Gracias muchachada, sus comentarios nos animan a seguir. Cofadre
@MrQuarzo le lei tu post a Angie hace un rato cuando me llamó para decirme que me acababa de enviar el siguiente post corregido y aumentado. Se emociónó mucho. Me pidio que se lo leyera dos veces. Te envia un beso, y dice que tomará muy en cuenta lo de escribir algunos pasajes de esta historia.
Y si soy muy afortunado de tenerla y tengan la seguridad que hago todo lo necesario para merecerla.
Vamos a retomar la historia. estamos en nuestro fin de semana extendido, cuando descubrimos lo que sentiamos. Aqui les va:
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Volvamos a ese fin de semana prolongado. Como dije anteriormente, esa tarde hicimos el amor tres veces más, siempre en mi cama, entre películas y conversaciones. La ultima vez fue como a las 10pm. Yo entraba a trabajar al dia siguiente a las 7am y me despertaba minutos antes de las 5 am para salir de casa 6 a 6:15, así que le dije, señorita, esta noche dormimos de corrido que mañana trabajamos los dos, ¿te quedas conmigo? ¡Claro!, me respondió, Mientras no venga mi tía, esta es mi cama, se rio, me dio un largo beso y apagó la lampara., Nos abrazamos en posición cucharita, era delicioso sentirla respirar pegada a mí. De vez en cuando se movía como buscando que mi pene encajara en sus nalgas. así me dormí antes que ella. Angie entraba a trabajar a las 9am y como estaba cerca de casa, se despertaba generalmente a las 7am.
4:50 am sonó mi despertador, lo ponía 10 minutos antes para no levantarme de golpe. Lo apague rápidamente para no despertarla, a ella le faltaban dos horas de sueño aún. Me senté en la cama y cuando me paré, Angie, aun dándome la espalda, me dijo, con su voz bajita de acabarse de despertar ¿te vas y no me haces el amor antes? Por supuesto que se lo hice, me puse sobre ella para besarla y cuando después de una buena exploración de sus tetas, me puse de rodillas para ponerme el preservativo, me pidió que lo meta en su boca antes, me puse sobre ella que seguía echada y le introduje mi erecto pene en la boca, me dio una mamada de antología. Esta chica tiene un instinto natural para eso, pensé, si con el ponja no tenia mucha oportunidad, esto es nato. No tenia porque dudar de lo que me había contado.
Luego la puse piernas al hombro y ella sintió la pegada cuando entré hasta el fondo de su vagina. Juro que sentía su útero cuando bombeaba, ella me abrazó con desesperación y me clavó las uñas cuando tuvo su orgasmo. Después de un par de minutos yo expulsé toda mi leche dentro de ella, bueno dentro del preservativo que estaba dentro de ella. Me quedé un buen rato más besándola y acariciándole el cabello, pero de reojo vi el reloj y ya eran 5:10. Que ganas de quedarme aquí, le dije, pero la hora me gana.
Mientras me duchaba comencé a sacar cuentas y este ya era el noveno polvo con Angie, si contábamos el primero que fue solo oral, dos más y el ponja va a ser un mal recuerdo, me dije mientras me sonreía. Ella me habia contado que el año que estuvio con el, solo fueron 10 polvoretes, siempre un mete, saca, sacude y guarda. Nunca mas de un polvo por sesión. Que desperdicio, pensé.. Después me di cuenta de que era un pensamiento tonto, superar ese número era muy fácil, pero más que número estaba seguro de que el sexo que teníamos era de mucha mejor calidad y que había una conexión de cariño mutuo que iba creciendo con la intimidad.
Me vestí, tomé un café rápido en la cocina, cuando abrí el refrigerador para sacar alguna fruta, vi el pescado y la cebolla cortada. Nunca preparamos el ceviche, ni hambre nos dio esa tarde de domingo, de sexo y conversaciones muy íntimas.
6am, regresé a mi dormitorio a lavarme los dientes y sacar mi maletín de trabajo, que ni lo había abierto todo el fin de semana. Angie dormía de espaldas con una pierna y una nalga descubierta. Antes de irme me acerque a darle un beso en la mejilla y taparla, ella me respondió con un chau, cuídate, entre dormida y despierta.
Cuando estaba en el carro a punto de salir, recordé que el despertador de Angie estaba en su cuarto. Si nadie la despertaba, podría quedarse dormida indefinidamente. Subí rápidamente por la escalera de caracol y fui hacia su dormitorio. Me quedé parado unos segundos al entrar. Solo había estado allí pocas veces mientras vivía en la casa de mi madre; siempre lo vi sencillo y ordenado. Ahora a pesar de que estaba medio en penumbras, pues la ventaba estaba con la cortina cerrada, notaba los detalles y lo cuidadosa que era con sus cosas. Rápidamente recordé la hora, cogí el despertador, uno de esos antiguos de campanita que se les daba cuerda, miré su cama, una de plaza y media y pensé algún día te haré el amor en esa cama, ¡solo espero no caerme! y cerré la puerta.
