KORPS8
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En rojo aparecerá la leyenda masónica pero en azul nuestra opinión.
Este relato pertenece al Gran Maestre masónico y alto illumintati Robert Ambelain y aparece en su obra “El secreto masónico”. La leyenda de Hiram constituye el alma de la masonería desde el siglo XVIII hasta hoy.
Salomón, hijo de David, recibe de Dios la misión de construir el templo siguiendo las instrucciones del profeta Natán, al que el Señor ha dado en sueños las indicaciones necesarias. Hiram, rey de Tiro, amigo de su padre, le aporta ayuda en materiales y, sobre todo, en obreros. Le envía por ejemplo a Hiram el Fundidor. Un día, este último se dispone a efectuar el vaciado del mar de fundición de bronce para el Templo en presencia de Salomón y de Balkis, reina de Saba, a la que Salomón quiere seducir, a fin de casarse con ella. El pueblo de Israel asistirá al vaciado.
David es el arquitecto verdadero del templo. Es falso que el Rey de Tiro le enviara obreros para su construcción ya que solo los sacerdotes podían construirlo (Los Levi y los Cohen) Hiram, o el Hijo de la Viuda solo fue el encargado de fundir elementos como “El Gran Mar” y otros. Importantes pero no fundamentales como lo era “El Arca de la Alianza” A la cual Hiram no podía acceder. ¿Por qué sería?
Benoni, ayudante y fiel discípulo del maestro de obras, ha sorprendido a la caída de la noche a tres obreros, Fanor el sirio, albañil, Anru el fenicio, carpintero, y Metusael el judío, minero, saboteando el molde del futuro mar de bronce. Benoni advierte a Salomón de la traición de los tres cómplices, pero el rey, celoso de la admiración que Balkis siente ya por Hiram el Fundidor, deja que prosigan los preparativos.
Al ponerse el sol, Hiram da la orden de proceder al vaciado. Y el gigantesco molde en que debe fundirse el mar de bronce y que ha sido manipulado se agrieta. El metal en fusión surge bruscamente y salpica a la horrorizada multitud. Benoni, desesperado por no haber advertido personalmente a Hiram, se arroja entre la ardiente lava.
O sea que Salomón, que era un sabio, atornillaba al revés y traicionando la confianza de Dios, que le había entregado el mandato. Esto solo es mala fe, para explicar el fracaso del fundidor.
Poco después, solo, abandonado de todos, Hiram sueña ante su obra destruida. De pronto, de la fundición que brilla enrojecida en las tinieblas de la noche se alza una sombra luminosa. El fantasma avanza hacia Hiram, que lo contempla con estupor. Su busto gigantesco está revestido por una dalmática sin mangas; aros de hierro adornan sus brazos desnudos; su cabeza bronceada, enmarcada por una barba cuadrada, trenzada y rizada en varias filas, va cubierta por una mitra de corladura (plata dorada); sostiene en la mano un martillo de herrero. Sus ojos, grandes y brillantes, se posan con dulzura en Hiram y, con una voz que parece arrancada a las entrañas del bronce, le dice:
Es una copia de Vulcano.
- Reanima tu alma, levántate, hijo mío. Ven, sígueme. He visto los males que abruman a mi raza y me he compadecido de ella...
- Espíritu, ¿quién eres?
- La sombra de todos tus padres, el antepasado de aquellos que trabajan y que sufren. ¡Ven! Cuando mi mano se deslice sobre tu frente, respirarás en la llama. No temas nada. Nunca te has mostrado débil...
- ¿Donde estoy? ¿Cuál es tu nombre? ¿A donde me llevas? -pregunta Hiram.
- Al centro de la Tierra, en el alma del mundo habitado. Allí se alza el palacio subterráneo de Enoc, nuestro padre, al que Egipto llama Hermes y que Arabia honra con el nombre de Edris.
Es un bello poema, pero peligroso como veneno de una Mamba Negra, e hipnotizador como el canto de una sirena. Aquellos que trabajan y sufren son los que fueron expulsados del paraíso, y se refiere no a hombres, sino que a los vigilantes del libro de Henoch que perdieron el cielo al ser atrapados por la materia, en la materia hay que vivir las leyes de la materia y se quejan de ello. El palacio que se alza bajo la tierra es el templo masón o el templo de Lucifer. Ahí es donde se respira en la llama. Los tres nombres anteriores son los nombres que se le da a Henoch, con quien tratan de asociar a Enoc.
