Durante varios días, en mi mente estaba metida esta idea que no me dejaba dormir, y que me arrancaba muchos sueños húmedos:
-Has pensado alguna vez en hacer un trio????
Si ser infiel con David ya era bastante hacerlo con dos hombres era algo que un tiempo atrás hubiera rechazado rotundamente, pero que ahora gracias a David se me habría como una morbosa proposición.
Luego de que mi esposo y mi hijo salían de la casa llamaba a David y me masturbaba mientras él me describía escenas sexuales donde habían dos vergas dispuestas para mí y yo añadía a estas fantasías las cosas que haría con esas durísimas vergas, o como ansiaba que ellas descargaran todo su líquido vital en mi cuerpo preferentemente entre mis tetas y mi boca.
Era un sábado por la tarde cuando mi hijo me dijo que saldría con unos amigos a jugar fulbito estaba ya con su ropa deportiva, sin esperar mi reacción se despidió de mí y se fue presuroso, ese día yo estaba terminando de limpiar la casa. Ya eran las 4 pm y sentía mucho calor quise aprovechar en darme un reparador baño así que me despoje de mis ropas, debo reconocer que odio el agua fría y así sea verano o invierno siempre me ducho con agua caliente por tal encendí la terma y abrí el grifo de la ducha, ya estaba para entrar cuando me fije que de la terma salían chispas y hacia un ruido extraño.
Asustada lo apague como pude la terma y llame a mi hijo para que le echara un vistazo, el me confirmo que vendría lo antes posible, yo me envolví en una bata mientras tomaba agua en la cocina, la verdad es que estaba muy asustada, pude haber muerto pensé yo. En menos de 10 minutos tocaron a mi puerta, fui a abrir pensando que mi hijo se había olvidado la llave pero oh sorpresa era su amigo Rafael.
Me quede sorprendida por un momento, no supe cómo reaccionar, al ver cómo me miraba sorprendido y bajaba su vista a mis senos mi primera reacción fue acomodarme bien la bata ya que la tenía ligeramente suelta y dejaba ver mi escote. Rafael me dijo que mi hijo le había pedido que revisara la terma y este había aceptado gustoso, lo quede mirando un momento, el pobrecito había venido con sus herramientas y todo así que acepte y lo invite a pasar llevándolo hacia donde estaba la terma.
Se subió en una silla y empezó a destapar el equipo, mientras yo lo miraba trabajando estaba vestido con una camisa sport que le quedaba ajustada a su formado cuerpo y un pantalón corto de drill que le quedaba dibujado; por un momento me vino a mi mente el sueño erótico que tuve con siendo devorada cada parte de mi cuerpo por su boca y me acerque un poco más para contemplarlo, mientras él desde arriba tenía una visión privilegiada de mis pechos atrapados en la bata deseando ser liberados, amasados, lamidos, chupados, mordidos. Sentía su mirada quemándome los pechos pero lejos de taparme me los acomode de tal manera que tuviera más libertad de verlos, estuvimos casi 10 minutos en esa posición cuando Rafaelito me dijo que la falla había sido un cable suelto y que ya lo tenía solucionado en eso sucedió:
De repente, un chispazo, Rafael grito y cayó al piso, al parecer se distrajo tanto con mis senos que hizo un corto circuito lo que produjo que cayera estrepitosamente, yo fui a socorrerlo, el pobre se había golpeado, me acerque a querer ayudarlo y la bata sin darme cuenta se despegó de mi cuerpo y sin darme cuenta le ofrecía una obsceno espectáculo de mis senos y pezones.
Mientras yo le preguntaba que le dolía y le sobaba la pierna, Rafael respondía entrecortado y se me quedaba mirando descaradamente con los ojos como platos, yo me sentía apenada por lo sucedido y no pude evitar ver como crecía su miembro debajo del pantalón corto que llevaba, vi como sus ojos no despegaban su vista de mis senos; nos quedamos en silencio por unos minutos, ambos contemplándonos, ambos deseando tocarnos, acariciarnos.
Hice un movimiento y mis generosos senos bambolearon suavemente ofreciéndose a la vista de Rafael quien no despegaba su mirada, me sentí sexy, linda, erótica, caliente; nunca hubiera pensado que podía provocar ese tipo de sensaciones en los hombres, acariciaba suavemente su pierna golpeada y note como se hinchaba más y más su verga.
Me sentía dueña de la situación, así que decidida subí mis dedos por sus duras piernas hasta tocar su paquete con la yema de mis dedos para iniciar una suave caricia circular a la altura de su hinchada cabeza.
-Ya te sientes mejor Rafaelito???- pregunte pícaramente mientras mis dedos subían y bajaban por su pene.
-Mucho mejor Señito, mucho mejor- respondió entrecortadamente, luego sentí como tímidamente acercaba su mano para acariciar mi seno por encima de la bata con disimulo, a lo que yo le pregunte si le gustaba como se sentía.
-se siente muy bien señito- respondió con la cara roja del morbo, yo lo incite a que metiera su mano debajo de bata y me las tocara libremente. Me sentía sumamente caliente y Rafaelito, el amigo de mi hijo me serviría para quitarme esa calentura; mirándolo fijamente a los ojos, me despoje de mi bata exhibiéndome como dios me trajo al mundo ante la mirada atónita del muchacho, lo primero que atino a hacer fue lanzarse a mis senos y chuparlos cual bebe buscando su alimento.