Bajé por la escalera interior, Angie seguía dormida, puse el despertador en la mesa de noche que estaba su lado. No me sintió, cuando le di otro beso en la mejilla, lo que me confirmó que, sin despertador, fácil se va hasta el mediodía.
Como a las 8:10, estaba yo terminando de revisar unos papeles en la oficina, y fui a prepárame un café, pues a las 9am tenía la reunión semanal de planificación con mi equipo, mientras la máquina goteaba el café en mi taza, me puse a pensar en lo increíble que había sido ese fin de semana. Como había pasado de mirar a Angie como la sobrinita rica que vivía en la casa de mi madre a hacerla mi mujer en términos prácticos. Como se dieron las cosas, casi con la naturalidad de lo que tiene que suceder, estaba yo absorto en esas ideas, recordando la sensación de su suave piel contra la mía, sus gemidos y nuestros orgasmos, cuando un pensamiento, se metió entre los palos: ¡! ¡Los preservativos!!
La Sra. Celia, era la señora que iba todos los lunes a limpiar la casa, ella sabia llegar como a las 8am y cuando mi madre no estaba, Angie la esperaba para abrirle la puerta y darle las instrucciones que mi madre había dejado. Que iba a pensar la Sra. Celia cuando encontrara los preservativos y sus envoltorios en la basura, contando eran 8 jebes usados, algunos más llenos de semen que otros. Algunos los había botado en el tacho del baño, pero la mayoría estaban en el tacho de mi dormitorio, un tacho que estaba junto al escritorio y que generalmente solo contenía papeles y una que otra envoltura de las golosinas que me comía ocasionalmente (no soy muy dulcero, la verdad).
Busqué un lugar apartado para llamar a Angie a mi teléfono fijo, en esa época los celulares eran caros aun y había tarifas por minuto. Yo tenía una línea fija en mi cuarto, independiente de la que tenia mi madre en la sala y en su dormitorio. Angie no tenía celular, así que era solo llamar a los fijos. Yo sí tenía un celular me parece que era un motorola, bastante bonito, tipo sapito. Lo usaba muy poco en realidad, pero este era un momento donde pagaría su precio.
Probé primero con el fijo de mi madre, que tenía un anexo en la sala, por la hora Angie ya no debería estar en mi cuarto, pues la Sra. Celia ya debería haber llegado. Nada, marque dos veces y no contestó. Marqué el de mi cuarto y Angie contestó: ¿Hola? Dijo ella. Angie que haces ahí aun? ¿No ha llegado la Sra. Celia? Ah pensé que ya me extrañabas, me contestó y se rio. Si te extraño, pero ¿y la Sra. Celia?, no ha llegado aún, ya es tarde, ¿no? le respondí. Angie, los preservativos! ¡Están en los tachos de mi cuarto, la Sra. Celia no puede encontrarlos! ¡! Dijo ella (era raro escucharla decir palabrotas). Están tocando el timbre, te llamo luego y cortó.
Fueron como 10 minutos angustiantes hasta que mi celular sonó, yo ya estaba en mi oficina nuevamente, así que cerré la puerta, no era un tema para que el público se entere.
- ¿Qué pasó? Le pregunté.
- Era la Sra. Celia, se demoró porque el micro en el que venia lo paró la policía por pasarse un semáforo.
- Ok ¿y los preservativos?
- Los recuperé todos mientras ella se cambiaba y los tengo en una bolsa en mi cartera. ¡Hay leche como para hacerme el desayuno! Su buen humor era a prueba de balas
- Ya en serio, bótalos en la calle o en el fondo del tacho de la cocina ¿O qué harás con ellos?
- No, los guardaré como recuerdo y como prueba de que me sedujiste. Solo me reí de sus ocurrencias.
- Tranquilo tontito, me dijo, los botare en el tacho que esta en la esquina del parque camino a la oficina. No has dejado la plata para pagarle a la Sra. Celia.
- Verdad, le dije, trataré de salir temprano para alcanzarla antes que se vaya, dile que me espere por favor.
- Uy que rico, me dijo, yo también volveré temprano, compra algo para comer en casa, no quiero salir, vamos a provechar esta noche que todavía estamos solos, te dejo un beso, ya me voy y cortó.
Ese lunes se me hizo muy largo, esperando la hora de salida para encontrarme con Angie.
