Temporada extraña de recogimiento en avenidas que no caminaba hace una decada, eran días grises que se repiten uno a otro, nostalgia y dicha; nubes complejas como el camino del hombre mismo. Observe a una persona sin ojos pude ver la carne en sus orificios, me detuve no podía caminar, no poder ver el mundo, los paisajes, las personas, la diversidad de la vida, el mar, las aves volando en el cielo o el correr de un niño sonriendo; me tome el cabello y tome un gran respiro, no poder volver a ver o ver por primera vez; ellas son el desenlace.
Recordé la historia de dos adolescentes; el era un chico dinámico y no exactamente el mejor de su clase, tenía un grupo de amigos compartiendo sus primeras historias; ella por otro lado era bellísima y de apariencia frágil, la número 1 de la clase, nunca participaba en la clase de educación física y no se relacionaba con nadie, era la primera en irse y la primera en llegar, estos dos eran de planetas distintos.
A lo largo del año él observó que todos los Jueves ella faltaba a clases y los Viernes siempre la recogía y la dejaba un carro negro; el no lo aceptaba pero sentía curiosidad por esta chica; un día la siguió en secreto hasta su casa; ella vivía en una zona residencial, cuando ella ingreso a su casa, él solo llego hasta la puerta.
Alguien había tocado aquella puerta, pero al abrirla no encontraron a nadie, él se había ido disparado; al día siguiente ella falto a clases; así que él chico la siguiente mañana se levantó más temprano que nunca, era Viernes y él la espero pero ella nunca llegó, al terminar la clase, él decidió ir a buscarla a su casa. Al fin se encontraba frente a su puerta; toda la tarde esperando respuesta a su llamado pero la puerta nunca se abrió, después de varias horas decidió retirarse; ya había dejado varios metros atrás la casa cuando observa un carro negro estacionarse, en ese instante observa a una anciana llevando de la mano a Diana, ese era su nombre; él la observó demacrada, pálida; él se acercó corriendo hacías ellas pero Diana de la manera más fría, le pidió que se largara; "disculpa, solo quería prestarte las notas de las clases, ya me voy. ", ella se puso a llorar y su abuela la abrazo para luego agradecerle a Leo por su ayuda.
Leo había tomado la decisión de olvidar todo y seguir con su joven vida; ese día al terminar la clase, sucedió, ella se acerca y le devuelve las notas con un tímido "gracias.". Un Jueves por la tarde él fue a buscarla a su casa, quería dejarle las notas pero ella no se encontraba, su abuela amablemente lo invita a pasar, ellas vivían de forma cómoda; él nunca había visto una casa así y comenzó a soñar... la abuela se acerca y le da las gracias nuevamente, "eres el primer amigo de mi nieta, ella me pidió que te dejará entrar. "
Leo no lo sabía hasta entonces, cuando regreso a casa no pudo dejar de pensar en lo que la abuela de Diana, le había acabado de confesar; al día siguiente, ella no fue a clases y sus compañeros de clases ya habían empezado a idear teorías del por qué, ella faltaba a sus estudios; uno de esos rumores hizo enojar a Leo, quien terminaría peleándose y posteriormente en la Dirección, suspendido. Un día ella llego a clases a rendir exámenes y al terminar, el se ofrecio acompañarla a su casa; "de todas formas me vas acompañar verdad?"; él no lo sabía que pasaba solo quería caminar con ella, así fueran solo 15 minutos hasta su casa, cuando llegaron el no quiso irse y se quedó toda la tarde con ella y su abuela, para él fue un día perfecto.
Un día, de regreso a casa de ella, se detuvieron frente a una Iglesia, ella tomo un papel y se sentó frente a una imagen a escribir, Leo le pregunto: "que haces?", ella solo sonrió se paró se acercó y le dio un beso, "es mi deseo.", como olvidar ese día, al regresar a su casa Leo tomo la decisión de confesar sus sentimientos por ella, él sabía que Diana, sufría de una enfermedad pero desconocía su naturaleza; al amanecer antes de salir a la academia, escucho que alguien tocaba a su puerta, se acercó lo más rápido y al abrir la puerta no encontró a nadie.
Esa mañana, Diana no apareció, tampoco lo hizo la mañana siguiente, ni el día siguiente tampoco; el fue a su casa, pero al llegar solo encontró, un vehículo de mudanza, la casa de la abuela estaba, desapareciendo frente a sus ojos, entro en ella y esta se encontraba casi vacía, de repente se dio cuenta, que parte de su vida se le escapaba de las manos; pasaron las horas y se quedó sentado allí en la puerta, esperando. Era de noche cuando un carro negro se estaciona frente a él, era la abuela, ella se acerca y le dice: "eres un ángel, gracias.", toma ella me pidió que te diera esto, Leo lo supo y comenzó a llorar, "yo te observaba siempre, una vez le pedí al chófer que te siguiéramos, se donde vives y me entere que peleaste por defenderme, eres muy obstinado, te quiero y cuando todo esto pase, deseo estar contigo para siempre."
Algunas personas crecen con marcas imborrables, como un viejo amor, como cuando descubres quien eres por otra persona, estos días grises y sus innumerables historias, nubes que se repiten la una a la otra.