Una deliciosa sensación cruzaba por mi cuerpo, la forma como Rafaelito lamia, succionaba mis tetas más que hacerlo como hombre lo hacía como un niño, lo que en mi cuerpo producía toda clase de gemidos, suspiros, ya no me interesaba que fuera el amigo de mi hijo, ahora lo quería tener en medio de mis piernas. Tirándolo suavemente de sus cabellos levanto su cabeza y sonriéndole pícaramente dirigí su cabeza a mi caliente entrepierna que ahora exigía su turno para ser el centro de atención de esa deliciosa lengua. Rafaelito gemía excitado, sentí como posaba su cara tímidamente en mi depilada entrepierna, su aliento en mi sexo erizaba mi piel, luego paso su dedo delicadamente alrededor de mi pubis, como si fuera un niño con su nuevo juguete.
Cada una de sus caricias no hacían más que excitarme más y más hasta que yo misma pedía que sobara de mi sexo, que lo lamiera, que lo chupara. En respuesta Rafaelito mirándome morbosamente a los ojos, acerco su rostro y empezó a lamer suavemente mi sexo. Lance un gemido lo hacía tan suave, con tantas ganas, su inexperiencia lograba que me encendiera más y más, sentía como su lengua se introducía dentro de mi sexo, la movía suavemente, pasaba torpemente su lengua acercándose y alejándose de mi clítoris hasta que ya no aguante más:
Sujete de la cabeza a Rafaelito y presa de un deseo que no me reconocía le ordene: chúpame el clítoris, para luego llevar su cabeza directamente a mi botoncito del placer y sentir como su lengua empezaba a estimular a mi clítoris, con mis piernas alrededor de su nuca lo aprisionaban y casi no lo dejaban ni respirar, el amigo de mi hijo creo que por instinto aprendió rápidamente y solo con el uso de su lengua logro llevarme a un delicioso orgasmo, me sentía tan libre, tan llena, mire a los ojos a Rafaelito quien aún lamia suavemente alrededor de mi sexo provocándome ciertas cosquillas, por un momento volvió a mi mente el recuerdo de mis sueños y había algo que aun deseaba llevar a la realidad, una fantasía oculta, algo que a mi marido le había pedido y que en varias oportunidades se había negado en cumplirme.
Me levante desnuda exhibiendo mi cuerpo sin ningún pudor ante Rafaelito, lo note algo avergonzado, pero sumamente excitado y sabía que haría cualquier cosa que yo le ordenara, sinceramente me excitaba ese estado de sumisión en él y de ser yo quien dominara a este muchachito.
Me senté en un sofá que estaba frente a él y me abrí de piernas para masturbarme mientras frotaba mis senos, mi cuerpo y mi sexo brillaba producto del sudor y de los flujos en mi piel, me gire y me puse en 4 separando mis nalgas mostrándole mi tremendo trasero, mi sexo hinchado me latía y con una mezcla de morbo y arrechura le ordene acercarse que ya había mimado a mi sexo pero que ahora mi ano merecía el mismo trato.
-Señito tiene un precioso par de nalgas, no sabe cuántas veces soñé con siquiera espiarla imaginando como seria su hermoso cuerpo libre de cualquier ropa y ahora mírese
- dijo Rafaelito mientras se arrodillaba detrás de mí para ver de cerca mi agujerito anonadado por el espectáculo que tenía en frente. En actitud provocadora separe mis nalgas con mis manos recostándome más en el sofá y mostrándome morbosamente al amigo de mi hijo mientras en mi mente me empezaba a preguntar cómo había llegado a todo esto, yo una mujer que hasta hace poco tiempo se consideraba una mujer pulcra, respetuosa de su matrimonio y que nunca hubiera pensado engañar a su esposo ni siquiera con la mente.
Pensaba en ello cuando sentí la lengua pasando entre mis nalgas para posarse sobre mi anito, lance un gemido y sentí como Rafaelito la movía de arriba abajo, se llenaba de mi esencia uhmm que placer, que morbo. Acaso estaría dispuesta a volver a la monótona vida que llevaba antes, ni loca, adoraba sentirme así, y quería más, quería sentir más; separe aún más mis piernas ofreciendo mi poto a quien quiera chuparlo y cogí de la cabeza a Rafaelito.
-Vamos sigue, lámeme, no te detengas usa tus dedos usa tu boca completa pero no me penetraras, no tienes ese derecho, aun no.
El muchacho acepto sin decir palabra y empezó a comerme el ano como nadie lo ha vuelto a hacer, luego metía un dedo y lo giraba, yo gemía pidiendo más, uso dos de sus dedos y lo movía como si me penetrara mientras él se masturbaba con su otra mano libre.
Me sentía en la gloria, le roge, suplique un dedo más y ordene que lamiera mi sexo mientras me penetraba el ano con sus dedos. No paso mucho tiempo y me vine en un orgasmo que me dejo casi inconsciente, gemí con fuerza, no me importo que los vecinos me oyeran; Robertito siguió lamiéndome antes, durante y después de mi orgasmo y a los pocos minutos el también termino cayendo su esperma en el piso.
Me miro algo avergonzado y lo mande a limpiarse mientras cogía un poco de su semen y lo lleve a mi boca para probarla, sabía bien sin embargo no tenía la menor intención de que ese muchacho me penetrara, yo lo quería era la verga de un macho dentro de mi cuerpo haciéndome gritar de placer.
Ya ambos recompuestos lo acompañe a la puerta y lo despedí haciéndole prometer que nunca contaría de esto a nadie y menos a mi hijo. Le di un besito en la comisura de sus labios y lo deje ir, total ya era tarde y tenía que prepararme a esperar a mi maridito.
Continuara