Regresé a casa como a las 6pm. La Sra. Celia, ya estaba esperándome sentada en el comedor de la cocina, le pagué y le pregunté si todo estaba en orden, más con la curiosidad de saber si no se nos había escapado algún detalle. Todo bien, joven, me dijo, su cuarto estaba bien ordenadito, se ve que no tuvo nada que hacer el fin de semana, justo en ese momento entraba Angie a casa y se ganó con la ultima frase, y la Srta. Angie parece que no pasó el fin de semana aquí, dijo la Sra. Celia y se rio. Angie y yo nos miramos, sabiendo que mi madre esa misma noche ya estaría enterada de eso, pues la Sra. Celia le contaba todo y era seguro que mi madre la llamaría para que le cuente si todo estaba en orden en su casa.
Cuando se fue la Sra. de la limpieza, Angie me abrazó y me besó con desesperación, mientras me decía que me había extrañado mucho, la tuve que jalar así colgada de mi cuelo hacia más adentro, pues como habíamos acompañado a la Sra. Celia hasta la puerta que da a la calle, la tía chismosa podía escuchar lo que hablábamos a pesar de la pared que marcaba el limite entre la casa y la calle.
Yo había comprado una pizza grande para compartir, ella subió a su dormitorio a cambiarse, bajó como a los 20 minutos, con un polo de los sueltos que sabia usar y nada más, el polo era un poco largo, pero aun así le llegaba con las justas a tapar la papita. Yo solo me había lavado las manos y la cara y me había puesto a calentar y servir la pizza. Angie me llamó la atención por no estar cambiado. Si quieres me voy a bañar y me cambio, no, me contestó, se enfría la pizza. Comimos en el pequeño comedor de la cocina, preguntándonos como la Sra. Celia se había dado cuenta que Angie no había usado su dormitorio y que a mi madre le diría que pasó el fin de semana con una amiga y que por supuesto me había pedido permiso. Cuando le pregunté de mi cuarto ordenado, me dijo que se levantó a las 7 am y que le encantó mi gesto de bajarle el despertador, luego se puso a ordenar mi dormitorio, viendo que no se quede nada suyo ahí, pero no reparó en los preservativos.
Terminamos de cenar y ella se quedó en la cocina lavando los platos mientras yo me fui a tomar una ducha y prepararme para la jornada de esa noche. Recién eran 7:30pm, así que había casi tres horas antes de dormir.
Estaba terminando de ducharme, tomando el ultimo enjuague sobre todo del muchacho, pues sabía que Angie lo besaría y engreiría mucho esa noche, cuando Angie, abrió la puerta de la ducha, esta vez no tocó ni preguntó, solo entro totalmente desnuda y me abrazo por el cuello, la tomé por la cintura y comencé a besarla. La erección fue casi instantánea. Mi pene se frotaba contra su pelvis, mientras le decía que ganas tenia de penetrarla ahí, mojada en la ducha, pero el bendito preservativo, estaba bien guardado en uno de mis cajones con llave (esa precaución si había tenido).
Ella no se dio por enterada de mi campaña pro-anticonceptivos, solo se arrodillo frente a mi y comenzó a hacerme una mamada espectacular, que solo se detuvo cuando el agua tibia comenzó a enfriarse. Salimos de la ducha, nos secamos solo lo suficiente para no mojar el piso ni la cama y la puse en cuatro al filo, busqué rápidamente los preservativos en el cajón de mi escritorio, me puse uno y yo parado y ella en cuatro al filo de la cama, la penetré, ella gimió desde el primer momento, diciéndome que todo el día había pensado en ese momento, creo que en esa vez llegamos al orgasmo casi juntos, era delicioso verla así en cuatro con su cuerpo aun húmedo, gimiendo y gritando de placer, tuve que hacer un gran esfuerzo para no venirme antes que ella. Después de terminar y quedarnos el respectivo tiempo sin salirme, ambos caímos en la cama extasiados de placer. Pero no pasó ni un minuto y ella se paró de golpe, estoy mojando la cama, efectivamente donde había estado su cabello había una mancha de humedad, se puso una toalla sobre la cabeza y así, desnuda, solo con la toalla en la cabeza, se puso mis sandalias y me dijo ya vengo y salió.