- ¡Potencias inmortales! -exclama Hiram-. ¿Entonces es verdad? ¿Tú eres...?
- Tu antepasado, hombre, artista..., tu amo y tu patrono. Yo fui Tubal Caín.
Entonces los cainitas se convirtieron en Dioses y Tubal Caín es Vulcano, increíble, pero es lo que ellos predican y es la misma mentira con la cual engañaron a Eva, USTEDES SERÁN COMO DIOSES, Prometen.
Llevándole como en un sueño a las profundidades de la Tierra, Tubal Caín instruye a Hiram en lo esencial de la tradición de los cainitas, los herreros, dueños del fuego.
En el seno de la Tierra, Tubal Caín muestra a Hiram la larga serie de sus padres: Enoc, que enseñó a los hombres a construir edificios, a unirse en sociedad, a tallar la piedra; Hirad, que supo antaño aprisionar las fuentes y conducir las aguas fecundas; Maviel, que enseñó el arte de trabajar el cedro y todas las maderas; Matusael, que imaginó los caracteres de la escritura; Jabel, que levantó la primera tienda y enseñó a los hombres a coser la piel de los camellos; Juabl, el primero en tender las cuerdas del cinnor y del arpa, extrayendo de ellos sones armoniosos... Y por último, el propio Tubal caín, que enseñó a los hombres las artes de la paz y de la guerra, la ciencia de reducir los metales, de martillear el bronce, de encender las forjas y soplar los hornillos.
Este Enoc no es Henoch, no es el que escribió “El Apocalipsis de las Semanas” también llamado “El Libro de Henoch” En esta parte se declaran abiertamente cainitas y se felicitan de ser descendientes de Elohim, pero tendrán que ponerse de acuerdo con los ideólogos de la Anenhenerbe Nazi, que juran que son los Arios. En todo caso se abstienen de indicar que Azael enseñó a los hombres a fabricar espadas de hierro y corazas de cobre y les mostró cómo se extrae y se trabaja el oro hasta dejarlo listo y en lo que respecta a la plata a repujarla para brazaletes y otros adornos. A las mujeres les enseñó sobre el antimonio, el maquillaje de los ojos, las piedras preciosas y las tinturas. ESTO ES LA GUERRA, EL BECERRO DE ORO Y LA VANIDAD. Y continúa - entonces creció la mucho la impiedad y ellos tomaron los caminos equivocados y llegaron a corromperse en todas las formas.
Y transmitió a Hiram la tradición luciferina.
Sin coemntarios
Al comienzo de los tiempos, dos dioses se reparten el universo. Uno, Adonai, es el amo de la Materia y del elemento Tierra, el otro, Iblis (LUCIFER), es el amo del Espíritu y del elemento Fuego. Adonai crea al Primer Hombre del barro que le está sometido y lo anima. Movido a compasión por el bruto e incomprensivo que Adonai quiere convertir en su esclavo y su juguete, Iblis y los Elohim (los dioses secundarios) despiertan su espíritu, el dan la inteligencia y la comprensión.
Mientras Lilith, la hermana de Iblis, se convertía en la amante oculta de Adán, el Primer Hombre, y le enseñaba el arte del pensamiento, Iblis seducía a Eva, surgida del Primer Hombre, la fecundaba y, junto con el germen de Caín, deslizaba en su seno una chispa divina. En efecto, según las tradiciones talmúdicas, Caín nació de los amores de Eva e Iblis o Samael (veneno supremo). Abel nacerá de la unión de Eva y Adán.
