Lo que pasó en la toma de la residencia
Nuevos testimonios confirman que "Tito" estaba vivo
19 de mayo del 2002
Según los testimonios, el ca-
marada "Tito" intentó escapar
con los rehenes.
La tarde del 22 de abril de 1997 los peruanos vimos, en vivo y en directo, parte de las escenas del valeroso rescate de los rehenes que el MRTA tenía cautivos en la casa del embajador del Japón. Lo que observamos se realizó en lo que los comandos llamaron el "ala sur" de la residencia, es decir, el frontis. Sin embargo, no se vio lo que pasó en el "ala norte", en la parte posterior.
Para poder desarrollar su plan de operaciones, los comandos habían lotizado la casa en áreas que habían bautizado como pabellones desde la A hasta la I, y habían memorizado íntegramente la residencia para poder moverse dentro de ella en medio del polvo y el humo con el que sabían que iban a contar. Además, el ejército había alquilado las casas colindantes y las utilizó, primero, para hacer los túneles de penetración a la parte posterior de la residencia, y luego, como áreas de seguridad o de rescate.
Lo que nunca se vio fue lo que pasaba en esa parte de atrás, que es precisamente lo que la Fiscalía ha investigado en los últimos 14 meses.
Escriben María Isabel Torres y César Hildebrandt Chávez / agenciaperu.com
El 22 de abril de 1997, doce minutos después de la primera explosión un grupo de comandos rescató a varios rehenes cautivos en el "Pabellón I", conocido también como "Chinatown". Esa habitación correspondía a uno de los cuartos de servicio de la casa del Embajador del Japón en el Perú, Morihisha Aoki, y lugar donde se encontraba un número importante de rehenes japoneses.
En la habitación contigua, conocida por los comandos como "pabellón H", estaban los magistrados de la Corte Suprema, los mismos que abandonaron la casa de Aoki casi al mismo tiempo que los japoneses del Pabellón I.
Todos juntos, rehenes y comandos, descendieron agazapados por las escaleras de servicio, ingresando ordenadamente a la boca del túnel subterráneo, ubicado en la mano izquierda del ala norte de la residencia.
Croquis que muestra la ubi-
cación del "Pabellón I".
Bajo el ala norte había dos túneles construidos con varias semanas de anticipación para la operación Chavín de Huántar. Cada uno estaba conectado con una casa diferente. Las casas colindantes habían sido alquiladas por el Ejército para la operación.
En cada una de las casas, numeradas del 1 al 4 según el plan de operaciones, esperaban policías de la Dirección Nacional de Operaciones Especiales (DINOES), para hacerse cargo de los rehenes rescatados.
Los rehenes de los pabellones H e I, que habían recorrido 50 metros subterráneos llegaron hasta una de las áreas de rescate, hasta la denominada "Casa 1".
Aquí comienzan los problemas que ahora dividen la opinión del país.
TITO QUEDÓ CON VIDA
Desde febrero del 2001, la fiscalía que ahora tiene a su cargo el fiscal Richard Saavedra investigó la denuncia realizada por el diplomático japonés Idetaka Ogura, quien decía que él había visto a un emerretista vivo después de que terminó el combate, y afirmaba que lo vio cuando salía, junto con los otros rehenes, de la residencia.
En estos 14 meses, la fiscalía tomó los testimonios de todos los oficiales militares y policiales que participaron de la operación, tanto los de los comandos que ingresaron y que realizaron efectivamente el rescate, como los de los policías que recibieron a los cautivos en las casas de seguridad que rodeaban la residencia.
Ex rehén Idetaka Ogura,
primero en asegurar que
vio a "Tito" con vida des-
pués de la incursión
Dos de estos testimonios -que corresponden a dos efectivos policiales que estuvieron en la Casa 1- coinciden estrictamente en que, faltando algunos minutos para las cuatro de la tarde, recibieron a los rehenes de los pabellones H e I, que eran en su mayoría japoneses, salvo algunos peruanos, y que entre ellos se encontraba un emerretista que pretendió pasar por rehén.
Los testimonios de los policías señalan que uno de los rehenes los alertó y les dijo "éste no es rehén, éste es terrorista".
Según los dos policías, ellos capturaron al emerretista al que segundos después identificaron como Eduardo Cruz Sánchez (a) camarada Tito, a quien revisaron de pies a cabeza para constatar que no tuviera un explosivo. Inmediatamente lo esposaron y procedieron a llamar por radio al encargado del área de rescate, el coronel del Ejército Jesús Zamudio Aliaga.