A los dos o tres minutos bajó con su secadora de pelo y un cepillo grande, esos que usan las chicas que tienen el pelo largo, en esa época su cabello le llegaba hasta media espalda. ¿Me secas el pelo? Me dijo. Se sentó con las piernas cruzadas al filo de la cama, dándome la espalda, mientras yo buscaba donde enchufar la secadora, comencé a secarle el pelo y cepillárselo, era suave y bien cuidado, mientras me contaba su día de trabajo, pero de pronto cambió de tema. ¿Sabes que en tres días ya me has hecho el amor la misma cantidad de veces que XX? (el ponja) Ella también había sacado la cuenta, entonces la abracé desde atrás y le dije, más que la cantidad creo que la calidad es lo que vale (claro yo ya había reflexionado sobre eso). Entonces se volteo y mientras me jalaba de los brazos para que me eche sobre ella, me dijo que conmigo realmente estaba descubriendo lo maravilloso que es el sexo y que quería quedarse siempre conmigo (segunda vez que me lo decía). Solo la besé muy tiernamente y le dije, voy a cerrar la casa para ya quedarnos aquí. Me levanté me puse un short y un polo, por los chismosos del edificio, y fui a asegurar las puertas, como lo hacía siempre.
Cuando regresé ella ya estaba metida en la cama, me desnudé y me acosté junto a ella. Solo nos abrazamos y nos quedamos en silencio mucho rato, sintiendo nuestras respiraciones.
Ya eran como las 9 de la noche y el sueño me estaba ganando, estaba tan relajado y en paz, abrazado de esa bella mujer, que mis ojos se iban cerrando, cuando ella se incorpora y pone su pecho sobre el mío, mirándome me dice, antes que te duermas, vamos a romper ese récord, entendí que era el numero del ponja, un polvo más y ya teníamos 11 =).
Se subió totalmente sobre mi cuerpo y me ofreció sus tetas para chuparlas. Después de un rato se sentó sobre mi y tomó uno de los preservativos que yo había dejado sobre la mesa de noche. Intentó ponérmelo, pero se veía que nunca lo había hecho, lo probó de un lado del otro, se le resbalaba, lo ponía y cuando iba bajándolo por el glande, saltaba y se salía, yo la miraba divertido, hasta que en un momento casi lo rasga con una de sus uñas, me lo dio y me dijo, me rindo, ponlo tu. Tomé otro de la mesa, y mientras me lo ponía, le explicaba que las primeras gotitas que salen del pene como lubricación, pueden contener espermatozoides y como ella lo había puesto por los dos lados, ya podría haber un bicho ahí que nos causara problemas en 9 meses, además que ese rasguño podría haber dañado el preservativo, aunque no lo veamos. Ella miraba atenta como me lo ponía, como tomando una lección de cómo poner el condorito. Por dentro yo pensaba que ella era una chica que de 19 años en plena edad fértil y cuando yo me hice las pruebas cuando intentamos tener un hijo con mi exesposa, todos mis espermatogramas, salieron 98% viables, así que no quería ningún riesgo.
Terminé de ponérmelo y ella no esperó para clavárselo y cabalgarme deliciosamente, de rato en rato se inclinaba para darme sus tetas para que las bese y las chupe. Con el tiempo aprendí que en esa posición y si combinaba una buena estimulación de sus tetas, Angie alcanzaba fácilmente el orgasmo. Así fue en esa ocasión, también fui aprendiendo que la mejor señal de que ella había alcanzado el orgasmo era que se mojaba mucho mas de un momento a otro, muchas veces me dejaba la pelvis mojada y cuando ella estaba abajo, mojaba un poco la cama y sus tres o cuatro gemidos fuertes, casi gritos, seguidos de que se dejaba caer sobre mi o me abrazaba con piernas y brazos si estaba debajo mío, para solo dejarse llevar.
Eso sucedió esa noche, cayó sobre mi y se dejo llevar. La abrace fuerte y la voltee, poniéndome encima de ella para penetrarla en misionero, ella al principio solo se dejó llevar, pero luego comenzó a levantar las piernas y a abrirlas mucho, como para que yo llegue hasta el fonde de su vagina, así fue como terminé con un tremendo orgasmo. Besos, y miradas en ese par de minutos en los que me quedaba dentro de ella, la señal para salirme era cuando el muñeco comenzaba a bajarse y por seguridad del preservativo, era mejor salir.
Angie se paró al baño a limpiarse esa humedad que delataba su orgasmo y me trajo una pequeña toalla húmeda, yo aun no me sacaba el preservativo, ella se sentó sobre mis piernas y me dijo esto si puedo hacerlo, sacó el preservativo, le hizo el nudo y limpio al muchacho y sus alrededores con mucho cariño y cuidado
Dejó la toalla en el baño y el preservativo usado junto con el fallido en el tacho de la basura y se echó junto a mí, pero inmediatamente se incorporo un poco poniendo sus manos sobre mi pecho y su cara sobre ellas, me miró a los ojos y me “Primix, me haces sentir muy segura, contigo si me siento mujer, ya no una chibola insegura”, me dio un beso y se dio la vuelta como la noche anterior, para abrazarla en cucharita. Nos dormimos rápidamente.