Mi Sobrina - Amante

Tema en 'Relatos Eróticos Peruanos' iniciado por ConejoLocop, 9 May 2025.

    ConejoLocop

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    Mi estimado @Rickyforever , Angie es la menor de tres hermanos, los dos mayores, lamento decirte que son varones :D.
     
    ConejoLocop, 5 Jun 2025 a las 19:04

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    #81

    ConejoLocop

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    ANGIE

    El miércoles, el colchón, llegó como a las 4pm, yo estaba en casa desde las 2pm, revisando los apuntes de mis clases de esa mañana. después que los señores lo acomodaron en la nueva cama, fui por las sábanas nuevas que había comprado, saqué una colcha abrigadora, aun hacia frio y tendí la cama primorosamente, imaginando nuestros cuerpos desnudos ahí.

    Él llegó como a las 6pm. Cenamos, nos bañamos juntos. Los pijamas permanecían sobre el sillón en una inútil espera. Todas las noches que duró el viaje de mi tía, dormimos desnudos.

    Esa noche estrenamos la cama. Desde que entramos a la habitación se sentía distinto. El nuevo colchón, el aroma a nuevo, las sábanas frescas, el silencio… pero, sobre todo, la cercanía al jardín. A través de la ventana y la puerta se colaban los sonidos suaves de las hojas al moverse, el perfume del jazmín que tanto me gustaba, y un poco de brisa fresca que entraba como caricia. Era como si todo se hubiera preparado para ese momento.

    Nos desnudamos lentamente, sin apuros. Lo miré y le dije en voz baja:
    —Esta cama huele a nosotros, aunque sea nueva.

    Me besó con esa intensidad suya que nunca dejaba de hacerme temblar. Hicimos el amor con una mezcla de ternura y deseo contenido. Sentí cada movimiento como si el colchón fuera parte de nuestro cuerpo, como si nos sostuviera, nos envolviera. No sonó, no se movió, no interrumpió nada. Solo nos acompañó.

    La ventana abierta dejaba ver la luna y el jardín iluminado a medias. Cuando terminamos la primera vez, nos quedamos en silencio, abrazados, respirando al mismo ritmo. En un momento le dije que sentía el semen salir y que ensuciaría sus sabanas nuevas. No importa me dijo, aunque ahora son nuestras sabanas y solo me abrazo. Pero a los 10 minutos el frio que entraba por la puerta del jardín nos incomodó, él se levantó a cerrar la puerta y yo aproveche de tomar la toallita que siempre teníamos cerca para limpiarme, observe las sábanas y estaban invictas.

    Pero no era suficiente. La puerta del jardín ahora nos quedaba a solo tres pasos de la cama, así que cuando él la cerró y dio la vuelta, me encontró en plena operación de limpieza y revisión de las sábanas. Se paró al filo de la cama me miró y me dijo:
    —¿Sabes que eres muy rica?

    Él siempre me había dicho que era bonita, que era bella, despampanante y hasta alguna vez que le provocaba morderme, pero rica nunca, me sonó muy provocativo, muy sexual.

    —No soy rica, solo tengo unas tierritas que con las justas me dan para los estudios, le dije haciéndome la tonta.

    —estas riquísima, me gustas mucho, me enciendes… y arrodillándose en la cama comenzó a besarme las tetas. Yo ya sentía el deseo fluir nuevamente desde antes que su boca tomara mi pezón, solo sus palabras me calentaron como para desearlo nuevamente dentro de mí. Después de unos segundos, sin decir palabra, él me acarició la espalda, me giró y comenzamos de nuevo, me puso en perrito y me penetró sin pedir permiso, no lo necesitaba, toda yo era suya (y lo sigo siendo) ... Esta vez fue más intensa, más salvaje. Como si quisiera marcar territorio.

    Como si la cama tuviera que entender que no solo era para dormir.

    Nos quedamos dormidos desnudos, abrazados, sin soltar ni una sola parte del otro. Su cabeza sobre mi pecho. Mi pierna sobre su cintura. Su mano en mi cintura. Yo en paz.

    A la mañana siguiente fue él quien me despertó. No con un beso en la frente. No. Con su boca entre mis piernas. Suavemente. Casi en susurros. Me desperté entre sus caricias, abriéndome como flor, gimiendo apenas, con la ventana entreabierta y el aroma del jardín filtrándose en el cuarto.

    Hicimos el amor una vez más, despacio, sin apuros. Como si tuviéramos todo el día.

    Cuando terminamos, se apoyó sobre mí, besándome el cuello, y me dijo:
    —No quiero ir a trabajar. Quiero quedarme contigo aquí. Siempre.
    Pero el deber llamaba.

