Me atendí una vez en el local que les cerraron, todo por que vi a esa venezolana de caderas generosas, se nombraba Valery o Valeria algo así, 40 soles el masaje y 80 si quería con sexo, sus palabras literales, se esmero en hacer bien su trabajo, pero la falta de privacidad me quito un poco el gusto, de recepción caminabas unos pasos y estaba la camilla, no hay ni donde dejar la ropa, bueno estaba a full con la culona y se escuchaba toda las conversaciones de las otras chicas, hasta cuando llegaban a preguntar los clientes, no le podía conversar mucho por que igual todo se escuchaba, que bajón leer que el nuevo sitio tiene el mismo defecto, iré por un masaje y tratare de sacarle el fono mejor, no me gusto lo de hacerlo en camilla, con el aceite de coco con el que te masajea queda todo resbaloso, en esa ocasión había cuatro chicas, la única pasable aunque gordita y todo era esta venezolana.