Hola un abrazo y un beso a todos los chicos y chicas que leen mis relatos espero que este también sea de su agrado gracias por cada uno de sus comentarios, deseo mandar un beso especial a todos los amigos que e conocido gracias a esta maravillosa página.
Luego de mi última experiencia con mi suegrito adorado, nuestros encuentros sexuales cada vez eran más seguido, se me hacía necesario poder estar con él, sentir su cuerpo sobre el mío dándome tanto placer que me hacía sentir una mujer realizada, cada experiencia era algo nuevo que aprender había quedado llevarme a bailar el viernes y estaba muy ilusionada con nuestra salida, me estaba preparando durante los últimos dos días pero el mismo viernes llega mi esposo (lo había olvidado) con toda la intención de pasar ese día en casa cosa que yo no quería hacer, peleamos como de costumbre, yo le recrimine que pasaba todos los días en casa y estaba muy aburrida, el en cambio me recriminaba por no entenderlo, así que le informe que había quedado con unas amigas en salir esa noche y que no pensaba cambiar mis planes, el muy disgustado acepto.
Las cosas no iban bien en mi matrimonio pero en ese momento no me importo resolver nada, me di un buen baño y me prepare para la noche: escogí la ropa que usaría esa noche unos días antes, decidí enfundarme en un elegante pero a la par sencillo vestido rojo de escote a la caja bastante pronunciado por la parte de arriba y abajo se trataba de una falda cortita que parecía ser una mini; ropa interior de encaje color negro unos tacos rojos y algo de perfume; cuando salí de casa mi marido quedó molesto, no quería que para una cena de amigas que salía sin él llevase ese vestido, pero no me importo así que me dispuse a salir sin la menor intención de malograr mi noche.
Llegué al restaurante donde me encontraría con mi suegro el aun no llegaba, así que me dispuse a ir a la barra y aprovechar para tomar algo. Conversé durante un buen rato con un hombre muy guapo que galantemente me invito unas copas hasta que sentí que había llegado mi suegro y miraba con atención lo que sucedía; me hice la tonta, como si no me hubiese dado cuenta, quería que fuera él quien se acercara. A los minutos el llego saludándome con un beso muy apasionado tomándome en sus brazos y acariciando mis caderas, le presente a este caballero el cual solo sonrió y se retiro algo avergonzado
Estas para comerte me dijo, yo sonreía y bailamos tomados de la mano como una verdadera pareja, nos besábamos, sentía su cuerpo pegado al mío, reíamos, tomábamos y poco a poco olvidaba a los que se encontraban a mi alrededor, en nuestra mesa seguíamos besándonos y con nuestros arrumacos, hasta me anime a tocarle su miembro con mis manos, el igual me acariciaba cada vez mas fuerte ambos habíamos tomado mucho y quería que no terminara la noche, así que él lo entendió tomamos nuestras cosas y salimos. Estando afuera mi suegrito empezó a mansearme las nalgas mientras nos íbamos a su auto y hablábamos del hostal donde íbamos a pasar nuestra noche más loca (o al menos eso creía yo) y no dimos ni dos pasos cuando me apretó contra él y comenzó a besarme como lo había hecho en la mesa. Me llevó contra la pared del callejón oscuro y empezamos allí a sobarnos mutuamente; lo deseaba tanto que no dudé en dirigir mi mano a su polla y bajar su cremallera para tocarla, acariciarla, sobarla
; mientras él me besaba y como podía metía la mano debajo de mi abrigo y de mi falda para ir a parar al minúscula tanga, del que tiraba con fuerza hasta que consiguió arrancarlo. Era lo más salvaje que me habían hecho nunca así que la situación comenzó a ser tan excitante ahí los dos a oscuras en plena calle y a eso se añadió que mi suegrito adorado no dudó en comenzar a usar sus dedos haciéndome gemir y calentarme a más no poder..
- Ah! MMMMMMMMM!
- Sssssss, nos van a escuchar jaqui me decía él.
- Me da igual, sigue mmmmmm que me gusta, me encante que me trates así mi amor.
