Lo del Fronton fue una acción de defensa del orden interno. No hay derecho para que 25 años después sigan con la misma cantaleta. Reconozcan de una buena vez que los terrucos se amotinaron y desencadenaron ese penoso hecho.
Y hablando de leyes universales, ley universal es honrar a los héroes, no denigrarlos mediante la persecución judicial.
Como siempre drais tergiversando las cosas. ¿Es que acaso crees que todos sufrimos de un ataque de amnesia por aquí? De otro modo no se explica tu cuadro de memoria selectiva, muy oportuna al hacer revisión de hechos que tuvieron que ver con manejos delictivos de personajes que tienes en un altar. Los terrucos se amotinaron y desencadenaron los penosos hechos del Frontón, es lo único cierto de tu tendencioso post. Y para que ningún atolondrado malintencionado diga que simpatizo con terroristas añadiré algo más: las negociaciones fracasaron por la intransigencia de los senderistas y, dado que habían rehenes de por medio en los tres penales en que se dieron coordinadamente los motines (Santa Bárbara, Lurigancho y El Frontón), la intervención por la fuerza se hacía inevitable. Hasta ahí no hay discusión de por medio. Pero no con la abusiva y cobarde desproporción en que se llevó a cabo. Y aunque seguro te provoque algún soponcio drais, fue tu admirado y endiosado Alan García quien dictó el Decreto Supremo mediante el cual declaró los penales como “zona militar restringida” y los dejó formalmente bajo la jurisdicción del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas.
La operación fue planificada de tal modo que el grupo de Fuerzas de Operaciones Especiales (FOES) de la Marina se encargara de demoler algunas paredes de los penales para así posibilitar la intervención de los elementos de la Guardia Republicana. Este operativo fue llevado a cabo con cierta limpieza en el penal de Mujeres donde los rehenes fueron liberados y dos internas resultaron muertas.
En Lurigancho las cosas fueron muy distintas. Un escuadrón de la Guardia Republicana colocó explosivos alrededor de la pared exterior del Pabellón Industrial de la prisión donde los senderistas tenían a un rehén. Entonces se inició el ataque conjunto de tropas de la Guardia Republicana y del Ejército peruano. El rehén fue liberado. Los ciento veinticuatro reclusos -según el informe oficial- fueron fusilados después de rendirse. La misma insana cobardía que se daría años más tarde por parte de los infiltrados montesinistas en la residencia del embajador de Japón.
En el Frontón, la operación estuvo a cargo de la Marina. La Fuerza de Operaciones Especiales (FOES) procedió a la demolición del Pabellón Azul, lo que produjo la muerte o lesiones a un gran número de reclusos. Existió una evidente desproporción entre el peligro que suponía el motín y las acciones que se realizaron para debelarlo. Quien diga que allí hubo un feroz enfrentamiento simplemente miente (aunque no me extrañaría que tú drais lo hagas con tu acostumbrado afán de tergiversar todo). Nadie hasta el día de hoy ha dado una sola razón válida para que no se usaran medios diversos, como gases lacrimógenos o enervantes. Las únicas respuestas de algunos mandos medios fue que no hubo tiempo de aplicarlos por la urgencia de acabar con el motín esa misma noche. Evidencia clara de una orden de arriba ya que no había ninguna posibilidad de fuga por parte de los amotinados. La misma figura que años después, en que una cadena de mando llevaría hasta el mismísimo presidente como responsable de la matanza que allí ocurrió. Solo para dar un alcance de lo que allí pasó señalare que las dos terceras partes del Pabellón Azul que estaban en pie fueron demolidas por cargas de dinamita colocadas en las columnas exteriores, lo que produjo un número de muertos absolutamente innecesario entre reclusos que no estaban haciendo resistencia activa, es decir, que no estaban entre los amotinados. Además de ello hubo un número indeterminado de internos que, al comenzar el bombardeo, se refugiaron en túneles existentes al interior de los pabellones, como luego fue comprobado. Es lógico suponer que allí hubo una cantidad considerable de heridos, pero no hubo interés, de parte de las autoridades del gobierno, en buscar heridos ni personas en esos túneles, ni se permitió la entrada al penal sino hasta un año después. La explosión final que demolió el penal se produjo cuando no estaba ocurriendo un ataque intenso (nunca se encontró evidencia de que los senderistas contaran con algún tipo de armamento sofisticado, más allá de las pistolas que les quitaron al personal tomado como rehén) sino cuando éste ya había concluido, y ocurrió por voladura de las columnas que sostenían el edificio. Es importante recalcar que en todo el proceso se impidió el acceso a las autoridades civiles, jueces, fiscales, directores de penales y periodistas.
