesanales) pescar en las nuevas aguas peruanas, para así reducir el impacto económico del dictamen. A decir de algunos, esta es una salida “estiIo Piñera”: una negociación económica que no tense duramente las relaciones políticas.
La segunda es que Perú se comprometa a renunciar, de una vez por todas, a futuras disputas limítrofes con Chile. Con ello, asumiría dejar las cosas tal como quedarían tras La Haya.
RESPUESTA 3:
CHILE DILATA LA APLICACIÓN DEL FALLO MEDIANTE FÓRMULAS LEGALES
Si bien los fallos de la Corte son inapelables, Chile puede pedir una “interpretación” de este a La Haya. Este pedido no es inmediato: necesita cumplir una serie de requisitos para su aceptación. Pero le daría a Piñera tiempo para desembarazarse del tema y entregárselo a Michelle Bachelet, que asume en dos meses la presidencia de Chile. Para el politólogo chileno Patricio Navia, esto es lo más probable.
“La aplicación de los fallos de la Corte suele demorar, especialmente en aquellos que cambian el statu quo”, afirma el internacionalista Farid Kahhat, quien agrega que esto es común “cuando gana la parte militarmente más débil, y el ganador tiene la voluntad de postergar”. La Corte es tolerante con esas dilaciones, que en algunos casos han tomado una década.
Pero estamos en las dilaciones legales. Una es pedir una interpretación a La Haya.
La otra es que Chile sostenga que Perú, al no formar parte de la Convención del Mar, está invalidado para hacer cumplir la sentencia.
En efecto, Perú no forma parte de la Convención del Mar. A pesar de ello, la Corte de La Haya falla en función de la Convención, y no en función de la anecdótica ausencia de la firma peruana. Es decir: nos aplicará la Convención del Mar aunque no formemos parte de ella. Sin embargo, Chile podría obstinarse en ese punto, con el afán de dilatar la aplicación.
RESPUESTA 4:
CHILE DECIDE NO APLICAR EL FALLO: SALIDA “A LA COLOMBIANA”
Tras conocer el fallo de La Haya que le daba la razón a Nicaragua, el gobierno colombiano anunció que no lo iba a aplicar. Lo acataba, pero era inaplicable. Luego, Colombia denunció al Pacto de Bogotá, que lo ponía bajo la jurisdicción de la Corte. Con esto no se libraba de acatar el fallo, pero sí se aseguraba de no volver a ser demandado. Aunque en condición de apestado internacional.
Es muy improbable que Chile haga algo parecido. Por una parte, su relación con Perú es mejor que la que había entre Nicaragua y Colombia. Por otra parte, Chile tiene un reciente prestigio internacional que cuidar: el de ser un país respetuoso de todo lo que comercialmente firma. Desconocer el fallo, o decir que no lo va a acatar, va en contra de esa imagen formal. Y lo más probable es que prefiera el prestigio.
En las últimas semanas, ante la inminencia de la fecha, algunas figuras públicas chilenas vienenlanzando la idea de desconocer una resolución desfavorable: desde salirse del Pacto de Bogotá a convocar a un referéndum. Según Patricio Navia, las personas que sugieren estas hipótesis “no son representativas en Chile”.
Presidente Sebastián Piñera y (abajo) la convocatoria a su respectivo Consejo de Seguridad Nacional
en La Moneda. La cita fue a las 8 de la mañana del 20 de enero.
La de Humala se produjo el mismo día a las 5 de la tarde.
A ESPERAR
Según una encuesta realizada por Cadem y publicada el domingo por Teletrece de Chile, el 58% de los encuestados cree que el gobierno “está preocupado o, inquieto” por el fallo, mientras solo 39% lo encuentra “tranquilo o esperanzado”. En caso de derrota, el 68% de encuestados cree que Chile “debería acatar el fallo”, y el 24% cree que “no debería hacerlo”. Asimismo, en caso de que Perú resulte ganador, 56% de los encuestados cree que relaciones entre ambos países empeorarán”.
En tanto, los dardos por quién sería el culpable de una posible derrota están en el aire: si la derecha y Piñera, si la Concertación y Bachelet. Mariano Fernández, ministro de Relaciones Exteriores del último año del primer gobierno de Bachelet, viene repitiendo que la estrategia de Sebastián Piñera fue “errada” y, como la demanda peruana fue un gesto “inamistoso”, debió mostrarse “ofendido” y enfriar las relaciones.
Tomado de:
Revista Hildebrandt en sus trece
Viernes, 24 de enero del 2014