Comenzó a embestirme fuerte con sus dedos empapando su mano mientras que con la otra agarraba bien mis nalgas para poder empujar más y más. Yo mientras no dejaba de menear aquella verga dura y gorda que estaba empalmada a más no poder. Deseaba saborearla, había soñado muchas veces en hacerlo en la calle y el peligro de ser descubierta, pero nunca creí que iba a llegar ese momento. Así que aprovechando que esos recuerdos me afloraban y que estaba cachonda, como pude me agaché y me la metí de golpe y ufffffff estaba de vicio, si, de vicio, cuanto más la metía en mi boca más quería, y más, estaba deliciosa; apenas entraba en mi boca de lo gorda que era y la llevaba hasta mi garganta, quería más y cuando escuchaba a mi suegro gemir y pedirme más, más aún me excitaba y más ganas de darle placer me daban. Disfrutábamos de cada lamida, de cada chupada, de cada succión que hacía de su gordo capullo.
- Eso es jaqui, cómemela así, que bien la chupas, eres una buena zorra me decía mientras empujaba mi cabeza contra su tremendo rabo- toma mi verga jaqui, es toda tuya esta noche, te la voy a meter hasta que revientes.
Yo sólo podía soltar gemidos guturales ya que no me daba opción a sacarla de mi boca. Notaba como mi saliva envolvía toda su verga y como resbalaba. Seguía el ritmo que él me imponía con sus empujones en mi cabeza y sus movimientos de caderas.
De repente me pareció oír algo, miré de reojos y pude ver como en la oscuridad una figura nos observaba detrás de unos contenedores, pero aún viendo que yo miraba no se movió de allí, siguió observando cómo le comía la verga a aquel hombre mayor que me trataba como a una puta, comiéndole la verga en medio de la calle. Me resultó excitante aún sin saber quién era, me daba igual, nunca imaginé que aquello supondría ningún problema.
La cuestión es que mi suegro me hizo parar, quería correrse ya pero no en mi boca, por lo menos de momento, así que me puso mirando a la pared y apoyada en las palmas de mis manos, poniendo mis nalgas hacia él para que consiguiera metérmela desde atrás. No tardó en correrse, mientras yo no dejaba de hacer gestos obscenos hacia el "amigo invisible" que se había unido a nuestra fiesta particular. Sabía que entre la penumbra vería como mis dedos entraban en mi boca simulando una polla, como relamía mis labios y como mis ojos pedía más y más.
- Si, si, dame más, quiero que me la claves más, siiiiiii, ahhhhhhh, uffffff, como me coges.
Dolía hasta cierto punto, pero era un dolor que me gustaba, sabía que no tardaría mucho en correrse ya que sus sacudidas eran cada vez más rápidas y fuertes, hasta que llegó el momento
- Me corro jaqui, me voy a correr ya, no aguanto, no aguan
- Siiiii, dámela toda, échame dentro toda tu leche, la noto calentita siiiiiii que bien que bien.
Cuando acabamos el polvazo (porque no tiene otro nombre) ni me acorde del mirón. Solo me dispuse a ponerme bien la ropa y a decirle a mi suegro que nos fuéramos que tenía ganas de cabalgar un rato. Deseaba montarlo, follármelo yo, ser yo quien dominara en algún momento la situación, aunque también deseaba que me dominara más, ser su esclava.
Nos fuimos en su auto y buscamos el primer hostal abierto, mientras nos tomaban los datos me quité el abrigo y pude ver como el recepcionista no dejaba de mirar los pechos. No me había dado cuenta cuando me arreglaba en medio del callejón que había dejado el escote más pronunciado de lo normal y se veían mis tetas bastante llamativas detrás del escotazo del vestido rojo. Mi suegro se dio cuenta y no tuvo otra cosa que decir:
- Las tiene bonitas eh?
- Como dice señor?
- Decía que tiene las tetas bonitas, no te imaginas el atracón que me voy a dar esta noche.