Una evidencia clara de ejecuciones extrajudiciales fue la que trajo consigo la lista de sobrevivientes detenidos que, según el proceso ventilado en el fuero militar, decía que hubo 111 muertos y 34 sobrevivientes, quienes se rindieron, lo que da un total de 145 personas, mientras que la lista extraoficial entregada por el Presidente del Consejo Nacional Penitenciario comprendía 152 reclusos antes del motín.
Dos casos más, comprobados, dan fe de lo macabra que puede resultar una acción armada en supuesta defensa del Estado de derecho pero que en el fondo no es sino una legitimación, vía la utilización de sus mismos métodos, del terrorismo mas insano y cruel.
En febrero de 1986 Nolberto Durand Ugarte y Gabriel Ugarte Rivera fueron detenidos sin mediar orden judicial alguna ni haber sido encontrados en flagrante delito. Al segundo de los mencionados se le obligó a renunciar expresamente al derecho de contar con un abogado defensor. A ambos se les inició un proceso penal por la presunta comisión del delito de terrorismo y fueron trasladados por orden judicial a El Frontón. Recursos de Habeas Corpus presentados por los familiares solicitando protección de la integridad física, el libre acceso de un abogado defensor y la libertad inmediata de los detenidos fueron rechazados. Terminaron confinados en el Pabellón Azul de El Frontón y se encontraban allí al momento de los sucesos. Nolberto Durand Ugarte y Gabriel Ugarte Rivera no figuran en la lista de sobrevivientes y sus cadáveres nunca fueron identificados. Meses después, luego de que el PJ rechazara nuevos recursos de habeas corpus interpuestos por sus familiares en los cuales solicitaban la investigación y el esclarecimiento de su paradero, así como el respeto a sus derechos a la vida, integridad personal y a no ser incomunicados, Nolberto Durand Ugarte y Gabriel Ugarte Rivera fueron judicialmente eximidos de responsabilidad y se ordenó su libertad. Dicha orden resultó ineficaz pues en ese momento dichas personas habían desaparecido, situación que se mantiene hasta el presente.
Todo esto a ti drais te resulta sumamente indigesto de recordar. Cantaleta le llamas, como si el derecho a la vida de las personas fuera una carga molesta en un estado de derecho. En el tema del indulto de Fujimori clamas llorosamente, golpeándote el pecho, rasgándote las vestiduras y clamando piedad que los presos también tienen dignidad. Y lo dices sacando cara por el peor mafioso asesino y ladrón de nuestra historia republicana. Pero en este caso, donde hubo muertes de inocentes, como los casos de Durand y Ugarte Rivera, te transformas en tirano y dices que son cantaletas. Para ti, todo depende del cristal con que se mire, así sean los derechos fundamentales de las personas.
Fueron los terroristas senderistas quienes ocasionaron la intervención del gobierno con su intransigencia, es cierto. Pero nada, entiéndelo bien drais, nada, y mucho menos tus post tergiversantes, puede legitimar la actuación cobardemente abusiva de la Marina en el Frontón y de la GRP y el Ejercito en Lurigancho. ¿Honrar a los héroes del caso El Frontón dices? Te recuerdo que queda como canto de sirena engaña muchachos (eras muchacho en esa época ¿no drais?) la desgraciadamente célebre frase de García “
o se van ellos o me voy yo” para evadir responsabilidades frente a los militares que habían cometido el crimen por orden suya. Ella retrata el enorme escándalo nacional e internacional frente a este crimen múltiple calificado como “
el asesinato masivo más grande durante la lucha contrasubversiva de la década del 80”. Hasta un patético Alan trato de lavarse las manos con esa frase. Pero nunca hizo nada por castigar a los culpables.
Espero que esta “
sabana” haya sido útil para desbaratar dos líneas tergiversantes de la realidad. En los post que siguen me dedicare a responder algunas falacias y absurdos que han sido posteados en relación al caso Chavín de Huantar.
Salud.
PD. Adelantándome a los intrigantes que escudan sus infamias y difamaciones en cobardes condicionales como “
me parece” que seguramente querrán ahora sembrar dudas sobre los hechos que he resumido en este post, les dejo el siguiente link, del cual he extraído la mayor parte del sustento:
Caso Durand y Ugarte vs Perú.