    Nos levantamos despacio, tomamos una ducha juntos, nos vestimos y fuimos a preparar el desayuno.

    Él hizo café. Yo calenté el pan. Nos sentamos en la mesa, frente a frente, sonriendo, compartiendo silencios que no incomodaban.
    Yo lo miraba y pensaba que cada paso que dábamos era más firme, más nuestro.

    Y mientras mordía su pan con palta, me guiñó un ojo y dijo:
    —Creo que la cama pasó la prueba.

    Yo solo sonreí y respondí:
    —Recién estamos empezando.

    Yo

    Así pasaron los días de esa primera semana solos.

    Angie, con sus detalles, con esa forma suya de habitar mi mundo, iba conquistando cada rincón de mí. Me sentía completamente suyo. Sin dudarlo, sin temor, sin resistencias. Era una relación que fluía con naturalidad, con frescura, como si hubiera nacido sola, como si siempre hubiera estado ahí y recién ahora nos hubiéramos dado cuenta.

    No era solo el sexo —aunque sí, hacíamos el amor con frecuencia, con pasión, con entrega total— pero no era solo eso. No era solo verla desnuda, verla pasearse por la casa en ropa interior, segura, libre, mía.

    El miércoles de esa semana Angie llegó como a las 6pm con una sonrisa tranquila, el cabello suelto y ese perfume que siempre me dejaba un segundo sin aire. Ya nos habíamos acostumbrado a tener momentos así, los dos solos en casa. Preparé algo sencillo —una pasta con vino tinto—, y pusimos música bajita mientras hablábamos de cosas cotidianas, como si fuéramos una pareja con años de convivencia y ningún secreto.

    Esperé al segundo vaso de vino para soltarlo. Me incliné hacia ella, con una sonrisa contenida, y le dije:
    —Tengo una noticia que te va a gustar... ya me dieron el permiso para polarizar las lunas del auto.

    Angie levantó la vista con los ojos brillantes. Primero se sorprendió, luego entrecerró los ojos como quien empieza a tramar algo, y finalmente sonrió con esa mezcla deliciosa de picardía y ternura que me desarma.
    —¿Ah, sí...? —dijo, jugando con la copa entre los dedos— ¿Y eso quiere decir que... podríamos estacionarnos por ahí sin que nadie se entere de lo que pasa adentro?

    —Exactamente —le respondí, ya sintiendo el calor subir por el cuello—. Privacidad sobre ruedas.

    Angie se mordió el labio inferior, cruzó las piernas y me miró con una intensidad suave, como si ya estuviera imaginando todo lo que podríamos hacer con ese espacio nuevo, secreto y solo nuestro.
    —Imagínate... —susurró— Una noche cualquiera... estacionados frente al mar.… yo sobre ti, el motor apagado, pero los cuerpos encendidos...

    Se rio bajito, sensual, y luego alargó la mano para tocar la mía por debajo de la mesa.

    —O después de dejar a tu mamá en misa... tú manejando tranquilo, y yo en el asiento de al lado, sin ropa interior...

    —Angie...!

    —¿Qué? Tú empezaste...

    La risa se mezcló con un silencio cargado. Nos miramos como si ya estuviéramos adentro de ese carro, con las lunas polarizadas, la respiración agitada y el mundo afuera sin poder vernos. Pero aún estábamos en la cocina, con el vino, la pasta y una noche por delante. Solo que ahora todo tenía otro sabor.

    Esa noche mientras le hacia el amor en perrito, en mi dormitorio, le daba de nalgadas, y ella solo me gritaba ¡más y más, alucina que estamos en el asiento de atrás de tu carro nadie nos ve y yo te pido más!

    Llegue a alucinar eso y ella sintió como le arremetía más duro, era fácil trasladarse a cualquier lugar con ella, aun en fantasías. Cuando terminamos, ella a solo me abrazó y me dijo:
    —Te gustó?

    —Si amor, tu sí que sabes encenderme

    —Polariza esas lunas pronto, ya quiero tenerte ahí…
     
    ConejoLocop, 5 Jun 2025 a las 19:11

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    A Cesarshell2025 y palomino0904 les gusta esto.

    Jaime1984

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    Sana envidia, doctor. Por una chica así aunque sea una familiar directa, morir valdría la pena. Solo una curiosidad, su musa inspiradora cómo cuál dama es similar de la farándula? Y otra, cuántos capítulos faltan para q el conejo sea un "conejo tubero" Saludos y buen fin de semana
     
    Jaime1984, 6 Jun 2025 a las 08:29

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    A Bisonte1977 le gusta esto.
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