No sé si el recepcionista o yo nos quedamos más cortados, pero me di cuenta del juego de mi suegro y decidí seguirlo. Me cogió por la cintura y allí mismo empezó a besarme a lo guarro, mmmm me encantaba que lo hiciera así y el hombre que teníamos enfrente se quedó bastante cortado, pero eso no le impidió quedarse fijo mirando como aquel hombre maduro me sobaba el culo mientras me besaba pasando la mano a mis senos.
- Aquí tienen las llaves llegó a decir.
- Gracias.
Una vez llegamos a la habitación no pudimos evitar devorarnos como leones, deseándonos el uno al otro; yo sólo quería volver a sentir su polla en mi, en cualquier zona de mi cuerpo, pero no, se limitó a subirme la falda y con el vestido a medio quitar, hecho un guiñapo aún sobre mi cuerpo comenzó a lamer mi coño; parecía un perrito, jugueteando con mi clítoris y lamiéndolo mientras que sus dedos se iban introduciendo en mi agujero chorreando por su saliva y por mis flujos. No me reprimí ni por un momento en dar gemidos de placer, sabía que me iban a escuchar, que podían incluso verme por la ventana (que no nos habíamos molestado en cerrar) pero era un factor más al morbo de toda aquella situación. No me podía creer que pudiera disfrutar tanto poniéndole los cuernos a mi marido y menos con mi propio suegro. Sabía que aquello iba a ser difícil de llevar más adelante, pero en ese momento estaba disfrutando como nunca lo había hecho; a mi suegro le gustaba llamarme puta, zorra, guarra y en ese momento a mi me excitaba hasta más no poder; mi marido jamás me hubiera dicho esas cosas, es demasiado clásico en esto del sexo, pero mi suegro siempre estaba llevándome hasta extremos insospechados.
Una vez me hubo relamido bien el coño, no dejó que me desnudara, se limitó a bajar las mangas de mi vestido dejando las tetas al aire y me levantó la falda, se veía que aquello le excitaba y a mí también me gustaba, así que era un aliciente más para la situación. Se tumbó en la cama y lo desnudé muy rápido, estaba deseosa de cabalgarlo como he comentado antes y así lo hice; una vez lo tuve desnudo completamente abrí bien mis piernas y comencé a rozar mi coño por sus piernas; sé que deseaba penetrarme ya, pero yo tenía que llevar aquello a puntos más calientes; con él pude practicar las expresiones de zorrona que nunca me había atrevido con mi marido, relamiéndome los labios, sobándome las tetas, mientras me deslizaba de arriba abajo casi hasta ponerle de nuevo el coño en su boca, eso sí, haciéndole sufrir un poco y quitándoselo enseguida. Comencé a besarle todo el cuerpo, aunque para ser más exacta, más que besarle le lamía todo el cuerpo: las orejas, los labios, el cuello, el pecho, el abdomen, la verga, las ingles, rodillas, el pie
y otra vez arriba, hasta que ya no pude más, subí rápidamente y me la metí de golpe; no pudimos evitar dar un grito de placer los dos; la verdad es que necesitaba exteriorizar todo el gusto que me estaba propinando ese cuerpo y no dudaba en decirle todo aquello que me venía a la cabeza.
- Si, si, si, ah, ah, ah, me corro joder me voy a correr si si si si si ahhhhhhhhhhhh
- Eso es, sigue así, no aguanto, no aguanto, si venga dame más, más, ahhhhhhhhhh
En ese momento noté como aquel caño de semen volvía a fluir por mis entrañas.
Durante un rato estuvimos tumbados en la cama, acariciándonos y besándonos, comentando lo genial que había sido aquella experiencia, que había que repetirla aunque iba a ser difícil poder coincidir y salir una noche solos, aunque ¿Quién ha dicho que sólo se coge de noche?. Pero bueno, fue una conversación muy agradable entre besos, palabras, caricias, y restregones.
Por desgracia todo lo bueno no dura para siempre y mi suegra una mujer alegre enfermo, le detectaron un cáncer muy delicado; mi suegro no lo pensó 2 veces y se la llevo a USA despidiéndose de mi, otra vez estaba sola
Espero sus comentarios
Jaqueline