El fonzi
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Luego de leer los interesantes relatos de algunos foristas, me anime a recordar un relato que escuche a un putañero, que conocí en la cola que le hacíamos a la puta Briguitte del primer piso del lado derecho en el Trocadero del Callao, haya por el 2010, todos los cofrades escuchamos atentos el relato que nos conto, y que gracias a que un día de invierno lo puse a recordar, paso a relatar...
Se cuenta que hace algunos años en el Trocadero ocurrió un hecho de espanto. Una puta que tenía su cuarto en el 2do piso en el corredor derecho. De tantos polvos que se había dado con sus clientes se había quedado dormida.
En la madrugada, despierta intempestivamente, asustada por la hora, y ve en su celular que son las 3 a.m. Abre la puerta raudamente y observa que el local estaba cerrado, solo algunas luces muy tenues estaban prendidas. De pronto, por su lado pasa un perro negro mostrándole rabiosamente los colmillos, ella asustada se mete a su cuarto.
Pasan los minutos, y escucha estruendosos aullidos de perros, así como que tocan insistentemente su puerta. Al mismo tiempo escucha chasquidos de botellas que se quiebran, así como gritos y quejidos lastimeros. Pone su oído en las paredes y escucha movimientos de catres, como si en los otros cuartos estuvieran cachando frenéticamente.
Continuara...
Se cuenta que hace algunos años en el Trocadero ocurrió un hecho de espanto. Una puta que tenía su cuarto en el 2do piso en el corredor derecho. De tantos polvos que se había dado con sus clientes se había quedado dormida.
En la madrugada, despierta intempestivamente, asustada por la hora, y ve en su celular que son las 3 a.m. Abre la puerta raudamente y observa que el local estaba cerrado, solo algunas luces muy tenues estaban prendidas. De pronto, por su lado pasa un perro negro mostrándole rabiosamente los colmillos, ella asustada se mete a su cuarto.
Pasan los minutos, y escucha estruendosos aullidos de perros, así como que tocan insistentemente su puerta. Al mismo tiempo escucha chasquidos de botellas que se quiebran, así como gritos y quejidos lastimeros. Pone su oído en las paredes y escucha movimientos de catres, como si en los otros cuartos estuvieran cachando frenéticamente.
Continuara...