Las logias creen en un Dios al que llaman Trino Solar, con Jehová como un Dios menor que manda solo en el sistema solar y que vive en el sol físico (SEGÚN ELLOS HAY MILLONES DE DIOSES) En un Cristo que utilizó el cuerpo de Jesús y que debía finalizar con la era de Jehova, luego de eso comenzará el tiempo del tercer Dios, que habita en Saturno. Imagina quien es este tercer Dios. Los que no saben en que están metidos, o sea los masones de grados menores al de Caballero Kadosh. Esta historia no pasaría de ser un cuento de niños si no fuese que los que los manejan son los mismos que quieren entronizar a Anticristo. Dicen también que usan a los espíritus luciferinos, los que son además sus mejores amigos. En todo caso esta historia es una historia de traiciones.
Acá se aclara todo, pues abiertamente declaran ser hijos de Elohim, Pero hay que recordar que los Vigilantes fueron castigados por el daño que le hicieron al planeta y al hombre. A continuación les dejamos con algunas citas del libro de Henoch. Pero, vosotros cambiáis sus tareas y no cumplís su palabra y en cambio la habéis transgredido y habéis ultrajado su grandeza con palabras altaneras e hirientes de vuestra boca impura. Duros de corazón, ¡no habrá paz para vosotros! Dice de los vigilantes y luego añade. Entonces Miguel, Sariel, Rafael y Gabriel observaron la tierra desde el santuario de los cielos y vieron mucha sangre derramada sobre la tierra y estaba toda llena de la injusticia y de la violencia que se cometía sobre ella. El profeta aclara luego sus delitos “Y comenzaron a pecar contra todos los pájaros del cielo y contra todas las bestias de la tierra, contra los reptiles y contra los peces del mar, y se devoraban los unos la carne de los otros, y bebían sangre. Entonces la tierra acusó a los impíos por todo lo que se había hecho en ella”. También comenta cual fue el castigo "Toda la tierra ha sido corrompida por medio de las obras que fueron enseñadas por Azael, impútale entonces todo pecado. Encadena a Azael de pies y manos, y arrójalo en las tinieblas”. “Y a Miguel le dijo el Señor: ve y anuncia a Shemihaza y a todos sus cómplices que se unieron con mujeres y se contaminaron con ellas en su impureza ¡Que sus hijos perecerán y ellos verán la destrucción de sus queridos! Encadénalos durante setenta generaciones en los valles de la tierra hasta el gran día de su juicio.
Este relato pertenece al Gran Maestre masónico y alto illumintati Robert Ambelain y aparece en su obra “El secreto masónico”. La leyenda de Hiram constituye el alma de la masonería desde el siglo XVIII hasta hoy.
Salomón, hijo de David, recibe de Dios la misión de construir el templo siguiendo las instrucciones del profeta Natán, al que el Señor ha dado en sueños las indicaciones necesarias. Hiram, rey de Tiro, amigo de su padre, le aporta ayuda en materiales y, sobre todo, en obreros. Le envía por ejemplo a Hiram el Fundidor. Un día, este último se dispone a efectuar el vaciado del mar de fundición de bronce para el Templo en presencia de Salomón y de Balkis, reina de Saba, a la que Salomón quiere seducir, a fin de casarse con ella. El pueblo de Israel asistirá al vaciado.
David es el arquitecto verdadero del templo. Es falso que el Rey de Tiro le enviara obreros para su construcción ya que solo los sacerdotes podían construirlo (Los Levi y los Cohen) Hiram, o el Hijo de la Viuda solo fue el encargado de fundir elementos como “El Gran Mar” y otros. Importantes pero no fundamentales como lo era “El Arca de la Alianza” A la cual Hiram no podía acceder. ¿Por qué sería?
Benoni, ayudante y fiel discípulo del maestro de obras, ha sorprendido a la caída de la noche a tres obreros, Fanor el sirio, albañil, Anru el fenicio, carpintero, y Metusael el judío, minero, saboteando el molde del futuro mar de bronce. Benoni advierte a Salomón de la traición de los tres cómplices, pero el rey, celoso de la admiración que Balkis siente ya por Hiram el Fundidor, deja que prosigan los preparativos.
Al ponerse el sol, Hiram da la orden de proceder al vaciado. Y el gigantesco molde en que debe fundirse el mar de bronce y que ha sido manipulado se agrieta. El metal en fusión surge bruscamente y salpica a la horrorizada multitud. Benoni, desesperado por no haber advertido personalmente a Hiram, se arroja entre la ardiente lava.