Los policías afirman que Zamudio respondió: "esperen que voy a mandar a recogerlo". En sus declaraciones ante la fiscalía, ambos oficiales dicen que, pocos minutos después, llegó un comando al que describen como alto y fornido, y se llevó esposado, y casi en vilo a "Tito".
Al concluir su testimonial, los policías dejaron expreso que, horas después de concluida la operación Chavín de Huántar, les sorprendió la noticia de que no había ningún sobreviviente del MRTA.
LA INVESTIGACIÓN
Las coincidentes declaraciones de estos dos testigos obligaron al fiscal Saavedra a denunciar esta semana a un grupo de comandos ante el Poder Judicial.
No todos tendrían responsabilidad directa. Los jefes denunciados tendrán que colaborar hasta esclarecer la línea de mando en la probable ejecución extrajudicial del camarada Tito. Lo que la fiscalía tiene que establecer, es de dónde vino la orden de ejecutar a Tito cuando el combate ya había terminado.
Por su parte, Hidetaka Ogura, diplomático japonés, mantiene firme su versión de lo que ocurrió en ese momento: "cuando salimos a casa vecina por túnel, número 2 de comando emerretista, Tito estaba amarrado". Y afirma además que este joven terrorista estaba "en el jardín de la casa vecina".
Hasta hoy, la versión de Ogura había sido la única que sostenía un probable delito en medio de la valerosa operación Chavín de Huantar. Sin embargo, las manifestaciones de los dos policías de la DINOES, a las que agenciaperu.com tuvo acceso esta semana, confirmarían su relato.
Ocho horas después de su rescate, el ex ministro de Agricultura, Rodolfo Muñante, declaró en una entrevista que, durante el operativo, vio a un emerretista gritar: "me rindo".
"Tito" en una foto tomada
durante su años de
adiestramiento en el MRTA.
Muñante dijo que vio al terrorista despojarse de un chaleco con granadas y entregarse a un grupo de jueces. Sin embargo, días después de sus declaraciones, Muñante las negó.
La revista Caretas, por su parte, recogió, en marzo del año pasado, una versión que aseguraba que el camarada Tito, desesperado, suplicó a Alipio Montes de Oca y a otro vocal supremo que lo ayudaran a escapar con ellos.
Según la misma versión, los magistrados le sugirieron que se quitara el uniforme del MRTA para que no sea reconocido.
Tal vez por esta razón, Hidetaka Ogura, dijo que vio a Tito con un pantalón azul y un polo verde de manga corta.
El 12 de marzo del año pasado, los restos de Eduardo Cruz Sánchez fueron exhumados. Los exámenes forenses aplicados sobre el cuerpo NN14 revelaron que Tito murió debido a un disparo que le perforó la región anterior del cuello. Según el reporte forense: "una zona poco accesible para un tirador."
¿QUIÉN ES JESÚS ZAMUDIO?
Zamudio es un coronel del Ejército en retiro, al que Fujimori detuvo junto con el coronel Huamán cuando buscaba desaforadamente a Montesinos, en aquella desorientada tarea emprendida por el ahora presidente prófugo con Chorrillos, Playa Arica, o Barrios Altos.
Jesús Zamudio junto al
ex embajador japonés
Morihisha Aoki, y el ex
presidente Fujimori,
después del rescate.
Al este hombre, también conocido como ZAJ por sus íntimos, Montesinos le había dejado encargadas sus 14 maletas al momento de volver de Panamá. Jesús Zamudio, a su vez, se las había entregado al cuñado de Montesinos, el general Cubas Villanueva.
¿Por qué hizo eso el ex general? Pues porque era uno de los hombres fuertes del grupo Jupiter, tropa encargada de la seguridad personal de Montesinos, donde era uno de los pocos militares ya que la mayoría eran policías.
Zamudio era un lugarteniente de Montesinos, y durante el operativo de rescate estuvo informando y resolviendo cada consulta que le hacía no sólo el asesor, sino sobre todo el presidente Alberto Fujimori quien estuvo, como no se cansa de repetir, directamente sobre toda la operación.
Un dato más: el abogado de esta persona es Jesús Harmann, defensor también de Vladimiro Montesinos. Un hombre que fue suboficial de la policía nacional hasta marzo del 2001, cuando solicitó su baja para encargarse de la defensa de Montesinos: su promotor, y aquel que lo estimuló a que, siendo policía, estudiara derecho.
Tomado de
agenciaperu.com