Continuando el relato:
La verdad es que el día pintaba muy bien, y ella también, realmente cofrades no esperaba nada, tenía muchas ganas de ella como mujer, pero no me pintaba pajaritos en la cabeza... Terminamos de comer, conversamos un rato y de la nada le dije que ya era hora de retirarme, y es en ese momento que me pregunta: A donde te iras? Y yo, en son de broma, le respondí que al Jaka, un viejo lugar de cualquiera que haya pisado la UNSA. Y vuelvo a recalcar cofrades, yo no me pintaba pajaritos con ella, pues como la vi con su novio; y me va diciendo: Vamos? O interrumpo algo?... Yo medio titubeando le respondí que no, no interrumpia nada. Tomamos un taxi en la esquina de San José con San Francisco, hasta ese entonces todo bien, en serio, y seguía en mi papel de muchacho tranquilo que no ve el lenguaje corporal, llegamos, nos metimos a una mesa al fondo, junto a las plantas y pedimos lo popular en época universitaria: 3 chelas... La cosa que ya cuando íbamos por las 6, empieza a llorar y me va contando cosas de su novio, que un día la engaño y entró en un llanto terrible, yo medio cojonudo hasta me sentí mal pues me puse en el papel del novio.
Mis cofrades, hasta ese momento seguía en mi papel de amigo de lágrimas y pedí 3 más, y justo cuando traen las chelas me agarra abajo y me mira directo a los ojos, me sentí tan incómodo, me quede quieto y me empezó a besar, cofrades les doy mi palabra que deje las chelas y salimos raudamente, pare el primer taxi que se cruzo, no pregunte precio de la carrera ni nada, íbamos directo a mi cuarto... Mientras eso yo parecía un pulpo, ella no se quedó atrás, mientras el conductor sapeaba de vez en cuando, agarre esos señores senos, y dentro de mí dije: qué ricas tetas carajo! Como en la película Django con Melania Urbina...