O sea que Salomón, que era un sabio, atornillaba al revés y traicionando la confianza de Dios, que le había entregado el mandato. Esto solo es mala fe, para explicar el fracaso del fundidor.
Poco después, solo, abandonado de todos, Hiram sueña ante su obra destruida. De pronto, de la fundición que brilla enrojecida en las tinieblas de la noche se alza una sombra luminosa. El fantasma avanza hacia Hiram, que lo contempla con estupor. Su busto gigantesco está revestido por una dalmática sin mangas; aros de hierro adornan sus brazos desnudos; su cabeza bronceada, enmarcada por una barba cuadrada, trenzada y rizada en varias filas, va cubierta por una mitra de corladura (plata dorada); sostiene en la mano un martillo de herrero. Sus ojos, grandes y brillantes, se posan con dulzura en Hiram y, con una voz que parece arrancada a las entrañas del bronce, le dice:
Es una copia de Vulcano.
- Reanima tu alma, levántate, hijo mío. Ven, sígueme. He visto los males que abruman a mi raza y me he compadecido de ella...
- Espíritu, ¿quién eres?
- La sombra de todos tus padres, el antepasado de aquellos que trabajan y que sufren. ¡Ven! Cuando mi mano se deslice sobre tu frente, respirarás en la llama. No temas nada. Nunca te has mostrado débil...
- ¿Donde estoy? ¿Cuál es tu nombre? ¿A donde me llevas? -pregunta Hiram.
- Al centro de la Tierra, en el alma del mundo habitado. Allí se alza el palacio subterráneo de Enoc, nuestro padre, al que Egipto llama Hermes y que Arabia honra con el nombre de Edris.
Es un bello poema, pero peligroso como veneno de una Mamba Negra, e hipnotizador como el canto de una sirena. Aquellos que trabajan y sufren son los que fueron expulsados del paraíso, y se refiere no a hombres, sino que a los vigilantes del libro de Henoch que perdieron el cielo al ser atrapados por la materia, en la materia hay que vivir las leyes de la materia y se quejan de ello. El palacio que se alza bajo la tierra es el templo masón o el templo de Lucifer. Ahí es donde se respira en la llama. Los tres nombres anteriores son los nombres que se le da a Henoch, con quien tratan de asociar a Enoc.
- ¡Potencias inmortales! -exclama Hiram-. ¿Entonces es verdad? ¿Tú eres...?
- Tu antepasado, hombre, artista..., tu amo y tu patrono. Yo fui Tubal Caín.
Entonces los cainitas se convirtieron en Dioses y Tubal Caín es Vulcano, increíble, pero es lo que ellos predican y es la misma mentira con la cual engañaron a Eva, USTEDES SERÁN COMO DIOSES, Prometen.
Llevándole como en un sueño a las profundidades de la Tierra, Tubal Caín instruye a Hiram en lo esencial de la tradición de los cainitas, los herreros, dueños del fuego.
En el seno de la Tierra, Tubal Caín muestra a Hiram la larga serie de sus padres: Enoc, que enseñó a los hombres a construir edificios, a unirse en sociedad, a tallar la piedra; Hirad, que supo antaño aprisionar las fuentes y conducir las aguas fecundas; Maviel, que enseñó el arte de trabajar el cedro y todas las maderas; Matusael, que imaginó los caracteres de la escritura; Jabel, que levantó la primera tienda y enseñó a los hombres a coser la piel de los camellos; Juabl, el primero en tender las cuerdas del cinnor y del arpa, extrayendo de ellos sones armoniosos... Y por último, el propio Tubal caín, que enseñó a los hombres las artes de la paz y de la guerra, la ciencia de reducir los metales, de martillear el bronce, de encender las forjas y soplar los hornillos.
