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¿Nadie se indigna con Qali Warma?
Han pasado cinco días desde que el país fue testigo de las crudas imágenes de niños y niñas de Huancayo sufriendo estragos estomacales tras haber ingerido desayunos a base de alimentos malogrados que les entregó el estatal programa de alimentación Qali Warma, lo que se suma a muchas situaciones similares en los últimos meses, y hasta ahora no se ha visto a los responsables de estos hechos saliendo a dar la cara o al menos yendo a visitar a los pequeños de extrema pobreza que parecen no importarles ni a quienes se dicen defensores de los excluidos y hablan de "justicia social".
Imagino la rabia, frustración y dolor que deben sentir -al igual que sus hijos, si es que son conscientes de su drama- los padres de esos niños al ver a sus pequeños llorando y retorciéndose de dolor en la camilla de un hospital o una posta de por ahí por culpa de los proveedores -sí, puede ser-, pero también de un Estado que los está usando para experimentar un tipo de programa social que a alguien se le ocurrió que podría caminar de esa manera. Claro, y si algo sale mal, como ya es costumbre, dicen que Qali Warma lleva pocos meses y que hay muchas cosas por mejorar.
¿No hay nadie en el Midis que le diga al presidente Ollanta Humala o a su esposa Nadine Heredia que urge cambiar de raíz ese programa, o en todo caso suspenderlo, para no seguir intoxicando niños? Entiendo que a la "pareja presidencial" le cueste dar marcha atrás en un programa que es creación exclusiva de ellos, pero alguien tiene que hacerles ver que están jugando con la salud de niños como los que ellos también tienen en casa. ¿Están esperando que un menor pierda la vida por tomar leche malograda para hacer algo?
Sería bueno que de una vez dejen de lado esas ideas absurdas y facilistas de que quienes critican Qali Qarma se encuentran vinculados con los proveedores que se quedaron fuera de juego tras la desactivación del ineficaz Pronaa o se quieren traer abajo el programa bandera del humalismo solo por dañar a Ollanta y a Nadine. En lugar de eso, deben poner orden y evitar que cada semana tengamos una noticia referente a que decenas de niños nuevamente se intoxicaron por la leche, las conservas, la menestra u otro producto que vino con coliformes, insectos o roedores.
De otro lado, como bien dijo el sábado en Correo nuestra columnista Cecilia Villegas, llama la atención que los peruanos, y en especial aquellos que dicen preocuparse por los más necesitados de este país, tanto en calles, plazas y redes sociales, no se indignen ni hagan cadenas ni "flashmobs" por estos sucesos, como sí lo han hecho por la "repartija", los congresistas sinvergüenzas, las fotopapeletas de Susana Villarán y algunas declaraciones del cardenal Juan Luis Cipriani. ¿No importan los niños de Qali Warma? ¿O es que todavía están lejos las elecciones?
Pero volvamos a la responsabilidad que tiene el Estado en estos hechos. Tengan en cuenta que se puede experimentar y probar con ladrillos, zanjas de construcción, elaboración de prendas de vestir o llantas, pero no con un sistema que hace que millones de niños se lleven alimentos a la boca. Qali Warma, por más emblemático que sea para el humalismo, debe ser reformado o suspendido temporalmente si es necesario, pues viene poniendo en juego la integridad y hasta la vida de los niños más pobres de este país, que por ahora parecen haber sido dejados de lado por muchos.
Han pasado cinco días desde que el país fue testigo de las crudas imágenes de niños y niñas de Huancayo sufriendo estragos estomacales tras haber ingerido desayunos a base de alimentos malogrados que les entregó el estatal programa de alimentación Qali Warma, lo que se suma a muchas situaciones similares en los últimos meses, y hasta ahora no se ha visto a los responsables de estos hechos saliendo a dar la cara o al menos yendo a visitar a los pequeños de extrema pobreza que parecen no importarles ni a quienes se dicen defensores de los excluidos y hablan de "justicia social".
Imagino la rabia, frustración y dolor que deben sentir -al igual que sus hijos, si es que son conscientes de su drama- los padres de esos niños al ver a sus pequeños llorando y retorciéndose de dolor en la camilla de un hospital o una posta de por ahí por culpa de los proveedores -sí, puede ser-, pero también de un Estado que los está usando para experimentar un tipo de programa social que a alguien se le ocurrió que podría caminar de esa manera. Claro, y si algo sale mal, como ya es costumbre, dicen que Qali Warma lleva pocos meses y que hay muchas cosas por mejorar.
¿No hay nadie en el Midis que le diga al presidente Ollanta Humala o a su esposa Nadine Heredia que urge cambiar de raíz ese programa, o en todo caso suspenderlo, para no seguir intoxicando niños? Entiendo que a la "pareja presidencial" le cueste dar marcha atrás en un programa que es creación exclusiva de ellos, pero alguien tiene que hacerles ver que están jugando con la salud de niños como los que ellos también tienen en casa. ¿Están esperando que un menor pierda la vida por tomar leche malograda para hacer algo?
Sería bueno que de una vez dejen de lado esas ideas absurdas y facilistas de que quienes critican Qali Qarma se encuentran vinculados con los proveedores que se quedaron fuera de juego tras la desactivación del ineficaz Pronaa o se quieren traer abajo el programa bandera del humalismo solo por dañar a Ollanta y a Nadine. En lugar de eso, deben poner orden y evitar que cada semana tengamos una noticia referente a que decenas de niños nuevamente se intoxicaron por la leche, las conservas, la menestra u otro producto que vino con coliformes, insectos o roedores.
De otro lado, como bien dijo el sábado en Correo nuestra columnista Cecilia Villegas, llama la atención que los peruanos, y en especial aquellos que dicen preocuparse por los más necesitados de este país, tanto en calles, plazas y redes sociales, no se indignen ni hagan cadenas ni "flashmobs" por estos sucesos, como sí lo han hecho por la "repartija", los congresistas sinvergüenzas, las fotopapeletas de Susana Villarán y algunas declaraciones del cardenal Juan Luis Cipriani. ¿No importan los niños de Qali Warma? ¿O es que todavía están lejos las elecciones?
Pero volvamos a la responsabilidad que tiene el Estado en estos hechos. Tengan en cuenta que se puede experimentar y probar con ladrillos, zanjas de construcción, elaboración de prendas de vestir o llantas, pero no con un sistema que hace que millones de niños se lleven alimentos a la boca. Qali Warma, por más emblemático que sea para el humalismo, debe ser reformado o suspendido temporalmente si es necesario, pues viene poniendo en juego la integridad y hasta la vida de los niños más pobres de este país, que por ahora parecen haber sido dejados de lado por muchos.