lechespeza
Coronel
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20 Years of Service
Bueno pero no sé puede negar que sigue estando rica, y las fotos no son de hace 10 años, eso sí la tía es recontra cachera.
bueno, a ver, a ver..., a ciencia cierta no sé de qué año serán las fotos de la tía Francheska, mi estimado parerillo @Pajillero , pero recuerdo que cuando la visité por primera vez hace como 6 o 7 años por Miraflores (o quizá más), las fotos con las que se publicitaba mostraban a una señora de entre 5 a 10 años menos (y bastantes kilos menos además), osea que la seño usa un photoshop que le reduce kilos y edad por decenas, fácil.
No tengo problema con que Francheska se quiera quitar la edad. Todas las mujeres lo hacen, así que ni modo, ya estamos acostumbrados. Lo que no debe quitarse ninguna mujer es las ganas de cachar rico. Cuando pierden eso ahí sí la cosa se acabó.
Esto que hablamos aquí de la edad, o de las fotos es solo para los demás cófrades, porque nunca falta el novato que ve las fotos de una publicidad y cree que va a encontrar a una MILF de 28 años, y lo que va a encontrar es (ojalá) a su mamá, o si los cófrades son muy jóvenes, a su abuelita en enaguas...
Pero sí, es mayorcita.
Recuerdo que la primera vez que la vi, en realidad no había quedado con ella sino con su compañera, con quien la verdad no pasó nada: ni gracia, ni cuerpo, ni actitud. A la tía Fran la pesqué sin querer, cuando se estaba arreglando con la puerta abierta del baño. Estaba así, al natural, con sus tacos, acomodándose la lencería frente al espejo, admirando su belleza completamente ensimismada al punto que no notó mi presencia. La vi de perfil, con sus tacos, el pelo medio recogido, y las grandes mamas que sobresalen de ese cuerpo pequeño y hasta desproporcionado. Me quedé medio lelo, porque además en esa pose en que la pesqué, a la que vi fue a una antigua y muy querida amiga con la que había tenido tardes y noches de lujuria y pasión por demás imborrables. El hecho de yo estar ya de salida y no poder dar marcha atrás, ni por tiempo ni por dinero, me dejó con la tarea de saber quien era esa mujer para contactarla y regresar. Y así hice.
Pero como suele sucedernos a todos los que vivimos el erotismo más en nuestra imaginación que en la realidad, cuando quedé con ella para ir a visitarla lo que apareció en el cuarto distaba mucho de mis recuerdos, de esa puerta entreabierta, de ese parecido con mi amiga, y de todo lo que estuve imaginando durante semanas hasta el encuentro.
Esa primera visita no fue buena porque había mucho sobrepeso del que no me percaté en el baño, por estar mirando su rostro y lo que hacía frente al espejo. Por dejar que mis ojos se prendieran de sus mamas. Lo que de cerca hubo, y en cuatro, fue una guata grande. Se veía ya una señora de bastante más de 40 años, y por cierto, bastante mayor que los recuerdos que tenía.