Este Enoc no es Henoch, no es el que escribió “El Apocalipsis de las Semanas” también llamado “El Libro de Henoch” En esta parte se declaran abiertamente cainitas y se felicitan de ser descendientes de Elohim, pero tendrán que ponerse de acuerdo con los ideólogos de la Anenhenerbe Nazi, que juran que son los Arios. En todo caso se abstienen de indicar que Azael enseñó a los hombres a fabricar espadas de hierro y corazas de cobre y les mostró cómo se extrae y se trabaja el oro hasta dejarlo listo y en lo que respecta a la plata a repujarla para brazaletes y otros adornos. A las mujeres les enseñó sobre el antimonio, el maquillaje de los ojos, las piedras preciosas y las tinturas. ESTO ES LA GUERRA, EL BECERRO DE ORO Y LA VANIDAD. Y continúa - entonces creció la mucho la impiedad y ellos tomaron los caminos equivocados y llegaron a corromperse en todas las formas.
Y transmitió a Hiram la tradición luciferina.
Sin coemntarios
Al comienzo de los tiempos, dos dioses se reparten el universo. Uno, Adonai, es el amo de la Materia y del elemento Tierra, el otro, Iblis (LUCIFER), es el amo del Espíritu y del elemento Fuego. Adonai crea al Primer Hombre del barro que le está sometido y lo anima. Movido a compasión por el bruto e incomprensivo que Adonai quiere convertir en su esclavo y su juguete, Iblis y los Elohim (los dioses secundarios) despiertan su espíritu, el dan la inteligencia y la comprensión.
Mientras Lilith, la hermana de Iblis, se convertía en la amante oculta de Adán, el Primer Hombre, y le enseñaba el arte del pensamiento, Iblis seducía a Eva, surgida del Primer Hombre, la fecundaba y, junto con el germen de Caín, deslizaba en su seno una chispa divina. En efecto, según las tradiciones talmúdicas, Caín nació de los amores de Eva e Iblis o Samael (veneno supremo). Abel nacerá de la unión de Eva y Adán.
Las logias creen en un Dios al que llaman Trino Solar, con Jehová como un Dios menor que manda solo en el sistema solar y que vive en el sol físico (SEGÚN ELLOS HAY MILLONES DE DIOSES) En un Cristo que utilizó el cuerpo de Jesús y que debía finalizar con la era de Jehova, luego de eso comenzará el tiempo del tercer Dios, que habita en Saturno. Imagina quien es este tercer Dios. Los que no saben en que están metidos, o sea los masones de grados menores al de Caballero Kadosh. Esta historia no pasaría de ser un cuento de niños si no fuese que los que los manejan son los mismos que quieren entronizar a Anticristo. Dicen también que usan a los espíritus luciferinos, los que son además sus mejores amigos. En todo caso esta historia es una historia de traiciones.
Acá se aclara todo, pues abiertamente declaran ser hijos de Elohim, Pero hay que recordar que los Vigilantes fueron castigados por el daño que le hicieron al planeta y al hombre. A continuación les dejamos con algunas citas del libro de Henoch. Pero, vosotros cambiáis sus tareas y no cumplís su palabra y en cambio la habéis transgredido y habéis ultrajado su grandeza con palabras altaneras e hirientes de vuestra boca impura. Duros de corazón, ¡no habrá paz para vosotros! Dice de los vigilantes y luego añade. Entonces Miguel, Sariel, Rafael y Gabriel observaron la tierra desde el santuario de los cielos y vieron mucha sangre derramada sobre la tierra y estaba toda llena de la injusticia y de la violencia que se cometía sobre ella. El profeta aclara luego sus delitos “Y comenzaron a pecar contra todos los pájaros del cielo y contra todas las bestias de la tierra, contra los reptiles y contra los peces del mar, y se devoraban los unos la carne de los otros, y bebían sangre. Entonces la tierra acusó a los impíos por todo lo que se había hecho en ella”. También comenta cual fue el castigo "Toda la tierra ha sido corrompida por medio de las obras que fueron enseñadas por Azael, impútale entonces todo pecado. Encadena a Azael de pies y manos, y arrójalo en las tinieblas”. “Y a Miguel le dijo el Señor: ve y anuncia a Shemihaza y a todos sus cómplices que se unieron con mujeres y se contaminaron con ellas en su impureza ¡Que sus hijos perecerán y ellos verán la destrucción de sus queridos! Encadénalos durante setenta generaciones en los valles de la tierra hasta el gran día de su juicio.